Miércoles, 24 de Abril 2024
Martes, 26 de Octubre del 2021

Buen descanso, Bufa

Hoy me entero que Héctor Bufarini se ha jubilado después de cuarenta años enseñando Educación Física a cientos de personas como yo.

por Vanesa Fresno

Si algo odiaba el profe Héctor Bufarini era que lloviera. Eso significaba que tendría que lidiar con la testosterona al palo de más de una veintena de adolescentes durante una hora adentro de un salón sin poder hacerlos entrenar.

Se le notaba en el humor: más cascarrabias que lo habitual. Sacaba un libro con el reglamento de algún deporte y empezaba a dictarnos. Recuerdo aquella vez que salió del salón por unos minutos y se lo escondimos. Enfurecido, nos castigó a todos, pero ya ni recuerdo cómo.

Ese era Héctor, el Bufa. Gruñón pero amoroso. Fiel creyente, administraba la energía de varones adolescentes con una máxima católica: apretar pero no ahorcar. Podía ser severo si quería, pero todos sabíamos que era casi un acting.

Portarse más o menos bien significaba tener media hora para hacer lo que más nos gustaba: jugar a la pelota. Portarse mal, dos o tres vueltas más alrededor del Poli. ¡Si lo habré puteado con la boca seca y un calambre en el bazo!

Pero cuando volvía al Poli arrastrándome después de completar la última vuelta, ahí estaba Héctor con una sonrisa caminando hasta su Duna rojo, abriendo el baúl y sacando la número cinco. Tenía la llave de la felicidad.

Hoy me entero que Héctor Bufarini se ha jubilado después de cuarenta años enseñando Educación Física a cientos de personas como yo. Buen descanso, Bufa. Merecido.

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