El centro histórico de Funes: de corazón fundacional a eje urbano moderno
A 150 años de la fundación de la ciudad, el área central refleja los cambios sociales, comerciales y territoriales que redefinieron su función original.
El centro histórico de Funes nació junto a la ciudad misma. Desde sus primeros años, cuando la estación de tren marcaba el ritmo de la vida local, este sector concentró las instituciones clave: la Municipalidad, el Concejo, bancos, la cooperativa telefónica y los principales comercios. Fue allí donde se estructuró el corazón institucional, administrativo y comercial de la ciudad. Esa identidad se mantuvo durante décadas, consolidando un núcleo urbano funcional, cercano y representativo para generaciones de funenses.
Sin embargo, el crecimiento demográfico y urbanístico que se intensificó a partir de fines de los años noventa modificó progresivamente esa estructura. Aunque los cambios fueron graduales, el punto de inflexión llegó en 2010. A partir de entonces, el casco céntrico comenzó a adoptar una nueva fisonomía, acorde a los cambios que vivía la ciudad. Germán Nocera, titular de la Asociación Empresaria de Funes (AEF), explicó consultado por InfoFunes: “A partir del año 2010, con el crecimiento urbanístico y la llegada de nuevas familias, el casco céntrico incorporó una nueva impronta con la creación de paseos comerciales como Funes Mall, Paseo Victoria, Paseo Madero y Paseo Jardín, sumados a obras de infraestructura que fortalecieron la conectividad y el desarrollo de la zona”.
Estos espacios marcaron un quiebre en la configuración tradicional del centro. Hasta ese momento, su identidad había evolucionado de forma contenida, respetando en gran medida el trazado y la lógica del pueblo original. Pero con la llegada de los nuevos paseos, el paisaje urbano cambió. De este modo, se diversificaron las ofertas comerciales, aparecieron nuevas dinámicas de circulación y se generaron puntos de atracción que revitalizaron el área. Este proceso, según Nocera, no fue aislado ni excluyente, sino parte de una transformación mayor que acompañó el desarrollo del resto de la ciudad.
Hoy, el centro de Funes enfrenta una etapa de consolidación. A sus funciones históricas, se le suman nuevos desafíos. La ciudad busca dotar al centro de una modernización acorde a los tiempos actuales, incorporando mayor densidad poblacional a través de condominios y edificios de departamentos, lo que implica no solo una renovación edilicia, sino también una adaptación del espacio público. “El centro de Funes se proyecta como un distrito administrativo, financiero y comercial, con el desafío de modernizar sus espacios, incorporar mayor densidad poblacional y consolidar un corredor urbano sobre las calles Pedro Ríos y Tomás de la Torre que funcione como espacio recreativo y social para todos los vecinos”, destacó Nocera.
Esa idea de un paseo en esa zona sintetiza un anhelo compartido: generar un eje urbano que promueva el encuentro, el paseo, la convivencia entre residentes y visitantes. Si bien no se trata de una costanera tradicional, ligada a un cuerpo de agua, la propuesta busca emular esa función social y estética que tienen los bordes urbanos bien diseñados. Es una apuesta a un centro más abierto, integrado, con identidad propia, pero capaz de dialogar con las nuevas formas de vida urbana.
En este proceso de transformación, el centro no solo busca adaptarse a las nuevas demandas comerciales y residenciales, sino también preservar su valor simbólico. A 150 años de la fundación de Funes, sigue siendo el núcleo que concentra la historia, la memoria institucional y una parte esencial de la identidad colectiva. Como señaló Nocera, “el centro de nuestra ciudad seguirá siendo motor de crecimiento, identidad y encuentro para toda la comunidad”.
La evolución del casco histórico refleja también el pulso cambiante de la ciudad. De pueblo ferroviario a ciudad dormitorio, de comunidad rural a polo de crecimiento urbano sostenido, Funes supo reinventarse sin perder su esencia. En ese recorrido, el centro fue testigo y protagonista. Hoy se proyecta como un espacio donde conviven el pasado y el futuro, la tradición y la innovación, lo patrimonial y lo contemporáneo.
La mirada sobre el centro no es nostálgica, sino estratégica. Es allí donde la ciudad puede expresar su modelo de desarrollo, compacto, conectado, activo, amable con el peatón, atractivo para el comercio, y abierto a la vida social. “El desafío está en equilibrar esas dimensiones, respetando la memoria del lugar y potenciando sus nuevas funciones”, finalizó Nocera.
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