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Viernes, 14 de Diciembre del 2018

Cómo se hizo “Emociones que cuentan”, un libro de historias

<p>Es la publicación de cuentos escritos por alumnos de Sexto y Séptimo grado de las escuelas primarias de la ciudad.<br /> <br />  </p>

Vanesa Fresno - InfoFunes

 

"Emociones que cuentan" es el libro de cuentos que alumnos y alumnas de 6to y 7mo grado de las escuelas públicas de la ciudad publicaron hace algunos días. Un libro editado con el apoyo de la Secretaria de Educación Municipal, y con el aporte de Funescoop, que se puede leer en cada escuela y bibliotecas locales.
 

Tania Etchegaray es la diseñadora gráfica que promovió la iniciativa, motivada por su interés en la educación y con ganas de llevar adelante un proyecto en el que los chicos sean los protagonistas.

 

El trabajo, colaborativo, democrático y multidisciplinar, comenzó en cada aula a principios de año, y se concretó en la edición de mil ejemplares de este libro de cuentos que repasa, con historias fantásticas o más realistas, el mundo emocional de cientos de chicos y chicas entre los 10 y 12 años.

"En cada edad siempre es importante para la formación, que los chicos tengan presente cada emoción, que las reconozcan. Así se forma una personalidad mucho más sana a la hora de madurar", cuenta la autora de la iniciativa, que en su proyecto fundamentó el objetivo: "Darles a los niños la posibilidad de contarnos, de enseñarnos, de sentirse verdaderamente escuchados, y partícipes de un proyecto de cambio. Darle valor a la palabra de los más pequeños".
 

El resultado de "Emociones que cuentan" es realmente maravilloso. La originalidad y creatividad de cada texto es una de las cosas que más sorprendió a Tania, y a las propias docentes que acompañaron a los chicos en sus textos desde el día uno. Miedos, alegría, tristeza, ansiedad y muchos finales felices. Un verdadero crisol de emociones pre adolescentes.
 

Las historias creadas son tan diversas como las emociones: desde el paso latente (propio o de hermanos) de la primaria a la secundaria de “Mi hermana está creciendo”, pasando por una "máquina emocionaria” que le pasa tristeza, amor, deseo, enojo, felicidad y miedo a los que la usan, pero que funciona mal, a historias de peleas de amigos, y reconciliaciones, hasta cuentos sobre el embarazo adolescente o bullying. El día a día de cada chico o chica, plasmado en un texto que puede ser muy esclarecedor para ponerse en los pies de quiénes están ya prontos a dejar los guardapolvos de primaria.
 

Como si fuera poco el libro es, además, lindo. Las ilustraciones de cada cuento fueron realizadas por los mismos alumnos, que trabajaron las historias en plástica o dibujo. La edición respetó en cada detalle lo que los chicos querían contar, y lo integró en un soporte impreso de 80 páginas a color, y su equivalente digital en el que se colgaron todas las historias producidas, y que se puede disfrutar en www.emocionesquecuentan.com.ar
 

Cómo se construye un libro

Cómo primera instancia, los 6tos y 7mos trabajaron con otro libro como bibliografía inicial.
"Emocionario" fue el glosario de emociones con el que "comenzaron compartiendo en clase, reconociendo las emociones y contando alguna anécdota". A la hora de escribir, un gran incentivo fue la posibilidad de que sea para "crear" un libro.
 

"La promesa de que sus cuentos iban a estar editados en un libro y que iban a llegar a mucha gente, familiares, fue maravillosa. Creo que eso también los motivó mucho y pusieron mucho trabajo", cuenta Tania y confiesa: "Me terminó sorprendiendo mucho, y a las docentes mismas también. Hubo una respuesta de los chicos que no se la esperaban, todo lo que surgió con todo esto fue maravilloso".
 

La consigna era que el cuento atraviese emociones. Algunos cursos escribieron historias grupales, los grados que trabajaron en forma individual eligieron ellos mismos que historias de las producidas les generaba más emoción.
 

Tania destaca: “Para mi también era un desafío super importante, si bien en mi trabajo en la editorial he maquetado libros para un montón de escritores super importantes, maquetar lo de los chicos era un desafío enorme. Quería que a ellos les gueste, y por suerte estaban contentos todos”.