Viernes, 26 de Abril 2024
Lunes, 09 de Mayo del 2022

Ayunos prolongados, ¿técnica eficiente que genera beneficios o práctica irresponsable y peligrosa?

En las últimas semanas se dio a conocer la historia de Gabriel Gonzalez, un funense de 44 años que realizó un proceso de “ayuno prolongado” de 19 días. De inmediato, se pronunciaron voces a favor y en contra.

Gabriel quiso contar su historia. Luego de un recorrido personal, en donde los ayunos intermitentes ya eran parte de su rutina, se decidió por realizar lo que se conoce como “ayuno prolongado”, tal como su nombre lo indica, la persona no consume alimentos durante varios días, pero sí se toma agua.

Se define como un gran defensor de los beneficios que el ayuno genera en las personas: “Es un proceso de reciclado de las células, que trae múltiples beneficios para nuestro cuerpo. También soy un gran defensor del consumo de agua de lluvia estructurada”.

Gabriel, su esposa y sus dos hijos viven en el barrio Funes City, en una casa sustentable, que cuenta con varios sistemas ecológicos: Home BIO gas cosecha de agua de lluvia y potabilización, energía geotérmica para refrigeración y calefacción, biodigestores con una huerta encima para aprovechar la fertilización de suelo, farmacia natural, techo vivo, bicontrucción en planta alta, efecto invernadero, compost, estufa a cassette, estufa bioetanol. 

Gabriel es reikista, bioconstructor, sustentador y terapeuta holístico, sobre lo que lo motivó a hacer esto, cuenta: “Había un llamado interior que me hizo investigar sobre los beneficios del ayuno prolongado”. Así fue que descubrió sobre la autofagia: “la autofagia es un proceso de reciclado de las células que trae múltiples beneficios para la salud” profundiza.

Entre los beneficios, enumera: mayor capacidad cognitiva, regeneración celular y mejor funcionamiento de todos los órganos, además del descenso de peso. “Nos ayuda a desintoxicarnos y dejar esos viejos patrones que nos llevan a hacer cosas que no queremos hacer detrás” profundiza Gabriel. 

Cabe señalar que, en los ayunos intermitentes o prolongados, la energía necesaria para las actividades diarias se obtiene de las reservas calóricas que hay en el cuerpo. Y es cuestionada por muchos profesionales ya que señalan que, a pesar de registrar una pérdida de peso, también genera efectos nocivos para la salud de las personas.

En referencia a esto, Gabriel insiste en que la intención de él es contar su experiencia e insistir sobre la idea de que “hay otras formas de sanarnos, no sólo las convencionales”, y se sinceró “no es fácil hacer esto”.

“Esto no es nuevo para mí, en mi caso el ayuno me permitió desintoxicar mi cuerpo, perder once kilos, que mis emociones estén más estables, mejorar mi calidad de sueño y tener hábitos más saludables” enumeró el funense que invita a médicos y profesionales de la salud a hacer un seguimiento de su próximo ayuno para poder tener pruebas científicas de los resultados del mismo. 

Compartido en redes sociales la experiencia de Gabriel, muchos usuarios se pronunciaron a favor y en contra de la práctica. Haciendo hincapié, algunas nutricionistas, en la importancia de remarcar que una experiencia personal no puede ser tomada como algo general. Y en esa línea, seguir con planes de alimentación equilibrados, “que cumplan las leyes de la alimentación, que tengan sustento, y con base a lo que debe de ser funcional para cada persona”.

Cinco miembros del grupo “Nutricionistas Funes”: Analía Rodriguez, Gabriela Cortamira, Antonela Russo, Belén Moine y Greta Gentili, se pronunciaron sobre el tema con el siguiente comunicado:


¿QUE HAY QUE SABER ANTES DE SOLTARNOS A UNA PRACTICA RECOMENDADA POR LAS REDES SOCIALES DE AYUNO PROLONGADO?

Como nutricionistas de Funes nos encontramos en la necesidad profesional de dar a conocer nuestra postura ante las recomendaciones que se vienen difundiendo como desafíos muy prometedores en el descenso de peso. 

Consideramos que es importante que se aclaren algunos puntos que atañen a la salud como consumidores masivos que somos de información instantánea y accesible;

Punto 1: Que las prácticas de AYUNOS solamente se justifican cuando son diseñadas bajo prescripción de un profesional de la salud capacitado para buscar objetivos terapéuticos (no solo bajar de peso), bajo la forma de AYUNO INTERMITENTE, y no para todas las personas por igual bajo la misma modalidad.

Punto 2: Que la práctica espontanea de ayunos prolongados con X objetivo y sin supervisión de un profesional puede generar ciertos riesgos en niños y adolescentes como hipoglucemias, lipotimia, desordenes en el ciclo de sueño – vigilia, Trastornos de la conducta alimentaria (anorexia y bulimia), alteraciones en el equilibrio hidroelectrolítico, deshidratación, alteraciones en el estado de ánimo, disminución del rendimiento deportivo y/o académico, AUMENTO DE PESO por el efecto rebote post ayuno cuando se reinicia la alimentación normal.

Punto 3: Que los ayunos prolongados con objetivos religiosos, como desafíos personales o por creencias particulares son justamente PARTICULARES, INDIVIDUALES y NO GENERALIZABLES para todos por igual. Que cada cuerpo es DISTINTO y cada metabolismo responde de una u otra manera en función a muchísimas variables.

Punto 4: QUE NO SE BAJA DE PESO AYUNANDO. Que NO COMER no nos lleva a bajar de peso como método seguro. Que la mejor manera para bajar de peso y sentirme bien es COMIENDO sano, equilibrado, variado, adecuando a todas tus posibilidades. Incluso a las emociones. A aquellas que muchas veces nos llevan a abrir la heladera y tenemos la sensación de “no poder evitarlo”.

Un plan alimentario para bajar de peso es aquel que también contemple estas cuestiones, cuando si puedo lograrlo y cuando no también. Repudiamos y deslegitimamos estas formas sugeridas en las redes sociales sin consentimiento científico, las cuales atañen a las vulnerabilidades de nuestros niños y adolescentes como así también a los adultos cuyos sistemas vinculares con la comida muchas veces no son tan sencillos como deseamos

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