Hotel “Sol de Funes”: la mirada puesta en el arte y la sustentabilidad
Una imponente estructura en forma de “ele” se erige a la vera de la autopista Rosario Córdoba, a metros de la entrada al barrio Kentucky. Es el Hotel “Sol de Funes”, primer hotel metálico del país.
Tendrá 106 habitaciones, un complejo de viviendas y varios lujos: gimnasio, cuatro piletas, restaurante, salón de eventos y hasta una cava personalizada. Además, funcionará como una galería de arte y exposición.
Con una estructura de hierro que se impone a la mirada de todo el que pasa, el hotel “Sol de Funes” empieza a tomar forma definitiva junto a la autopista, sobre el kilómetro 307,5. En forma de “ele” y con 13.000 metros cuadrados cubiertos, será un hotel único en todo el país.
El “Sol de Funes”, en plena construcción, contará con 106 habitaciones dispuestas en los pisos 1 y 2. Tendrá, entre ellas, habitaciones símil departamento de uno y dos dormitorios y una habitación “presidencial” que contará con oficina, cocina y dos baños.
A esos dos pisos de habitaciones se suman una imponente planta baja y un subsuelo.
La planta baja del hotel cuanta con una entrada totalmente metálica y vidriada, ubicada en el vértice extremo de la estructura. Apenas se ingresa pueden verse distintas obras de arte, un bar de espera y la recepción. Es, además, el único lugar desde el que se pueden ver el subsuelo, a través de un hueco embellecido con palmeras y plantas, y los pisos superiores.
En este espacio habrá, hacia la derecha de la recepción, un restaurante que por sí mismo ya invita a todos los habitantes de la zona a visitar el “Sol de Funes”. El lugar tendrá espacio kinder cerrado para los más chicos, salones privados para aquellos que quieren comer “a solas”, parrilla a la vista con estaca giratoria y una cocina única en su estilo diseñada por el reconocido Cheff Christophe Krywonis.
Junto al restaurante su ubica un salón de fiestas que puede dividirse en tres salones, dependiendo la cantidad de personas que vayan a usarlo. El salón está equipado con luz y sonido, escenario y está pensado para tener seguridad y entrada independiente.
Hacia la izquierda de la recepción puede verse el ingreso al área de spa. El lugar estará equipado con gabinetes independientes, duchas de distintas clases, áreas de masajes, pileta cubierta y un gimnasio totalmente equipado de 520 metros cuadrados.
También en la planta baja está el ingreso a la cava, ubicada en el subsuelo. La misma contará con cientos de etiquetas ubicadas dentro de un espacio que verdaderamente es único y especial. Las paredes internas de la cava están revestidas con maderas de toneles desarmados traídos de la provincia de Mendoza. La experiencia sensorial es tal que si uno huele las paredes de la cava, huele vino.
En el mismo subsuelo, además de las áreas de servicio propias del hotel, habrá un bar, oficinas y habitaciones pensadas para reuniones privadas.
Néstor Rozin, desarrollador del “Sol de Funes”, contó que el objetivo del hotel es valorar la privacidad de los visitantes. “Quienes nos visiten tendrán la posibilidad de hacer muchas actividades. Es una experiencia única, que permite que no tengas que salir incluso de hotel”, dijo.
El “Sol de Funes” está pensado, en su concepción, como un all inclusive, donde el visitante puede hacer todo sin necesidad de salir del hotel. Desde el desayuno en el restaurante, pasando por una jornada de relax en el spa, hasta disfrutar de juegos al aire libre y cualquiera de las cuatro piletas.
En cada área mencionada, vale decir, se construyen baños independientes. Y en los espacios comunes como el patio o la recepción, además se construye un bar de paso. Para que el visitante pueda tomar algo mientras espera o disfruta el día sin necesidad de estar en el restó.
Como se dijo, el arte estará presente en cada rincón del “Sol de Funes”. El área de ingreso y toda la planta baja estará “cubierta” por esculturas y cuadros del artista regional Emiliano Sacco. “El hotel va a funcionar como una galería de arte. Está pensando incluso que artistas puedan exponer y vender sus obras”, señaló Rozín.
El último detalle que trae el “Sol de Funes” es la opción a una experiencia diferente, aún más vanguardista que todo lo mencionado. Junto al hotel propiamente dicho se construyen 35 casas de campo. Las mismas se alquilan para los visitantes como si fuesen habitaciones del hotel. Es decir que aquellos que elijan esta opción por sobre las habitaciones del hotel, podrán disfrutar de las comodidades y lujos de la estructura principal de igual manera.
Además, vale decir, si algún interesado pretende comprar una de esas casas, las mismas estarán en venta. Cada vivienda tiene las características funcionales de una vivienda normal, con habitaciones, uno o dos baños, áreas de estar, patios y recibidores.
Se trata, en definitiva, de casas como las de cualquier barrio privado. Son seis modelos diferentes de edificación, todas realizadas con material de primera calidad. Se construyen para ser alquiladas y están pensadas para que aquellas personas lo hagan puedan disfrutar de los beneficios del hotel. Pero no hay problema con comercialízalas y venderlas. De hecho, ya se han vendido algunas y hay muchos interesados.
Una imponente estructura de hierro y metal, vidrios enormes y resistentes y el resto hormigón. Eso es el “Sol de Funes”. Y a la vez, es un ambiente cálido y luminoso. Será un hotel único en sus características en el país. Y estará aquí nomás, en Funes.
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