Domingo, 06 de Julio 2025
Domingo, 06 de Julio del 2025

Es de Funes y encabeza una fundación con la que, desde el rugby, busca insertar a presos en la sociedad

Se trata de “Tercer tiempo”, una iniciativa que comenzó hace 10 años y fue sumando actividades y contención para quienes buscan una segunda oportunidad.

Fernando Benitez ama el rugby y desde hace tiempo lo practica; incluso acompañando a su hijo como preparador cuando él lo jugaba. En base a ideas que conoció, desarrolladas en distintos países, sumó adeptos y comenzó hace más de 10 años la de enseñar rugby a personas privadas de su libertad en la ciudad de Rosario. Mediante el rugby se aprendía de reglas, de disciplina, se trabajaba en equipo, se descargaba energía (y bajaba notablemente el nivel de violencia en los pabellones), se sociabilizaba, se hacía deportes y se olvidaba de a ratos dónde estaban pasando su día a día. Así nació la Fundación Tercer Tiempo (@fundaciontercertiempo), que hoy no sólo lleva el rugby a las cárceles de toda la provincia, sino que también el equipo se amplió con profesionales de la psicología, asistencia social, entre otras. Y cuando salen trabajan en conjunto con la Cooperativa Esmeralda, donde realizan catering, productos alimenticios, reciclado de plástico, textil y muchas cosas más.

Pero eso no es todo: también, en el espacio de su fundación, ofrecen capacitaciones de oficios abiertos también a la comunidad de tatuajes y muchos otros.

“Todos saben que nuestra condición para trabajar con ellos dentro de las cárceles es que se comprometan y no reincidan. Muchas veces se logró, otras no”, dijo Benítez a InfoFunes sobre el ‘leitmotiv’ que tienen quienes participan de estos entrenamientos y demás actividades que les ofrecen, como las capacitaciones en oficios.

“La idea siempre fue acompañar al que cumple una condena. Eso si, no trabajamos nunca ni con ofensores sexuales, victimarios de violencia de género o fuerzas de seguridad detenidos, tampoco con jefes de bandas”, aclaró y agregó que siempre apelan “a la responsabilidad individual de la persona”.

El equipo de la Fundación Tercer Tiempo hoy tiene presencia en todas las unidades penitenciarias de la provincia, entre ellas las de Rosario, Piñeiro, Pérez, Coronda y Santa Fe capital. “Recién ahora es cuando se nos permitió trabajar con el consumo problemático de sustancias y para ellos agregamos a unos 15 profesionales trabajando en el tema. Nos interesa trabajar mucho la revinculación con el afuera, porque una persona que sale de la cárcel va a pedir un trabajo y su certificado de antecedentes le sale negativo, y no lo van a querer contratar, ya conocemos esa historia. Aunque con mucho orgullo podemos decir que varios chicos hoy son repositores en supermercados, perfumerías y otros negocios, con lo cual vemos que muchas más personas hacen posible esta segunda oportunidad".

Más que una fundación, un hogar

La Fundación Tercer tiempo tiene su sede en Rueda y Esmeralda, en Rosario, y desde allí funcionan los talleres de capacitación en oficios, con el formato de un centro de día. Allí, de lunes a viernes van quienes recuperaron su libertad y público en general a aprender sobre reparación de bicicletas, tatuajes, panificación, impresión en 3D, textil, fotografía, y mucho más. “Buscamos la manera de contener a esa persona para que pueda ganarse el mango una vez que sale, cosa que no es fácil en esta nueva etapa de su vida”, señaló.

Y explicó: “A lo largo de estos años nos fuimos encontrando en el camino con ciertas cuestiones que no se solucionaban con la actividad lúdica, y desde los centros nos pedían mayor presencia, así que por eso expandimos el equipo y las propuestas. La persona privada de libertad tiene su entorno afectivo fuera, sea padre, madre, pareja, hijos, y eso también se ve influenciado por la persona privada de la liberad y fue uno de los primeros problemas que vimos. Vos pensá que un hermano, un hijo o hija, a lo mejor crece visitando a su familiar, y normaliza la situación, y tal vez no tiene opción de elegir, pero es el camino que va a llevar en su vida también”.

En la misma línea, agregó: “Lo mismo con la guardería que tenemos en la fundación. La zona en la que estamos instalados es una de mucha necesidad, y hay muchos jóvenes que se buscan el mango cirujeando. Todos sabemos que no está bueno que sus chiquitos los acompañen a juntar cartones o demás, por eso les damos la posibilidad de que se queden en nuestra guardería, donde también almuerzan o meriendan y, de a poco, les vamos dando una mano y mostrando a esos chiquitos que se puede soñar, y de grandes trabajar por un futuro mejor”.

Cabe señalar que en la guardería infantil también acompañan con el calendario de vacunas y demás, ya que trabajan en conjunto con el centro de salud del barrio, y prestan sus instalaciones al Centro de jubilados Aurora, en todo un ejemplo de convivencia.


Apoyo externo

Así como las experiencias conocidas en España, Sudáfrica y Venezuela, además del grupo Botines Solidarios de Argentina, Benítez y amigos encontraron en el rugby una posibilidad de ayudar. “Quisimos meternos en la cárcel, fue muy ingenuo ahora que lo vemos desde lejos, pero en el camino fuimos creciendo en medio de esta población inhóspita pero que con este deporte que tiene muchas reglas y que si no las entendes no podes jugar, ellos lo fueron entendiendo”, dijo.

Además, agradeció el apoyo de los clubes de Rosario, quienes les han brindado ayuda y elementos, incluso cuando el seleccionado juvenil de Nueva Zelanda visitó la ciudad por el Mundial Juvenil, años atrás, visitaron la cárcel para alegría de los internos. También comentó que tienen permisos para realizar partidos entre internos y equipos como de algunos clubes, incluso del Colegio de Abogados en la cancha en el Hipódromo de Rosario.

“La violencia urbana es un problemón en toda la provincia y tratamos de poner nuestro granito de arena para frenar este flagelo. Yo quiero que mis hijos salgan a la calle tranquilos, todos queremos eso. Pero bueno, no hay que perder de vista que hasta los que tienen cadena perpetua van a salir de las penitenciarías. Hoy se estima que son unos 12 mil presos en toda la provincia, y nosotros trabajamos con unas 300 personas. Aún nos queda mucho por hacer”, concluyó.

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