Domingo, 16 de Noviembre 2025
Domingo, 16 de Noviembre del 2025

Bomberos resurge tras la granizada: el recuerdo de aquel día y las similitudes con la tragedia de calle Salta

El cuartel cedió ante la imparable fuerza natural del 28 de marzo. Aunque falta mucho, hoy revive con múltiples ayudas y la solidaridad de todo Funes.

El 28 de marzo el granizo que azotó a sectores de Funes en un episodio climático que superó cualquier ficción, destrozó el cuartel de Bomberos Voluntarios, entre tantos otros edificios públicos, comercios y viviendas de la ciudad. Desde el primer minuto se activó el protocolo de base y de inmediato dotaciones de zonas aledañas vinieron en ayuda de los funenses, en una dualidad casi inexplicable: el equipo de bomberos de la ciudad, mientras veía cómo se destruía el cuartel por el granizo, salía a la ciudad a socorrer a otros vecinos. Hoy, a la espera de una nueva entrega de ayuda prometida de parte de la provincia, y en medio de incansables acciones que realizan en la ciudad para recaudar fondos, el equipo de Bomberos Voluntarios está viendo a diario las máquinas que trabajan por construir el nuevo cuartel.

Un gran testigo de ello es Omar D’Ambrosio quien es suboficial principal a cargo de jefe de cuerpo activo, lleva 17 años como bombero voluntario y vio ese viernes 28 cómo el granizo y la tormenta tiraron abajo la enorme estructura de Candelaria y Tomás de la Torre.

Fuera del cuartel Omar es esposo, padre de tres hijos (entre 13 y 18 años) y trabaja como administrador de la empresa familiar que tiene junto a su madre y hermano en la zona sur de Rosario, relación que le permite dejar su puesto laboral ante alguna emergencia que requiera de la ayuda del cuartel.

Foto gentileza: Liaska Cuamo.

Devolver a Funes la paz y tranquilidad que les regaló

Omar y su esposa nacieron, se criaron y se conocieron en Rosario y al casarse decidieron mudarse a Funes, donde construyeron su familia. “Veníamos en busca de tranquilidad y Funes nos regaló paz, espacios verdes, pájaros, las calles de tierra y de los días de lluvia que tanto disfrutábamos. Ambos crecimos en Rosario en zonas muy comerciales, así que este contraste nos hizo y hace muy felices. En base a eso, a tanta paz y belleza que nos regaló Funes, y al ver la convocatoria abierta al cuartel, sentí que debía devolverle algo, por eso me inscribí como aspirante a bombero voluntario”, relató.

Su esposa dijo que “estaba loco”, pero él no lo dudó un segundo y aprovechó también que aún no habían nacido sus hijos.

La importancia de la experiencia 

D’ambrosio detalló que el aspirantazgo en Funes dura dos años y se desarrolla en instrucción de orden interno, es decir que no puede salir a una emergencia. Entre las materias que deben aprobar tienen que ver con rescate con cuerda, psicología de la emergencia, materiales peligrosos, seguridad, comunicación, fuego, agua, y otras temáticas que suman once en total. Funes pertenece a la escuela regional 7, junto a Roldán, San jerónimo, Totoras, Carcarañá, Casilda, Pujato, Fuentes, Los Molinos, Salto y Coronel Arnold.

Tal recordó, su primera intervención fue en un principio de incendio de un contenedor, en la puerta del hotel Alcanfor, sobre calle Buenos Aires. “Fue muy tranquilo, un fin de semana en la noche,  pero el que me generó  más adrenalina y me valió una sanción fue el primer incendio de una vivienda al que asistí, fue por calle Grognet y junto a mi compañero nos bajamos del camión en movimiento. Fue algo instintivo, pero muy torpe de nuestra parte, porque nos pusimos en peligro innecesariamente cuando íbamos al rescate de otros”, dijo entre risas ahora que la sanción ya pasó a ser un viejo recuerdo.

Ante esta experiencia, es una de las primeras advertencia que Omar le hace a sus nuevos compañeros: “No hay rescatado si no hay un rescatistas. Puede sonar egoísta, pero es todo lo contrario. Tenemos que cuidarnos para poder brindar el servicio que se nos demanda”.

En la misma línea, les da una lección igual de importante, el no dejar a su familia de lado por la función de bombero. “Lo veo en los chicos más jóvenes, hoy por su pasión a veces tienen más guardias de las usuales, están predispuestos, pero siempre les recuerdo que, prácticamente, me perdí la crianza de mis dos primeros hijos por estar tanto tiempo en el cuartel. Llegué a meter 96 horas en un mes en el cuartel y no fui conciente de que hay un tiempo para todo y eso hay que respetarlo”, compartió.

“Lo más sagrado que tenemos –continuó- es la vida, le sigue la familia que es nuestro sostén, nuestro apoyo, donde llorar y descansar. Después viene el trabajo rentado, no olvidemos que somos voluntarios así que no cobramos ni un centavo, y necesitamos mantener a nuestra familia, por lo cual hay que cuidar el trabajo rentado y al tener todo esto resuelto, podemos avocarnos a esta profesión que amamos y elegimos, que es la de ser voluntarios”.

Tormenta de granizo histórica en Funes

“Ese viernes estábamos en el cuartel Magalí (la operadora) y yo. Cerca de las 7.15 tuve una reunión con jefe del corralón municipal porque estábamos organizando una práctica de rescate vehicular. A las 7.30 él me dice ‘me voy porque se está viniendo la tormenta’, entro al cuartel y se corta la luz, iba a encender el generador, pero mientras caminaba esos diez metros vi que la tormenta se llevaba todo, las piedras caían con tanta fuerza que me golpearon tanto que no pude encender nada. Le dije a Magalí a los gritos que se pusiera de espaldas al camión hasta que pudimos subir. El techo parecía una gran hoja de papel y terminó cayendo todo sobre el camión. No entendíamos nada. Nunca vimos algo así”, relató sobre lo ocurrido el viernes 28 de marzo en Funes.

Y continuó: “Activé el S.O.S. en el grupo de alarma, que incluye a los jefes de operaciones de la región, entonces llegaron de inmediato los bomberos de Roldán y Carcarañá. Ahí pudimos dar las primeras atenciones que fueron, entre otras, a la pinturería Nicofer, que tenía destrozado todo su galpón. Al rato llegaron los de San Jerónimo y nos ayudaron a desmontar todo para sacar los camiones. Fui a la Municipalidad a hablar con (Daniel) Centurión (director de Protección Civil de Funes) y no podía creer lo que veía. A las pocas horas pudimos instalar el Comando de Incidentes, que fue el operativo y espacio de trabajo igual al que se instaló en 2013 con la explosión de calle Salta, en Rosario (el 6 de agosto, cuando una fuga de gas provocó la explosión y derrumbe de todo un edificio, con un saldo de 22 muertes). Ahí, un comandante asume la responsabilidad y designa todo lo que hay que hacer.

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Tal explicó D’Ambrosio, quien participó junto al cuartel del equipo de rescate en la tragedia rosarina, el 28 de marzo se aplicó un “protocolo base” a cualquier situación o evento que supera la capacidad de respuesta propia. De hecho es el que se aplicaría en caso de una emergencia, por ejemplo, en el Aeropuerto. “Estas acciones no son para un solo cuartel, por eso siempre hablamos de sistemas, nacional, provincial o regional. Incluso hace un par de semanas desapareció un chico de 15 años en el río Paraná y fuimos junto a Prefectura, como buzos, para buscarlo”, aclaró.

También recordó que en la tragedia de calle Salta actuaron “más de 100 cuarteles, de Entre Ríos, Santa Fe y norte de Buenos Aires, además de los actores que no fueron bomberos desde Tránsito, Protección Civil, Sies, brigadas especialistas, y la comunidad en sí, que se desvivía por llevarnos abrigo, agua, comida y chocolate para que podamos seguir trabajando, buscando sobrevivientes entre los escombros”.

En cuanto a Funes, D’Ambrosio sigue abriendo los ojos cada vez que recuerda esas imágenes dignas de una montaña de nieve: “Fue dantesco salir a la Ruta 9 y ver las topadoras moviendo el hielo, y diez cuadras más para el lado de Rosario o para Roldán eran pura primavera, allí no pasó nada, fue algo muy loco. Incluso para nosotros fue un gran desafío porque estábamos convocando a nuestros colegas en medio de la tormenta, también era un riesgo para ellos el venir a ayudarnos”.

Claro que con los días los camiones comenzaron a mostrar secuelas de la tormenta, además de permanecer al aire libre durante semanas y el trabajo del cuartel por resurgir de esa tormenta fue y sigue siendo dura.

En la actualidad, gracias al aporte de socios, donaciones, la ayuda provincial que fue llegando y el dinero recaudado en las distintas acciones que realizaron desde el cuartel, como venta de locro, de pastelitos y churros la semana pasada, se pudieron levantar el techo y paredes de los móviles donde se guardan los equipos. En cuanto a oficinas sólo hay una muy pequeña disponible donde si se reúne la comisión directiva la operadora debe salir de allí con el teléfono a cuestas por si surge una emergencia.

“En estas condiciones todos ponemos la mejor voluntad, pero es sabido que con una oficina así la calidad del trabajo no es la misma, no contamos con el espacio necesario. Pero fuera del cuartel seguimos dando lo mejor de nosotros ante cualquier emergencia”, sostuvo.

Incluso cuando lleguen el resto del dinero esperado se podrá aplicar el hormigón en el predio (en la salida sobre Tomás de la Torre, ya que ahora sólo salen por Candelaria con los espejos cerrados del camión para poder pasar) y realizar la obra civil, como el vestuario, la guardia, el corredor, el espacio de descontaminación y el lavadero.

“La gente de Funes sabe que el espíritu del bombero voluntario es grande, si mañana no tenemos camiones o manguera, saldremos corriendo con sifones o con baldes. Pero de alguna manera garantizamos la respuesta del sistema de rescate”, confió.

Es más, quienes quieran asociarse y colaborar mensualmente con el cuartel, pueden hacerlo anotándose a través de la web Bomberosfunes.com y abonar una cuota de $3750, o bien realizando donaciones específicas para ayudar al servicio que brindan.

Por otro lado, esperan que desde el Concejo se apruebe un aumento del valor que se deriva al cuartel dentro del pago de la Tasa General de Inmueble (TGI), que actualmente es de $400.

“El 9 de agosto el cuartel cumplió 29 años, jamás se había vivido una situación límite así en los 17 que llevo dentro, incluso frenamos todos los pedidos de uniformes y demás, pusimos en prioridad el mantenimiento de los camiones, por eso enviamos uno a Buenos Aires para repararlo, y la renovación de equipos y herramientas llegará en otro momento. Incluso agradecemos a todos quienes nos quieren dar dinero, por rescatarles a su gatito o algo, pero sepan que por ley no podemos tocar ni medio centavo, todas las donaciones se hacen a través de las vías oficiales. Y quiero aprovechar también para agradecer la predisposición de las estaciones de servicio de Funes, que siempre nos dan una mano enorme con el combustible”, detalló.

Y dijo con orgullo: “Me saco el sombrero por la comisión directiva y el equipo que tenemos, que cuidan todos los recursos, hacen magia para lograr lo que tenemos y dan siempre lo mejor de si para cuidar nuestra ciudad y a todos quienes nos necesiten”.

Imparables: proyectos, convocatoria en marzo y advertencia a vecinos

En medio de las obras, el cuartel cuenta con una larga lista de proyectos, muchos de ellos abiertos a la comunidad como cursos de RCP (reanimación cardiopulmonar), maniobra de Heimlich, manejo de extintores, entre otros. “Estamos viendo dónde podemos ofrecerlos en los próximos meses porque debe ser un lugar seguro, abierto, y aún en el cuartel es imposible”, lamentó. Pero al mismo tiempo anunció que desde marzo se abrirá nuevamente la convocatoria a aspirantes de bomberos, cuyos requisitos, para quienes quieran ingresar es vivir en Funes, trabajar preferentemente en la ciudad, tener el colegio secundario completo y aprobado y ser mayor de 30 años y menor de 47.

Quienes se inscriban pasarán por dos entrevistas evaluativas, una medica y otra psicológica, además de algunas pruebas físicas, para poder formar parte de los más de 50 mil bomberos voluntarios que hay en el país, 4500 en toda la provincia de Santa Fe. Además, cabe resaltar que los bomberos voluntarios atienden el 95% de las urgencias en toda la República Argentina.

En la misma línea, y de cara a una de las temporadas más convocantes en Funes donde se combinan pileta y asado, D’Ambrosio pidió especial atención al “fueguito” que se va prendiendo. “Siempre decimos en el cuartel que nadie nos invita a un asado, sino que nos llaman en el peor momento”, dijo entre risas, y sostuvo que las estadísticas muestran que en Funes, durante el verano “las alarmas suenan desde las 11, cuando se inician los incendios en los quinchos porque nadie controla el fuego del asado”.

“Es una fija –aseguró- porque muchas construcciones así lo permiten, uno prende el fuego, se distrae con sus invitados, y la mayoría de los incendios en verano es por los quinchos y el asado que nunca prosperó”.

Otro de los factores de incendio suelen ser la quema de pasto luego de cortarlo, o bien si pasan muchos días de sol intenso, que cualquier chispa pueda generar fuego en el pasto reseco.

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