Domingo, 17 de Agosto 2025
Domingo, 17 de Agosto del 2025

Funes 150 años: la ciudad que se multiplicó por cuatro

De pueblo tranquilo a ciudad deseada, su crecimiento demográfico e inmobiliario reconfiguró el paisaje urbano y abrió un nuevo capítulo en su historia.

El domingo pasado iniciábamos un repaso sobre la historia de Funes, desde sus orígenes de pequeño pueblo junto a las vías a la enorme y moderna urbe que es hoy. La primera parte del repaso, publicada el domingo pasado, terminó en la década del 90. ¿Seguimos?


A principios del 2000, Funes tenía poco más de 14 mil habitantes. Era, en esencia, una pequeña localidad verde de fin de semana para muchas familias rosarinas, una ciudad satélite que conservaba el ritmo de pueblo y la calma de la periferia. Dos décadas y media después, esa postal armónica dio paso a un fenómeno urbano inédito en la región, una ciudad con identidad propia que logró cuadriplicar su población, atraer inversiones millonarias, consolidar barrios privados y crecer a un ritmo cinco veces superior al promedio provincial, e incluso, destacándose a nivel nacional por su acelerado ritmo de tranformación demográfica.

El Censo Nacional de 2022 arrojó una cifra de casi 40 mil habitantes. Pero no es solo una cuestión de números. Para 2026, los cálculos proyectan una población que superará los 45 mil vecinos, con una fisonomía urbana que se expande de manera radical. En ese proceso, la ciudad se convirtió en la elegida por miles de familias que buscan calidad de vida, espacios verdes, seguridad y cercanía con la Ciudad de Rosario. El fenómeno se aceleró con la pandemia, cuando el modelo de "vivir donde se vacaciona" dejó de ser un anhelo para convertirse en un plan de vida.

A 150 años de la fundación de “El Jardín de la Provincia”, el auge de los desarrollos inmobiliarios explica gran parte de esta transformación. A partir del año 2000, comenzaron a surgir loteos en el límite oeste y norte de la ciudad. Lo que en un principio fueron iniciativas aisladas, se convirtieron con los años en un sistema urbanístico sofisticado, liderado por desarrolladores privados que encontraron en Funes un terreno fértil –literal y figuradamente– para levantar barrios cerrados, condominios, clubes de campo y espacios comerciales integrados.

Uno de los casos más paradigmáticos es el de Kentucky, el barrio privado que marcó una época. Su llegada fue, para muchos, el inicio de una nueva etapa para la ciudad, la del urbanismo planificado, exclusivo y autosuficiente. Luego vinieron Funes Hills, Vida, Miraflores, Vida Lagoon y otros desarrollos que no sólo se multiplicaron sino que expandieron el concepto de “vivir en Funes” más allá del centro histórico y de la vida de las típicas casa quintas temporarias. En la actualidad, hay más de 100 desarrollos urbanísticos activos y al menos 24 barrios cerrados consolidados. Se espera que se multipliquen en los próximos años, ya que la urbanización no para.

En los últimos años, la zona norte de Funes mostró la transformación más visible. Según un relevamiento privado, esa franja concentra más de 376 hectáreas ocupadas por nuevos barrios privados, lo que equivale al 16% de la superficie urbana y cerca del 5% del territorio total de la ciudad. A esa expansión residencial se suman las nuevas aperturas comerciales, gastronómicas y de servicios que acompañan el crecimiento poblacional.

Pero no todo fue empuje privado. El sector público también acompañó con obras y políticas claves. En 2022, Funes puso en marcha su propio servicio de transporte urbano gratuito, la línea UF o mejor conocido por todos los funenses como “El Urbanito”, que recorre la ciudad de norte a sur y conecta barrios con el centro. Ese mismo año se reactivó el tren de pasajeros entre Rosario y Cañada de Gómez, que volvió a tener parada en Funes luego de décadas, proyecto que momentáneamente quedó trunco. En salud, el hito fue la inauguración del sanatorio privado GO de la mano del Grupo Oroño, con más de 7.000 metros cuadrados, posicionando a la ciudad como un nuevo nodo de atención médica.

Ese crecimiento trajo consigo también una nueva composición social. El perfil del vecino cambió, familias jóvenes con alto poder adquisitivo, profesionales con empleo remoto, emprendedores y migrantes internos de otras provincias encontraron en Funes una alternativa viable para asentarse. En paralelo, aumentaron las tensiones típicas del crecimiento urbano rápido, presión sobre los servicios, congestión vehicular, sobrecarga en infraestructura y discusión por el uso del suelo.

La transformación fue tan rápida que dejó a muchas instituciones desbordadas. El sistema educativo, por ejemplo, debió ampliar su oferta ante la explosión demográfica infantil. Las escuelas públicas sumaron turnos, los colegios privados expandieron matrículas, y aún así la demanda supera la capacidad disponible. En cuanto al planeamiento urbano, las autoridades locales enfrentan el dilema de seguir promoviendo el desarrollo y la expansión de infraestructura, desde asfalto para nuevas calles, veredas y servicios básicos.

Hoy Funes es una ciudad que combina un presente de prosperidad con un futuro lleno de interrogantes. Lo logrado en 25 años es notable, crecimiento sostenido, inversiones estratégicas, desarrollo de infraestructura y una consolidación urbana que la posiciona como una de la localidad más dinámicas del Gran Rosario.

Si algo enseñan estos años de transformación, es que el desarrollo no se mide sólo en metros cuadrados construidos o en cantidad de habitantes. También se mide en planificación y en proyectos con propósito y calidad, para distinguirse de otras ciudades. Funes es un lugar donde se construye el futuro y esa es la fortaleza más grande que supo conquistar en sus 150 años de existencia.

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