De un diagnóstico fatalista hace 15 años, a una colecta que moviliza a toda la ciudad
Ramiro Morales es resiliente, valiente y principalmente obstinado. Lo heredó su madre, seguro. Juntos llevan adelante una lucha que incluye dolor, engaño, y, claro, amor. Su historia, en detalle, en esta nota. Y al cierre lo más importante: cómo podemos ayudarlos.
Rami nació el 31 de julio de 2006. Ale su mamá estaba de 29 semanas de gestación y empezó con contracciones. “Fui al Sanatorio Parque, y no me quisieron revisar, me dijeron que era normal, y que tenía miedo de primeriza”. Como los dolores seguían cada vez más fuertes, fue al dispensario Houssay.
“Allí me atendió el doctor París, él nos salvó la vida a los dos. Cuando me vio, llama al sanatorio urgente para que me esperen porque me va a llevar con 10 de dilatación. Vamos en ambulancia. Entramos a la guardia y estaba la obstetra que me había visto hacía un par de horas y dice “¿otra vez esta mamá?" el doctor París le dice que me atienda urgente que ya estaba con dilatación completa, 29 semanas de embarazo y Rami ya estaba en canal de parto; así que nació por parto natural” recuerda Alejandra.
Ese hecho de mala praxis y violencia obstetricia que vivieron, marcó para siempre la vida de ambos. Ramiro padece de leucomalacia periventricular, un tipo de lesión cerebral que afecta a los bebés prematuros. A él le afectó la motricidad, mayormente de sus miembros inferiores y el lado derecho.
“Cuando nació ni lo pude ver, lo llevaron directamente a neonatología. Ahí estuvo dos meses. Uno con respirador y un mes más haciendo tratamientos y esperando evolucionar. No lo podía ni tocar porque se sobre estimulaba. Recién al mes, me lo dieron para tenerlo en brazos. Era diminuto y se agarró tan fuerte de mi bata q no podían abrirle las manitos” relata la mamá.
“Esa hora fue una de las más hermosas de mi vida y pasó volando. Pronto vinieron a buscarlo para devolverlo a la encubadora. Y así pasaron los días, yendo al Sanatorio dos veces al día para verlo una hora. A los 62 días nos dan el alta. Me mandan a estimulacion temprana y ahí empezó el largo camino de su recuperación”.
Desde que Rami nació hace rehabilitación neurológica, kinesiología, fonoaudiología y terapia ocupacional. La obsesión de los médicos por los diagnósticos fatalistas a madres y padres, hizo lo propio y Alejandra le dijeron cosas como: “no va a sobrevivir, nunca va a caminar, si sobre vive será como un vegetal”.
“Cuando Rami estaba en Neo, le detectaron una retinopatía, que tuvieron que tratar urgente con láser para evitar la ceguera. Fui a todos los lugares posibles donde pudieran ayudarlo a caminar, hizo un mes de rehabilitación en Córdoba, empezó a usar férulas y estaba en silla de ruedas. Así pasaron los años siempre sin bajar los brazos” relata la mujer sobre los primeros años de vida.
Y recuerda como si fuera ayer: “En Neonatología le decían no podían creer ni los médicos lo bien que estaba Ramiro a pesar de ser muy chiquito. Al nacer pesó 900gr y nada de lo que uno veía estaba completamente desarrollado. El nacimiento de Ramiro nos cambió a todos”.
En todo este trayecto, en el 2017, el papá de Rami fallece de una manera fea y traumática para todos. Sobre ese episodio, Alejandra cuenta: “Los meses posteriores fueron muy difíciles adaptándonos a una nueva vida, conteniéndolo y ayudándolo a aceptar esto, qué no sé si se acepta del todo, pero se aprende a convivir con eso”.
Y continúa: “Por suerte, en mi vida apareció un amigo de mi infancia, que cuando se enteró de la situación se puso codo a codo con nosotros para ayudarnos muchísimo y acompañarnos en todo esto y el día de hoy es mi pareja. Vivimos los tres juntos y realmente, Adrián, es un gran apoyo para nosotros”.
A los 10 años le realizaron una operación en ambas piernas y ambos pies. Le colocaron plaquetas y tornillos y les dijeron que las operaciones iban a ir acompañando su crecimiento. Ahora Ramiro tiene 15 años y le tocaría la segunda cirugía: “llegó el momento de retirar algunas de esas prótesis y de colocarle otras nuevas, además de acomodarle las caderas”.
Alejandra, que supo reponerse a todas las adversidades, asegura que su único proyecto es que Rami sea feliz, que pueda lograr sus objetivos y que pueda crecer lo mejor posible. “Por eso, ahora que ya pasó todo lo peor, mi objetivo era que pudiera estar más tranquilo y vivir más cómodo dentro de la casa. Siempre quiso un ascensor para poder ir a la planta alta y nunca pude, pero pensé que ya era momento de poder darle ese gusto, además de que se va a hacer otra cirugía y que va a estar de nuevo en silla de ruedas”.
Con ese fin, estuvieron juntando dinero desde el año pasado para la cirugía, ya q hay prótesis que la Obra Social no reconoce, y para instalarle el elevador. Lamentablemente, el 11 de marzo sufrió una estafa virtual en Banco Galicia. “Hice un reclamo de un seguro del hogar, pero en lugar de pagarme el seguro, me vacían las cuentas y todo lo que venía juntando lo perdí” se lamenta.
Es ahí cuando una vez más, la solidaridad de la gente de Funes se pone en marcha: “Cuando la gente se enteró empezó a colaborar, me ofrecen ayuda a través de rifas, me donan cosas para vender y me dan la idea de abrir una cuenta donde cada uno pueda depositar lo que puede. Y estamos en eso”.
“Dentro de todo lo feo que pasó lo de la estafa fue como un balde agua fría, pero eso trajo toda esta otra parte linda de conocer un montón de gente buena, gente que colabora, solidaria, desinteresada, que se ofrece desde dónde puede. Recibo ayuda de gente que ni conozco” insistió Ale.
“De mi hijo yo aprendí a no bajar los brazos a luchar, a soñar, a tener esperanza y a sonreír siempre. Aprendí que nada es eterno y que todo puede estar bien en la vida. Él fue un nene siempre muy positivo desde muy chiquito, siempre muy feliz, simpático muy risueño, muy dado con todo el mundo. Ahora está en su adolescencia y la lleva bastante bien. Es más, ¿a veces pienso porque los “normales” no nos adaptamos un poquito más a ellos? al verlo como él trata de adaptarse y que a veces se le hace imposible y así todo sigue adelante” reflexionó.
Finalmente, esta mamá luchadora e incansable, no quiso dejar de agradecer a todos los que fueron colaborando y siguen haciéndolo, ya que todavía falta bastante para alcanzar el monto necesario para costear el elevador y las prótesis. “No quiero dejar de agradecer a TODOS. A tanta que se acercó ofreciéndose para lo que sea. Y a todos los que colaboran desde su lugar depositando lo que pueden o difundiendo. Todo ayuda, todo suma y entre todos se le puede hacer la vida más fácil a Rami. gracias por ayudarme a cumplirle un sueño a mi hijo” concluyó.
El monto que se necesita recaudar es de 2.500.000 pesos. Si te gustaría colaborar, las cuentas habilitadas para hacer la donación son:
ALIAS de CBU: DRAMA.SOTANA.MIRADA
CBU:3300036520360725119079 (Bco.Santa Fé)
ALIAS de CBU: CEREAL-ALDEA.CIPRES
CBU:0070103330004149328048 (Bco.Galicia)
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