Emociones imborrables: Triunfo épico de Los Pumas narrado en primera persona

Estar el sábado en Marsella con Carola fue, sin duda, una de las vivencias más lindas y emocionantes que no podré olvidar jamás.

La de ayer fue la tercera vez en diez mundiales que Los Pumas lograron pasar a una Semifinal de la Copa del Mundo.

En el de Francia 2007, Caro tenía dos años, y la llevaba en mis hombros. La del 2015 en Inglaterra la viví con un amigo, y estar ayer en el Velódromo de Marsella y poder ver la Locura Divina que le transmití a Caro, que hoy ya tiene 18, no me lo olvidaré mientras viva.

Fue todo divino. Viajamos de París a Marsella en TGV, una distancia de 750 km que el tren recorre en 3 horas. Llegar y, en la visita al puerto, encontrarnos con miles de argentinos vestidos de celeste y blanco de arriba abajo.

Al mediodía, estaba invitado junto a otros ex Pumas al Beer Garden de Imperial. Hicimos una linda previa y de ahí al estadio caminando.

El partido fue infartante, emocionante y cambiante. Comenzó mejor Gales, que no supo aprovechar su momento y se fue al descanso tan solo 10 a 6 arriba.

El segundo tiempo arrancó con Los Pumas muy decididos. En 5 minutos, ya estábamos 10 a 9, pero llegó el try de Gales que nos alejaba nuevamente, 17 a 9.

El try de Joel Sclavi, convertido por Emi Bofelli, hizo que pasáramos a ganar 19 a 17. En esos últimos ocho minutos, pensé que me infartaba. El tackle salvador de Tute Moroni en el minuto 76 y la corrida y palomita de Sánchez dos minutos más tarde fue cuando nos abrazamos con Caro y dijimos: "Ya estamos en Semis". Faltaba un nuevo penal de Nico Sánchez que puso cifras definitivas, 29 a 16, para otra página que agranda la rica historia del rugby argentino.

El festejo quizá es indescriptible por acá de lo largo que fue, pero 25,000 argentinos enmudecieron a 40,000 galeses, que lo único que hacían era filmarnos con sus teléfonos. No podían creer la Locura Divina de 25,000 argentinos revoleando remeras y cantando "es un sentimiento, no puedo parar". La salida del estadio fue mágica, cantando "el que no salta no va a París".

Siguió hasta la madrugada en los bares del puerto. Hoy ya estamos nuevamente en París, a la espera del viernes cuando juguemos ante los All Blacks, por un lugar en la final.

Es muy complicado, pero ojo que Los Pumas saben de proezas. Les dejo un fuerte abrazo a toda Funes, nuestra linda Ciudad.

Un fuerte abrazo,
Peto Crexell.

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