Conmovedora sesión en el Concejo de Roldán: Vecinos contra la actividad narco
Lágrimas en los ojos y un desesperado reclamo por acción estatal ante la presencia -según denunciaron- de unos cinco bunkers en la ciudad.
El recinto, de repente, se hundió en un profundo silencio de miradas conmovidas. El hombre, que ahora lloraba en desconsuelo, repetía una vez más –siempre con el dedo apuntando simbólicamente al mismo punto geográfico– que “esos hijos de puta nos están cagando la vida”. Que la droga está arruinando a muchos pibes y pibas de la ciudad. Que él lo sabe bien porque su hijo –“lo perdí, ya ni me escucha” – se enumera entre las víctimas del flagelo. Y que, al ritmo de la presencia narco, la inseguridad está haciendo destrozos en la comunidad.
Promediaba anoche la sesión ordinaria del Concejo cuando un grupo de vecinos se hizo presente para plantear ante los ediles la necesidad de acción ante la nueva actualidad que vive Roldán por el accionar de la delincuencia. Relataron experiencias personales como robos en la vía pública, escruches y hasta tener que soportar intercambio de disparos –se mencionó, por ejemplo, un episodio reciente en Bv. Pellegrini al fondo– en calles que hace no demasiado tiempo hubiese sido rebuscado imaginar situaciones de esa naturaleza.
En el diagnóstico parecía no haber demasiadas diferencias: la culpa es de la droga. Alguien recordó que “hace 30 años el Padre Oldani ya advertía que el narcotráfico iba a llegar a la ciudad”. Según se sostuvo en las distintas alocuciones de los ayer presentes, hoy funcionarían dentro de los límites del municipio más de cinco bunkers.
Siempre en tono de respeto y buena voluntad, tanto por parte de los vecinos como de los seis concejales, las demandas por que “alguien haga algo” fueron ganando en intensidad. Y llegó el momento para que hable un hombre de unos sesenta años y semblante derrotado, quien sostendría una y otra vez, señalando a la distancia al que vox populi es sindicado como punto emblemático en materia de venta de estupefacientes, que “esos hijos de puta” están dando por tierra con la tranquilidad y los sueños de cientos de familias locales, así como con la históricamente pacífica convivencia de la comunidad. Y se entregó a un desolador llanto, porque la realidad lo toca de la peor manera: “Perdí a mi hijo por culpa de la droga, está extraviado, ya ni me escucha”.
Los ediles, a todas luces conmovidos, compartieron el dolor expuesto. Expresaron que ellos también se ven afectados por la situación, porque sienten miedo de lo que pueda pasarle a su familia, a sus seres queridos. Y destacaron que es un tema que ha sido muy trabajado en el órgano deliberativo. Se remarcó, también, la labor que se viene llevando en materia de prevención de adicciones a nivel municipal. Pero reconocieron que todos esos esfuerzos no alcanzan ni para empezar a abordar un flagelo que golpea cada vez con más dureza.
“Tenemos que aceptar que Roldán cambió. Cambió en el marco de una nueva realidad de la provincia y el país, es cierto. Y el tiempo no se puede volver atrás. La ciudad ya no va a volver a ser la de antes. Y tenemos que avanzar hacia nuevos formatos de políticas de seguridad, porque lo que se viene implementando hasta ahora no está dando resultados”. Así habló Jorgelina Alfonso, la presidenta del Concejo, antes de que los vecinos se despidieran agradecidos por el espacio brindado. Acto seguido, y con el ánimo afectado, todos los ediles estuvieron de acuerdo en dar por finalizada una sesión a le que todavía le restaba recorrer la mitad del orden del día.
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