Ex combatiente funense volvió a las islas y saldó su historia
<p>“Estuve 35 años recordando el lugar en que combatí, pensando en si podría haber hecho algo más, gracias a que volví puedo decir que hicimos más de lo que se podía”, reflexionó Adrián Marrone.</p>
Que en la guerra nadie gana lo escuchamos desde chicos, sin embargo, por algún motivo, las guerras aún existen. Si las guerras aún existen, ¿será porque alguien gana? y si hay alguien que gana, ¿quién será?.
Adrián Marrone viajó a Malvinas en abril de 1982 cuando tenía 20 años y volvió el año pasado a sus 55. El viaje, que inició con un grupo de veteranos de guerra de la misma compañía de ametralladoras antiaéreas, estuvo todo planeado. Visitaron las zonas de combate de cada uno, porque para ellos lo importante era “encontrar partes faltantes del rompecabezas”.
El regreso fue en octubre, y Adrián, en afán de proteger su estabilidad emocional, se negaba a ir, aunque finalmente un compañero lo convenció. “Estuve 35 años recordando el lugar en que combatí, pensando en si podría haber hecho algo más, gracias a que volví a las islas hoy puedo decir que hicimos más de lo que se podía”, relató Marrone a Infofunes.
Durante años, las memorias de Adrián fluctuaron entre dudas, algunos recuerdos borrosos y otros no tanto. Para él, volver significaba constatar la claridad de los recuerdos con los que volvió a casa en aquél entonces e incluso lograr cerrar un capítulo, tal vez clave de su vida. “Personalmente, cerré mi herida, durante 35 años soñé con el lugar en que combatí, he delineado mil veces una situación sobre la que no tenía idea clara, me faltaban partes, hay cosas que nunca voy a terminar de componer, pero el viaje me ha ayudado mucho”, dijo Adrián.
En la búsqueda del lugar de combate de cada uno de los viajeros, los siete días en Malvinas se esfumaron en densas caminatas bajo la nieve y el granizo, y sobre un suelo aún tan difícil de transitar. “La diferencia de este viaje, es que esta vez pudimos volver al hotel a cambiarnos y secarnos si el barro nos llegaba hasta las rodillas, en 1982, la situación era distinta”, explicó el veterano de guerra, que aún se emociona cuando cuenta la visita al cementerio de Darwin. “Parece una película fantasmagórica, es un choque muy duro emocionalmente, agradezco haber podido estar con mis compañeros en ese momento, lo hizo mucho más especial”, contó.
Encuentro
Una noche, dos días antes de pegar la vuelta a Argentina, el grupo de excombatientes salió a tomar una cerveza a un pub de qué otro estilo sino inglés. El ambiente inglés, el idioma inglés y la cultura inglesa era fácil de esperar, lo que nunca hubieran esperado, fue encontrarse en el mismo sitio con un grupo de veteranos de guerra británicos.
Se trataba de veteranos sobrevivientes del Atlántico Mayor, la pérdida naval más grande de los ingleses en aquel conflicto. El buque iba cargado de helicópteros y armamentos de complejidad, que afortunadamente nunca llegaron a ser utilizados. A Adrián y sus compañeros les llevó instantes reconocer a ese grupo de hombres ingleses que vestían la misma chaqueta, acompañados por una cámara de la BBC. “Nos acercamos a ellos e iniciamos una conversación, venían por primera vez a homenajear a sus caídos en el buque Atlántico, les dije que nosotros también veníamos a homenajear a los nuestros”, recordó Marrone.
La charla fue amistosa, según revive Adrián, quien cuenta con fotos del encuentro. “Un momento muy emotivo se dio cuando el médico que viajaba con nosotros, que fue médico en el Buque Bahía Paraíso, se encontró con el médico del Buque Hospital Inglés”, contó Marrone recordando el abrazo que se dieron, mientras el veterano inglés se secaba las lágrimas. “Fue el corolario de toda la experiencia, y mientras nos pedían intercambiar prendas y objetos, quedó en claro que el recelo no existe, y que los ingleses ven esta guerra solo como una más”.
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