Viernes, 29 de Marzo 2024
Martes, 02 de Junio del 2020

Héroes anónimos que conocemos todos

Cada 2 de junio se celebra el Día del Bombero Voluntario. También en junio, pero hace 23 años, se inauguró el cuartel que se encuentra a la vera de las vías, en calle Candelaria y Tomás de la Torre.

por Vanesa Fresno

El cuartel es el punto de encuentro de decenas de familias que conviven ahí con la firme convicción de que los valores que los unen -sacrificio, valor, abnegación- son la mixtura necesaria para mantener firme su propósito: estar siempre dispuestos a socorrer a la comunidad de manera voluntaria.

Actualmente, al plantel lo conforman doce bomberos activos y tres operadores. También forman parte de la “familia bomberil” otras 20 que trabajan en la comisión directiva, las que llevan adelante la cooperadora y  tareas administrativas del cuartel. Decenas de familias que sostienen la institución sin fines de lucro.

“Los Bomberos voluntarios no reciben un solo peso, en el cuartel las familias en la comisión directiva trabajan para sostener la estructura, son 20 familias que empujan con todos los demás para que esto se sostenga y otras 15 que somos los que ponemos la mano de obra”, contó Alfredo Ramírez, uno de los bomberos del staff.

Alfredo habla del cuartel como su familia, desde hace cinco años es bombero de Funes y no es el único. Su hijo mayor -uno de los tres aspirantes a bomberos que se reciben este año- le contagió el amor por el lugar cuando comenzó a visitarlo como cadete. Su hermano menor sigue sus pasos en la escuela de cadetes en la que chicos entre los 12 y 17 años dan sus primeros pasos dentro del voluntariado. La mujer de Alfredo también se sumó: es la psicóloga del equipo.

¿De dónde surge el interés por ser bombero? “Toda la vida tuve la iniciativa, pero uno de mis hijos que es cadete de la institución me insistió para acercarme, yo ya era brigadista.”, cuenta Alfredo, que hace más de 20 años forma parte de los equipos voluntarios de la brigada de emergencia de la planta industrial en las que trabaja. Con ese bagaje, sabiendo cómo actuar en situaciones límite, se animó también a ser bombero: “Hoy tengo la posibilidad, el tiempo y puedo acomodarme con mi familia para prestar este servicio a la comunidad”.

La formación se hace en el mismo cuartel que este mes cumple 23 años. Las capacitaciones de los aspirantes duran dos años, y luego de los exámenes ya pueden formar parte estable del cuartel. Lamentablemente la cantidad de aspirantes va cayendo año a año: de mantener una docena en promedio por camada, sólo tres están hoy en día cumpliendo con su formación. 

Como todo voluntariado, ser bombero implica disponer de tiempo y energías para una causa puramente altruista. “Demanda pasión más que tiempo”, cuenta el bombero y remarca que no sólo intervienen cuando hay incendios o accidentes: “Nuestro cuartel tiene diferentes tareas, además de apagar incendios hacemos primeros auxilios en urgencias domiciliarias, intervenimos cuando alguien queda atrapado, o rescatamos animales que caen a zanjones, pozos o quedan en árboles”.

¿Qué o cuál es el interés que mueve a un bombero?, ¿Qué hace que cada uno de ellos se aliste y disponga a dejar todo lo que está haciendo cada vez que suena una alarma?, algo que sucede en promedio, una vez al día.

La camadería, responde. Esa que se vive puertas adentro del cuartel. “Los bomberos tenemos tres familias: por un lado nuestra familia que nos levanta el pulgar para salir a las tres de la mañana con fríos bajo cero, para abandonar un cumpleaños familiar e ir a un siniestro; por otro lado está nuestra familia bomberil en la que nos cuidamos uno al otro; y por último, hay una tercer familia que es la damnificada: siempre que suena la alarma hay una familia del otro lado esperando que lleguen los bomberos, en ese momento es también nuestra familia. Eso es camaradería”.


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