Jueves, 25 de Abril 2024
Sábado, 07 de Agosto del 2021

El Bodegón, sinónimo de buen comer y buena atención: ¿Hay alguno en Funes?

De tanto indagar sobre los gustos del paladar funense nos agarró hambre. Y el hambre nos hizo pensar en bodegones. Y pensar en bodegones hizo que nos surja una duda: ¿hay bodegones tradicionales Funes?


Porque sabemos que Buenos Aires es la meca de los bodegones, Rosario también tiene lo suyo, y Funes… ¿qué es lo que tiene Funes? ¿Tenemos o no tenemos? No queríamos quedarnos con esta duda fundamental así que acudimos a nuestra herramienta de cabecera para evacuarlas: preguntarle a nuestros seguidores via Instagram.

Y los resultados fueron contundentes. El 80% de los encuestados opinó que en Funes no tenemos ni siquiera un bodegón. Que decepción… ¿merece existir una ciudad que no tiene ni un mísero bodegón? Algunos opinaron que habíamos tenido bodegones pero que todos cerraron, tal el caso de Doña Tita. Pero aguardemos un poco, porque entre los que dijeron que sí tenemos bodegones aparecieron dos nombres actuales: Pericich y La Bardonecchia. Y ahora aparece una pregunta: ¿estos negocios son bodegones? 

Para responder esto primero deberíamos saber en qué consiste un bodegón. Sí, parece básico, pero cuando empezamos a preguntarle a la gente qué es lo que consideran cómo bodegón nos damos cuenta que es un concepto escurridizo: algunos se imaginan un lugar con 100 años, otros un lugar barato, otros un lugar con platos con porciones gigantescas, otros un lugar sucio y descuidado, otros un lugar lleno de banderines de clubes de fútbol… en fin, parece inasible, pero vamos a hacer el esfuerzo de definirlo. 

Antes de seguir, y ahora saliéndonos del terreno relativo, podemos decir con seguridad que en Funes no existe ningún local gastronómico que responda a esa idea de bodegón con al menos 50 años de historia. Los negocios funenses son por lo general jóvenes. Aclarado esto, continuemos.

El comidista Pietro Sorba, que ha escrito libros y por consiguiente teorizado sobre los bodegones, se explayó sobre este tema en un vivo de Instagram que tuvo con la gente de Comedor Balcarce durante la cuarentena pasada. “Los bodegones nacen cuando muchos almacenes y despachos de bebidas, 60 o 70 años atrás empezaron a cambiar. Empezaron a incluir la comida ahí adentro y a partir de ahí se empezó una nueva historia. Es un fenómeno urbano, de las grandes ciudades. En el campo hay pulperías, que son las abuelas de los bodegones”, explicó.

Cuando le preguntaron a Pietro cómo tiene que ser un bodegón, el hombre oriundo de Génova dijo que para eso tenía dos respuestas. Una tradicional: “Un lugar que tiene más de 60 años y que tiene una historia, que las paredes transpiran esa historia, que vos entrás y te das cuenta que ahí pasaron cosas a lo largo de décadas. Y se mantiene una gastronomía, un estilo, que las recetas son siempre las mismas, no hay cambios radicales, es una comida muy tradicional, y punto. Desde el punto de vista decorativo hay sifones, fotos de famosos, Maradona, Mirtha Legran… porque el bodegon es un lugar popular y las imágenes que se ven normalmente son las fotografías de las figuras populares”. Como dijimos antes, un lugar así no tenemos en Funes.

Pero Pietro también tiene una segunda respuesta, en donde aparece una definición más amplia, porque los tiempos cambian y las cosas evolucionan. “Y después hay bodegones que no tienen esa historia, empresarios gastronómicos, por ejemplo, que abren un restaurant y quieren seguir con un esquema que es argentino, y quieren tomar lo mejor de esa historia de los bodegones y trasladarlo con mucho respeto, porque el riesgo de descarrilar es muy grande. Hay empresarios que toman esa herencia, esos platos, y los trasladan sin locura a una instancia más contemporánea. Si un empresario joven quiere hacer un restaurant de comida tradicional, con cariño, respeto, y dedicación, está bien porque ese es el futuro”, agregó.

Hablamos con Julio, dueño de La Bardonecchia (Yrigoyen 1857), un lugar que se define a sí mismo como una trattoria (se pronuncia acentuando la i). “La trattoria italiana es un lugar muy chico, que atiende la familia y es 100% artesanal. Eso es en Italia. Trasladada al castellano es tipo un bodegón. Que los bodegones típicos también vienen de generación en generación atendidos por sus familias”, arranca.

“En La Bardonecchia estoy yo como cocinero y mi mujer en el despacho. Nosotros seguimos esa idea de trattoría y bodegón. Hacemos los salames, las bondiolas, los jamones crudos, el pan casero, y tenemos un menú criollo y uno italiano”, explica, mientras nuestra panza ya empieza a hacer ruido.

“Lo nuestro es familiar, artesanal y el dueño es el que cocina”, agrega Julio, como para dejar en claro por dónde va la cosa. Y como para reforzar el perfil tradicional cuenta que para el verano planean rescatar “las viejas y queridas baterías, algo que era típico antes, cuando te sentabas a tomar el vermut y te traían 20 platitos con todo tipo de cosas”.

Bueno, escribimos más de lo que nos habían autorizado, ahora nos vamos a tener que pelear con el editor, así que vamos redondeando. Nuestra conclusión es que en Funes hay bodegones, sin la antigüedad típica de la ortodoxia bodegonera, obvio, pero si manteniendo la tradición que implica este concepto que hoy nos dedicamos a desmenuzar. La Bardonecchia es sin dudas bodegon, sin historia, eso sí. O mejor dicho, con una historia jovencita. Pero siempre, el juez supremo lo tenemos en el estómago.

¿Y Pericich? Ya hablaremos de Pericich. Hasta la próxima.

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