Martes, 24 de Septiembre 2024
Lunes, 06 de Febrero del 2023

El mes de relleno: ¿Por qué y desde cuándo febrero tiene 28 días?

El calendario ha sufrido muchas modificaciones a lo largo de la historia: febrero fue el mes más "joven".

Hoy nos parece que el calendario tiene un sentido completo y de orden y que siempre ha sido así. Doce meses, con duraciones similares, por las fases de la luna y el sol. Sin embargo, hay una anomalía que comprobamos todos los años. Febrero tiene solo 28 días, y, cada cuatro años, 29.  ¿Por qué esto es así? ¿Cuál es la historia del mes que acabamos de empezar? La realidad es que tanto febrero como enero son dos meses relativamente jóvenes . Los últimos que se incorporan al calendario. Y se sumó para “rellenar” un hueco del tiempo que, hace mucho tiempo, n ni siquiera se tenía en cuenta.

Hasta  el siglo VIII a. C., en la noche de los tiempos , los romanos medían el tiempo de acuerdo con el calendario de Romulus, un antiguo almanaque que solo recogía 10 meses de 31 días y que empezaba en marzo y terminaba en diciembre. Solo constaba de 304 días porque, en aquellos tiempos tan ligados al campo y la agricultura, el periodo que ahora contamos como enero y febrero, es decir, la parte más cruda del invierno, ni siquiera se tenía en cuenta,  porque no podía llevarse a cabo las labores del campo. Simplemente, no valía la pena contabilizar esos días.

Sin embargo, con el tiempo fueron conscientes de que esos días se establecieron por diferentes razones prácticas y organizativas. De manera que alinearon el calendario con las fases lunares primero, y el año pasó a tener 355 días repartidos en 12 meses. Fue en ese momento en el que se operó enero y febrero. Para evitar que los días del año sumasen impares y ajustar correctamente los días a las fases de la luna, febrero nació con 28 días. Más adelante, el criterio de organización cambió: el Sol era quien debía regir la duración del año. Hacían falta más días en el calendario, unos diez, y algunas horas más (seis, en concreto) para que el ajuste fuera perfecto.

En el año 45 de nuestra era Julio César encargó un calendario nuevo con 365 días y seis horas (exactamente el tiempo que habían calculado los egipcios) y por eso repartieron los diez días entre los meses, pero comenzando en marzo que era, según la antigua tradición, el primer mes del año, el del comienzo de las labores agrarias. Por eso, los días se fueron sumando a los meses que tenían 29 o 30, para redondearlos en 30 y 31 días. El reparto no le llegó a febrero, que se quedó con sus 28. Esas seis horas de más que o se contaban cada año, se sumarían cada cuatro en un día extra. Esa fue la “pedrea” que le tocó a febrero: los años bisiestos tendrán 29 días parta febrero.

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