Un poco de historia de Funes, una renuncia que no fue y la parrilla top que aterriza

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El último 20 de agosto la ciudad festejó su 149° aniversario, y aprovechamos para repasar una de las primeras anécdotas de rosca política en la historia reciente de la ciudad. Además, el secretario de Desarrollo Económico Alberto Barcos sigue en su cargo; una parrilla rosarina top llega a Funes; empiezan los trabajos en el barrio cerrado boutique Bosques de Funes; y un enigmático electoral que tiene por protagonistas a un operador provincial y un periodista funense con renombre y trayectoria en la radio rosarina.

Pase, siéntese, lea y tómese Un Café por Funes:

La primera rosca de la ciudad de Funes

“Tranquilo, te dejo la ciudad sin deudas”, le dijo José Bianchi, el último jefe comunal de Funes durante la dictadura militar, a don Siso Marracino, el histórico caudillo peronista que volvía junto con la democracia al cargo de presidente comunal. Marracino, viejo lobo de mar, desconfió. Hizo bien: Bianchi le había dejado la comuna sin deudas a costa de los recursos de los siguientes tres meses. Esa asfixia económica fue el germen de una idea que requirió mucha rosca política para que, ocho años después, Funes sea declarada ciudad.

A mediados de los ochenta, cuando surgió la idea, Funes era radicalmente distinta a lo que es hoy. Primaban los descampados, porque de 25 mil lotes solo 4 mil estaban construídos. Las titularidades no estaban claras, muchos dueños habían fallecido y sus herederos ni sabían que tenían tierras en la localidad. La situación tenía una consecuencia económica: la tasa de recaudación de la comuna era muy baja y no alcanzaba para solventar los servicios que requerían los vecinos, especialmente cuando la población aumentaba en verano. Cuarenta años después, la situación se repite.

El hecho de ser comuna tampoco ayudaba porque el modo de repartir la masa de impuestos coparticipables no era beneficiosa: se dividía en dos grandes masas idénticas, una para municipios y otra para comunas, pero mientras que no existían en ese momento más de veinte ciudades, había unas trescientas comunas. Encima, Funes ya se perfilaba como una localidad de crecimiento exponencial pero las comunas no tenían potestades de planeamiento como para darle forma a su propio plan regulador urbano. 

La decisión, entonces, estaba tomada: Funes debía ser declarada ciudad. Ese fue el objetivo que se puso la política local, encabezada por don Siso Marracino, su hijo Juan Manuel que lo acompañaba en la gestión y otro que asomaba pero aún no se había perfilado como caudillo: Juan Héctor Miguez. Sin embargo, cuando empezaron a tantear a las autoridades provinciales no encontraron entusiasmo. 

Angel “Yayo” Baltuzzi, que en ese entonces era el senador del departamento y luego terminó siendo uno de los operadores más influyentes de los gobiernos de Carlos Reutemann, fue el primer político al que recurrieron los funenses. No notaron mucho entusiasmo de su parte. Era lógico: la iniciativa le insumiría más recursos al gobierno provincial. Hechos como que localidades de tamaños similares como Casilda o San Lorenzo, iguales o más pequeñas que Funes, ya hubiesen sido declaradas ciudad no lograban inclinar la balanza. 

Un encuentro casual en el tradicional bar rosarino Pan & Manteca destrabó la situación. Allí, Marracino se cruzó con otro senador, Alberto Monti, del departamento Iriondo. No era el legislador que le correspondía, pero fue el que se mostró dispuesto a ayudar. Juntos, armaron el expediente y afinaron los argumentos para responderle a aquellos que dudaban de que Funes llegase al mínimo exigido de diez mil habitantes: sumar permanentes y estacionales, lo que triplicaba la población. 

La rosca para que el proyecto llegue a buen puerto, entonces, quedó a cargo de Monti. La primera resistencia fue la del propio Baltuzzi, herido en su orgullo porque lo habían eludido. Tuvo un cruce con los funenses, a los que les reclamó la actitud y le respondieron que él “se hacía el boludo” con el tema. Finalmente, con la intervención de Monti y un legislador más del norte santafesino cuyo nombre nunca trascendió. “Yayo, dejate de hinchar, yo no conozco tanto a Funes pero paso y me doy cuenta que da para esto”, dicen que le dijo. 

Finalmente, en la última semana de 1990, el Senado sancionó la ley provincial N° 10.600 que convirtió a Funes en ciudad. Los efectos fueron automáticos ya que, por ejemplo, la coparticipación que recibía se quintuplicó de un año a otro. En 1991 se desarrollaron las primeras elecciones, en las que se eligió a don Siso Marracino como primer intendente y se conformó el primer Concejo Municipal, que no tardó en sancionar su primera ordenanza: una norma que adoptó medidas que protegían a la flamante ciudad de la epidemia del cólera. Otra vez, lo urgente se impuso. 

Una renuncia que no fue

Finalmente, tras una charla con Roly Santacroce, el secretario de Desarrollo Económico Alberto Barcos dio marcha atrás en su decisión de renunciar a su cargo y sigue al frente de las arcas municipales. La interna que relató Un Café la semana pasada sigue latente, aunque sus efectos fueron contenidos en el gabinete. En ese sentido, desde la vieja cartera de hacienda se plantaron ante las críticas internas y avisaron que hay “una mejoría en la performance del perfil económico financiero del Municipio”. 

Según dejaron saber desde Desarrollo Económico, “se duplicó el gasto en servicios públicos, en repuestos, en combustibles, en adecuación del mobiliario público, se compraron compactadores nuevos, se adquirieron nuevos vehículos y se hizo más eficiente el sistema de reclamos”. Sostuvieron que los pagos a proveedores están regularizados y resaltaron que los sueldos y aguinaldos se pagan al día.

En respuesta a los que señalaban un freno a los desembolsos relacionados con la gestión del dia a dia, en hacienda sostienen otra versión de los hechos y dicen que, por ejemplo, el área de repuestos y mantenimiento de la flota es la más atendida, representando un 32% de los gastos corrientes no personales. “Todo esto fue logrado inmersos en una situación de fuerte retroceso económico y disminución de aportes de los contribuyentes, con un porcentaje de falta de pago en la TGI cercano a un 50%”, mensuraron, para finalizar.

Avanza Bosques de Funes

Esta semana comenzarán los trabajos preliminares en Bosques de Funes, el barrio cerrado boutique de dos hectáreas que fue habilitado en Ruta 9 y Almafuerte. El “complejo integrado” tendrá locales comerciales y oficinas a lo largo de los cien metros lineales que dan a la arteria nacional “en rubros de alta demanda” y contará con unos veinte lotes y espacios comunes detrás. 

El rasgo característico del desarrollo es el cuidado y el protagonismo que adoptan los árboles de gran antigüedad que ya hay en el predio. Por eso, a partir de los próximos días comenzará el trabajo de inventariar las especies que hay en el lugar y su ubicación exacta, ya que a partir de ahí se diseñarán las calles interiores, los espacios comunes, la localización de los lotes y demás lugares desarrollados que deberán adaptarse a la frondosa arboleda existente que le da razón al nombre elegido.

Un gigante gastronómico rosarino llega a la ciudad

En el ámbito de bares y restaurantes, una novedad que durante la semana ampliará InfoFunes es la llegada de una parrilla rosarina top a la ciudad. Se trata de Chicharra carnes & vinos, que ya prepara su desembarco en el local ubicado en Yrigoyen y Rodriguez que hasta hace pocos días ocupaba otro viejo conocido de la gastronomía rosarina: Picaña. 

El periodista y el operador

Aunque falten seis meses para el cierre de listas, las fuerzas políticas ya comienzan a desperezarse y cranear el armado con el que enfrentarán las próximas elecciones legislativas. En ese sentido, se supo que un avezado operador provincial de Unidos para Cambiar Santa Fe, muy cercano a una de las figuras con cargo ejecutivo de la región, le viene insistiendo a un conocido periodista funense de renombre en los medios rosarinos -especialmente en la radio de la ciudad vecina- para que sea el candidato a concejal de su espacio. ¿Creerá en sus posibilidades?

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