Sábado, 27 de Julio 2024
Viernes, 17 de Mayo del 2024

Es herrero por necesidad y músico para ser feliz: la historia de Juanjo Gregorio

Fue parte de La Clavija y hoy persigue su sueño en solitario. Viene de triunfar en Chile y mientras planifica un disco se prepara para tocar en la ciudad.

“La verdad que no se cómo es la cosa, tengo más seguidores en otras provincias, en Chile y me llaman de radios de Perú, que en mi propia ciudad", así resume su historia musical Juan José Gregorio (@g.regorio), quien a sus 4 años llegó a Funes, cursó primaria y secundaria en el Colegio Nazaret y en su adolescencia integró la banda La Clavija, formación con la que recorrió el continente y compartió escenario con grandes figuras del rock.

Su actualidad, ya con la banda disuelta, lo llevó a desarrollar su proyecto solista, mientras se gana la vida como herrero en la ciudad, incluso tiene en proceso su primer disco y viene de ser ovacionado en Santiago de Chile en un concierto que dio junto a músicos trasandinos y donde la euforia del público hizo que le tiraran camisetas de fútbol de todo tipo y chocolate en cantidad a modo de ofrenda.

Ahora prepara su show en la ciudad para el 8 de junio, en la biblioteca Susana Llera (a las 21), y luego emprenderá un viaje que lo llevará a escenarios de Mendoza.

Juanjo Gregorio junto a los músicos chilenos que lo acompañaron en el show en Santiago.


— ¿Cómo fue esa experiencia de estar 17 años en La Clavija?
— 
Fue increíble. Yo de chico siempre decía que quería tener una banda de rock y tocar por todos lados, incluso con Viejas Locas, una banda que por entonces ya se había separado. Pero así fue, estuvimos por esos años recorriendo bares y escenarios de todo el país, tocamos con Los Ratones Paranóicos, incluso con Viejas Locas en su gira reunión, cuando tocaron en el Anfiteatro de Rosario, nos llamó el mismo Pity Álvarez. Grabamos tres discos y estuvimos un año viviendo en Buenos Aires. Fue una experiencia hermosa. Pero bueno, la banda se disolvió, seguimos todos amigos, pero el “bichito” de la música no te abandona y ahora estoy grabando mi disco como solista.


—¿Y en el medio la herrería, hace mucho la ejercés?

— Es algo que hago de casi toda la vida, mi viejo me enseñó a soldar y fue lo que hice después que terminé la secundaria. Y el fin de semana nos subíamos con los pibes a una traffic y salíamos a tocar. En el medio hice un taller de herrería y trabajé mucho con eso aunque también di clases de expresión musical en jardines de infantes, casas de música, dí clases de guitarra, y en el medio los hierros. Hice de todo.


—¿Y cómo fue asimilar la noticia de que la banda no iba más?

— Cuando de decidió hacer ese parate fue un baldazo de agua fría para casi todos porque fue girar y girar por años. Imaginate que al estar viviendo un año en Buenos Aires había renunciado a todos mis trabajos, así que también fue un golpe a la economía. Con el tiempo me di cuenta de que lo que más amo hacer es tocar y subirme a un escenario así que por eso empecé esta aventura como solista… y siempre con la herrería para poder comer (risas).


— Bueno, comiste mucho chocolate desde que llegaste de Chile, ¿Cómo fue esa llegada al país vecino?

— Todavía no puedo creer que me hayan regalado tantas camisetas y chocolates, no sabía que hacían eso. Fue una locura hermosa y una noche que no voy a olvidar nunca. Este fue mi tercer viaje a Chile. Todo surgió en la época en la que hacíamos 5 shows en dos noches en Córdoba y 17 en 12 días en la Costa, y en medo de esos viajes conocimos unos amigos chilenos que nos dijeron que nuestra música iba a pegar bien allá. El contacto se mantuvo hasta que surgió la posibilidad de tocar en 2019, pero justo estaba todo el estallido social allá así que la banda no se animó a ir, y lo encaré solo, con mi guitarra. No quise perder esa oportunidad, y hasta el día de hoy no me arrepiento. Es más, llegué y el local estaba lleno de banderas de distintas bandas, entre ellas muchas con frases nuestras, de la banda, fue re emotivo. Fue muy fuerte. Y así seguí, hace seis meses toqué para 80 personas y hace unas semanas para 400.

Parte del show en Chile

—¿Vas a volver?

— Estoy viendo su puedo volver antes de fin de año, pasa que ahora estoy con el disco, así que veremos.


— ¿Quienes te acompañan en este disco?

Toda gente que me banca desde hace años, amigos de la vida, incluso de La Clavija. Pasa que cada uno está en sus otros proyectos así que lleva su tiempo, pero feliz de que acompañen Martín Cura, que ahora está en Estados Unidos con Vilma Palma, Iván Guevo baterista de Ska-p (España).


— Gente que forma parte de tu historia, como la música misma. ¿Qué escuchabas de chico?

— En mi casa nadie se dedicaba a la música, pero se escuchaba mucho. Sonaba mucho Beatles, y hasta el día de hoy los escucho. También algo de cumbia santafesina y Mano Negra.


— Bueno, decías que ibas a tocar con Viejas Locas cuando ya se habían separado y tocaron en su reencuentro. ¿Cuál es tu deseo hoy?

— Te vas a reír, pero sueño con sentarme en un bar y tomarme un café con (Paul) Mc Cartney. Y si le puedo dar la mano, mejor, pero no quiero morirme sin antes compartir ese café, o té, o lo que el tipo tome. Es algo que lo siento muy presente, quiero vivirlo.


—¿Qué considerás que piensa tu hijo cuando te ve volver de una gira lleno de camisetas y chocolates?

— Tiene tres años, pero ya le dije, “Hijo, con la música te vas a cagar de hambre, pero vas a ser feliz” (risas), y eso es lo más importante. Con la música conocí muchos lugares, fuimos dos veces a Uruguay tocamos a sala llena, después, ya solo, me fui con el fotógrafo de la banda, nos metimos en medio de la selva misionera, llevamos una chata cargada con agua, ropa, alimentos e instrumentos y lo dejamos en dos escuelitas. Dos meses más tarde toqué en Neuquén con Las Manos de Filippi, en la cerámica de allá y otro día recorrimos Zanon, una empresa recuperada por sus trabajadores. La música es eso, es vida, es acompañar al otro, es compartir, es revolución, es historia.




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