Domingo, 10 de Agosto 2025
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150 años: El camino de Funes, de aquel paraje rural a una ciudad pujante y con sello propio

Un repaso por los orígenes de la ciudad, con una evolución marcada por la inmigración, la producción rural y el crecimiento urbano.

Cada localidad tiene un momento fundacional que define su rumbo. En el caso de Funes, ese punto de partida se sitúa el 20 de agosto de 1875, cuando comenzó a trazarse lo que en aquel entonces se conocía como Villa San José, aunque también circulaba entre los vecinos el curioso nombre de San José de los Sapos. El proyecto fue impulsado por la Compañía de Tierras del Ferrocarril Central Argentino, en tiempos en que los rieles marcaban el pulso del desarrollo en gran parte del país.

Detrás de la planificación urbana estuvo Tomás de la Torre, quien diseñó la localidad siguiendo la línea del ferrocarril Rosario–Córdoba. El trazado de calles se pensó casi como un espejo del tendido ferroviario, una decisión estratégica que garantizaba la conexión con el resto de la provincia. De hecho, el tren comenzaría a detenerse allí gracias a un sistema de banderas ideado por los primeros habitantes, quienes avisaban al maquinista si había pasajeros para subir o bajar. Así se fue gestando el que años después se conocería como “El Jardín de la Provincia”.

La historia de Funes es inseparable de la llegada del tren. El 23 de marzo de 1876, a pocos meses de su fundación, se inauguró la estación local, que finalmente adoptó el nombre de Funes como homenaje a Tomás de la Torre Funes, una figura destacada de la política y la diplomacia del siglo XIX. Este pequeño nodo ferroviario se transformaría en la puerta de entrada al desarrollo económico y social del pueblo.

En sus primeros años, Funes fue una localidad de perfil netamente rural, habitada en gran parte por descendientes de inmigrantes italianos y españoles, cuyas costumbres y valores arraigaron en la identidad local. La economía se sustentaba principalmente en la agricultura y la ganadería, dos actividades que encontraron en el ferrocarril una herramienta fundamental para acceder a mercados más amplios.

Con el correr de las décadas, y especialmente desde los años '30, el pueblo comenzó a experimentar una transformación urbana. Surgieron los primeros loteos planificados, se inauguraron escuelas y se fundaron clubes e instituciones que marcaron la vida social de la comunidad. En 1933, el crecimiento demográfico y la expansión comercial era notoria Funes alcanzó un hito clave, obtuvo el estatus de comuna, lo que le permitió contar con una administración local más sólida y capacidad para responder a las demandas de su creciente población.

En paralelo, Funes fue ganando prestigio como destino de esparcimiento. Muchas familias rosarinas comenzaron a construir allí sus casas de fin de semana, atraídas por la abundante forestación, el aire puro y la tranquilidad. Los jardines bien cuidados y los bulevares arbolados le valieron el mote de “Jardín de la Provincia”, una imagen que hasta hoy perdura en la memoria colectiva.

Sin embargo, la historia de Funes no quedó detenida en el paisaje bucólico de las quintas y los fines de semana. Hacia los años '70 y '80, el crecimiento urbano se intensificó. Nuevos barrios comenzaron a poblar el oeste funense, mejoró la infraestructura y se afianzaron los servicios públicos. El perfil de “ciudad dormitorio” que comenzaba a tomar forma —donde muchos dormían en Funes pero trabajaban en Rosario— pronto se transformó en algo más complejo.

La población aumentó considerablemente, sumando tanto a rosarinos que decidieron cambiar de vida como a familias provenientes de otras localidades del Gran Rosario e incluso de otras provincias. La cercanía con Rosario seguía siendo un atractivo, pero Funes empezaba a construir su propia identidad urbana. Comercios, escuelas, clubes, propuestas culturales y un entramado social activo le dieron un nuevo impulso.

Ese proceso sostenido culminó en 1991, cuando Funes fue declarada ciudad de manera oficial. La noticia fue mucho más que un cambio de categoría administrativa: era la confirmación de una transformación que llevaba décadas gestándose y que aún no conocía lo que venía, la fuerte transformación urbana que partió en el nuevo milenio.

Desde entonces, Funes no paró de crecer. Lo que en sus orígenes fue un paraje rural moldeado por el paso del tren y las tradiciones inmigrantes, se transformó en una ciudad dinámica, hoy clave en el Área Metropolitana de Rosario, pero con una identidad propia que la distingue y con una historia que día a día sigue escribiéndose.

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