Renacer de las cenizas y encontrar la vocación: emprendimientos de cuarentena
El 16 de abril fue el Día Mundial del Emprendimiento, un día para poner en valor el impacto que tienen las ideas que un montón de personas se animan a poner en marcha.
Animarse a hacer es un valor que sale a flote, por lo general, en momentos bisagra. Hay gente curiosa por naturaleza, inquietos natos. Hay quienes la creatividad les aflora en situaciones que impone la coyuntura. De cualquier manera, hay algo que quienes emprenden comparten: una vez que arrancan, no paran. Además, se ocupan de contagiar ese espíritu a otros y otras.
Y es que hay generosidad en el emprendimiento. Muchos emprendimientos surgen con ideas que sirven para aportar a otros algo que está faltando, y se convierten así en un modo de vida, en un sostén y en una gran fortaleza. Yo me animo, Yo hago, y esto que hago a otros les sirve. Sin caer en el romanticismo del emprendimiento del sálvese quien pueda, hay algo del empuje y la puesta en práctica que habla de un valor en sí mismo.
Así dan cuenta los cientos de miles de ejemplos, así también lo afirman los ejemplos locales. El año 2020, sin dudas difícil y disruptivo, fue también un caldo de cultivo de ideas que fueron germinando en muchas personas y dieron finalmente sus frutos, algunos de manera hasta impensada. En la ciudad los emprendimientos se cuentan de a montones, aquí algunos ejemplos de pequeños proyectos que surgieron el año pasado y hoy se consolidan.
Luciana, Tablas La Galla - Picadas
“La idea de tablas de fiambres y quesos comenzó hace unos seis años porque somos una familia numerosa y todos los fines de semana encargábamos una o dos tablas para cada encuentro, siempre. Hasta que un día decidí hacerlas yo, así fue como empecé a equiparme: compré la fiambrera, cuchillas, compré también la máquina para cortar las maderas en las que las armaba, me hice un sello y después empecé a venderlas. Fue tanto que de golpe me encontré con muchísimo trabajo, no di a basto y lo cerré”, cuenta Luciana sobre el nacimiento impensado de La Galla.
Así surgió, de imprevisto y hasta sin buscarlo. Y así volvió a quedar en una idea rumiante hasta el año pasado. “En septiembre del 2020 decidí volver a abrir el emprendimiento, pero esta vez con un cadete que reparte todo el día y organizada mejor con los horarios. Además, sumé dos personas que me ayudan”, cuenta. Esta vez había más decisión y menos azar. “Hice todo para continuar con algo que no quería perder de vista para ofrecer que es servicio, calidad y muy buena presentación. Y realmente tiene muy buena salida, noto que los clientes que piden vuelven a pedir y que si bien el boca en boca siempre funciona, este año que le sume redes sociales le dió otro impulso”, contó sorprendida y feliz.
Silvina, Madre Tierra - Huerteros
Silvina y su esposo vienen “del palo de la gastronomía”. Durante años hicieron tortas y viandas y hace siete años lograron abrir un bar americano en Rosario. Todo marchaba hasta el 2020. “El mes y medio que estuvimos cerrados en el 2020, en esta pandemia que nos sorprendió a todos, fue un tiempo en que estuvimos en casa y nos abocamos al jardín, que tenemos la suerte de tener”, dicen.
Así fue como surgió armar una pequeña huerta aromática y un composteo para el hogar. Una idea que los puso a trabajar en familia lejos de la cocina y a modo de hobbie. “Lo hicimos primero para nosotros y algunos amigos nos fueron incentivando porque fabricamos unos huerteros elevados que eran mucho más fácil para mantener el pasto debajo. Nos pusimos a investigar sobre el tema, a interiorizarnos en un mundo que descubrimos que estaba buenísimo”, contó Silvina cómo surgió Madre Tierra.
“Nos dimos cuenta todo lo que ofrece tener tu huerta, todo lo que brinda es lindo: no sólo te da tu propio alimento, te enseña a tener paciencia, a cuidar el medioambiente y esa energía nos hizo despegar en la pandemia que tanto nos golpeó con el bar que finalmente tuvimos que cerrar. Hicimos una cuenta en redes sociales y la idea gustó, hicimos un pequeño catálogo, armamos también todo a medida del cliente. Fue surgiendo esto que hasta hoy seguimos”.
“Surgió de la nada pero nos llenó de paz, dentro de todo lo que nos ocasionó el 2020. Además de brindar una linda huerta a otro y la posibilidad del contacto con la naturaleza también nos dio paz a nosotros, pudimos hacerle frente a la pandemia y acá estamos tomando pedidos y trabajando sin parar”, contó feliz.
Graciela, Recetas de Mamá - Milanesas de soja rellenas
“Empecé en junio del año pasado cuando las cosas en el trabajo se habían puesto muy duras. Me recortaron horas y ya no era el mismo ingreso. Tuve que buscar un plan B, que empezó de a poquito, con una página de Instagram, buscando clientes de a poco y así fue creciendo”, contó Graciela sobre su emprendimiento “Recetas de Mamá”, donde hace milanesas de soja rellenas, saborizadas y caserísimas.
En pocos meses fue sumando sabores en sus rellenos, organizando la producción, armando listas de difusión en redes sociales y Whatsapp. “Fui cambiando y creciendo, con vistas a un futuro mejor, porque no fue fácil empezar de cero pero este emprendimiento me abrió la cabeza, me abrió mucho la cabeza pensar en tener algo mío”, agradece.
Andrea, El Caldén - Fogoneros
Andrea, su esposo y sus hijos son “una familia tipo” que se dedica “al transporte y turismo”, se describen. El 2020 los dejó a todos sin posibilidad de trabajar, pero con un ingenio siempre encendido y algunas habilidades. “A mi marido le encanta hacer de todo y así nació un emprendimiento familiar, que generó un ingreso para saldar la falta del otro. “Hoy por hoy volvimos a nuestro trabajo original, pero como está ligado al turismo, recién se reactivó en diciembre y realmente es a un 10% de lo que era antes. Los fogones son una salida laboral secundaria pero que sigue y en la que nos ha ido muy bien”, celebran.
Eli, Termos Eli - Set materos
Su emprendimiento ya tiene años aceitándose, desde el 2013. Pero la pandemia la obligó a reinventarse dentro del rubro y la impulsó a potenciar la venta online, que hoy ya es de alcance nacional.
“Fui creciendo en base al aprendizaje y a la perseverancia”, cuenta Eli sobre los ocho años que hace que se dedica a su emprendimiento. Fui aprendiendo mucho, empecé vendiendo cosas que hacían otros y después empecé a hacer mis diseños, pero siempre me enfoqué en termos y mates, no me fui de ese objetivo. Es un trabajo muy arduo en la que los objetivos se van viendo a veces a largo plazo, pero los frutos llegan”, cuenta.
Durante el 2020, con muchas actividades cerradas, Eli no podía continuar con la impresión de sus propios diseños y tuvo que ingeniárselas nuevamente para continuar vendiendo sets materos. “Me metí en el diseño artesanal del clásico mate camionero. Antes no los vendía y ahora tengo una variedad de mates de cuero, torpedos, de distintos materiales. Sumé variedad porque algo tenía que hacer, y ahí fui tomando el público masculino que hasta entonces no tenía”, relata.
El nuevo stock de productos y la potencia que adquirió la venta online a la que ya estaba acostumbrada le sirvió de empuje a Termos Eli que escaló en alcance de ventas. “Ahora estoy vendiendo a todo el país, tengo venta en el sur y llegué hasta Chile. Los sets materos se venden en Salta, Misiones, Corrientes, Entre Ríos, Neuquén y Chubut”, celebra y suma obviamente a Funes entre los puntos de entrega.
¿Qué recomienda la emprendedora consagrada? “El consejo que puedo dar es la perseverancia y el compromiso: si te gusta lo que haces, hacelo que a la larga da frutos”.
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