Lunes, 06 de Mayo 2024
Viernes, 24 de Enero del 2014

La Polola: el debate

Se aceleró el debate por las condiciones de urbanización de ese sector de la zona norte de la ciudad. Por primera vez, habla el arquitecto que elaboró el proyecto.

Foto: Vanesa Fresno (InfoFunes)

Como si hiciera falta elevar la temperatura de este verano el gobierno municipal sorprendió hasta a los concejales de su propio bloque con el apurado intento de aprobar un proyecto inmobiliario que diversos medios han calificado como el "más grande de la provincia".

El tratamiento sobre tablas parece un intento precipitado por saltear etapas normales de un proyecto gigantesco que ingresó al Concejo hace casi medio año y que -según fuentes del cuerpo legislativo- fue discutido en comisiones aunque muchos de los cambios propuestos por los ediles sólo fueron escuchados  por José Luis Páramo (secretario de Planeamiento Urbano) quien nunca regresó al cuerpo con los mismos plasmados. Volvieron a tener noticias del proyecto la semana pasada cuando el Ejecutivo lo incluyó en el temario de las extraordinarias.

"Ante semejante emprendimiento esto debe llevar años de discusión. Lo que debería haber hecho el Concejo es tratarlo por la negativa y que por un año no se trate. Eso daría un año de tranquilidad, porque ahora a partir de marzo otra vez va a estar el fantasma de que en alguna sesión algún iluminado lo termine votando", reclama Ricardo Ravaglia, uno de los vecinos que se oponen al emprendimiento de zona norte por considerarlo "una ciudad dentro de otra ciudad".

"Hay que llamar a una comisión en la que tienen que estar los concejales, alguien del gobierno, gente de la ciudad, fuerzas vivas, la policía. Que la Policía cuente como van a hacer para cuidar a esa gente, que nos cuenten como van a hacer para que haya escuelas para todos esos chicos, que la EPE cuente como le va a dar luz.

Los vecinos tenemos que ser parte de las decisiones importantes de la ciudad. Nuestros hijos, nuestros nietos y bisnietos van a sufrir las consecuencias de La Polola", agrega este vecino.

Su pedido de discusión no parece estar lejos de lo que manifiesta el secretario de Gobierno y Reforma del Estado, Gonzalo Miranda Aguiar. "El debate debe ser público, no hay que acelerar los tiempos. Viendo que siguen habiendo confusiones o malas intenciones me parece que lo mejor es discutirlo con todos los vecinos, que escuchen las propuestas del Ejecutivo, que se saquen las dudas con el emprendedor, que venga la Secretaría de Medio Ambiente provincial. Seguramente en el mes de marzo estaremos convocando a una audiencia pública a todos los vecinos que estén interesados en el tema de La Polola para escuchar a cada uno", dice.

Cuando le remarcamos que esta actitud parece ser contradictoria con el apuro demostrado la semana pasada dice: "No, nosotros queremos instalar el debate en la agenda pública y en todos los lugares en donde podamos seguir involucrando a los concejales para que estudien el proyecto lo vamos a hacer. Lo mejor que podemos hacer todos es ir perfeccionándolo". Como dando a entender que fue sólo una maniobra para reinstalar el debate en el Concejo, un golpe de efecto.

El proyecto

La Polola es una histórica estancia que con el crecimiento de la ciudad quedó encajonada en medio del radio urbano pero que sus tierras aún están nomencladas como terrenos rurales, por lo que para poder lotear necesita que el Concejo recalifique el área como zona urbana. 

En 2011, antes de finalizar el mandato de Juvenal Rímini, sus propietarios presentaron -a través del estudio Marchetti/Sylvestre Begnis- un proyecto de urbanización en el Concejo. Con la asunción de la intendenta Mónica Tomei comenzaron a cumplirse más rígidamente los requisitos medioambientales de las nuevas urbanizaciones y el proyecto entró en una seria de negociaciones que terminaron reduciendo el factor ocupacional para mitigar el probable impacto urbano.

Tal como está hoy el proyecto ingresado al Concejo prevé que los lotes podrán ser de entre 1.000 y 5.000 m2, grandes dimensiones si tomamos como referencia al club de campo Kentucky, con un promedio de 1.000 m2 por lote. Esos números, según José María Marchetti -uno de los arquitectos que confeccionó el proyecto- incorporarían alrededor de 6.000 nuevos vecinos, a razón de cuatro por cada uno de los 1.500 lotes.

Así, las 380 hectáreas de La Polola sumarían más terreno que Funes Town, Funes City y Funes Norte juntos, los tres campos convertidos en barrios de la zona norte. Aunque en cantidad de habitantes el actual campo no superaría a Funes City, que tiene loteos mucho más pequeños.

"Seis mil habitantes es el crecimiento vegetativo de la ciudad de Funes, que hoy tiene 30 mil. Para una ciudad de este tamaño, en 15 años 6 mil personas es menos que el crecimiento vegetativo", dice Marchetti, aclarando que ese será el tiempo que llevará finalizar el desarrollo y buscando así minimizar las voces de quienes, como Ravaglia, dicen tener "pánico" por la dimensión del mismo. 

Sin embargo, el proyecto prevé también que el Municipio cuente con una franja del terreno de 21hectareas que serán vendidas a precio subsidiado a aquellos funenses con entre "10 y 15 años de residencia" que se han visto imposibilitados de acceder a un terreno. Estos lotes, que serán sustancialmente más pequeños y podrán alojar aproximadamente a 8.500 personas, incrementarán el total mencionado por Marchetti aunque, vale decir, estos últimos no engrosarán la lista de habitantes de la ciudad ya que se encuentran actualmente viviendo aquí.

"Todo este proyecto es una planificación a futuro del crecimiento de la ciudad. El crecimiento de la ciudad es necesario porque nadie va a hacer como los chinos de prohibir los nacimientos, el crecimiento va a seguir le guste o no a la gente", dice Marchetti; que también aclara que "de las 380 hectáreas solamente 180 se lotean, 200 son para uso de la ciudad: calles, avenidas, parques, escuelas y viviendas para gente de Funes".

¿No es una obra que va modificar el perfil de ciudad tranquila de Funes?, le preguntamos. "Al contrario -respondió-, va a tranquilizar un poco la congestión que hoy hay en el centro, se descongestiona hacia el norte. Si trasladás actividades hacés que se descongestione el centro".

"La ejecución es en cinco etapas, cada una en un plazo de máximo de tres años. Entonces no va a venir a incorporarse gente de golpe como es el miedo.  Es una incorporación paulatina de personas, menor a la que hoy estamos teniendo, tenemos una incorporación por año de 1.500 personas", explica Miranda Aguiar.

"Las donaciones (exigidas al desarrollador) están muy por encima de lo que establece la ordenanza en relación a los porcentajes de reserva fiscal y espacios verdes", agrega. En rigor, el proyecto de ordenanza plantea la construcción -por parte del desarrollador- de un reservorio de agua de 25 hectáreas sobre el canal Salvat (que según Marchetti resolverá los anegamientos de la ciudad), un parque público de cinco hectáreas, escuelas primaria y secundaria con 500 alumnos cada una, un obrador municipal, un centro cultural, un salón de convenciones, reservar un espacio para un futuro parador ferroviario y pavimentación de calles, además de entregar al Municipio los mencionados terrenos para funenses. 

El proyecto de ordenanza prescribe que antes de iniciar las obras se tienen que cumplimentar cada uno de los requisitos dispuestos por la Secretaría de Medio Ambiente de la Provincia en el marco de la ley 11.717. En tanto que la recalificación de los terrenos están condicionados a que se cumplan también con las obras de infraestructura mencionadas.

Premeditado o no, obligado o no por las circunstancias, lo cierto es que el Ejecutivo parece estar dispuesto a realizar un debate profundo sobre el proyecto en cuestión. Sera una buena oportunidad para moderar puntos extremos entre quienes pretenden paralizar el crecimiento de la ciudad y quienes buscan el "desarrollo" sin medir consecuencias. En principio, la posibilidad de tener terrenos para funenses, soluciones hídricas, espacio público, nuevas escuelas y demás obras de infraestructura aparecen como una zanahoria demasiado naranja como para rechazarla sin más. En tanto que el reparto equilibrado de fuerzas en el Concejo posibilita la concreción un acuerdo beneficioso para la ciudad. Ojalá así sea.

Sin grupo inversor

Durante la entrevista Marchetti se mostró molesto con ciertos medios que lo describieron como representante del grupo desarrollador. "No hay ningún grupo desarrollador detrás de esto, acá está el propietario de un terreno y mi estudio, que hemos hecho un proyecto que nos llevó dos años y donde se consultó todos los temas de hidráulica, medioambiente y de calificación futura de la Municipalidad. Una vez aprobado habrá que salir a buscar inversores", explica. Sin embargo, Miranda Aguiar identificó a Marchetti como "el desarrollador" y espetó un "me parece que sí" cuando le consultamos si había inversores detrás del proyecto.