Sábado, 28 de Septiembre 2024
Martes, 24 de Octubre del 2017

Desembarca en Funes para dar formación en yoga infantil

<p>“Cuanto más yoga se haga en las escuelas mejor, cuanto más sanado tenga uno el niño interior mejor”, plantea Inés González Gainza, que estará el finde en la ciudad.</p>

 

Inés González Gainza, o Rameshdeep Kaur en el mundo del Yoga, es una reconocida maestra de maestros. En una de las tantas paradas que la llevan a recorrer el mundo, desembarca en Funes este fin de semana para dar formación intensiva de instructores en yoga infantil.

 

La visita de Inés Rameshdeep será el próximo viernes 27 hasta el domingo 29, tres jornadas en las que pondrá en conocimiento la técnica en la que trabaja desde hace más de 20 años: Kundalini Yoga. Inés se formó en Hatha Yoga a mediados de los 80’ cuando tomó sus primeras clases con la icónica Indra Devi, años de viajes y aprendizajes la llevaron también a entrevistarse con Sai Baba en la India.

 

Viviendo en Hawai comenzó su recorrido con el yoga para niños, que potenció cuando abrió su primera escuelita para el público infantil en San Martín de los Andes, ya de vuelta en Argentina. Pero su consagración como instructora de formadores vino de la mano de “Yoga Bhajan, yoga con niños”, un libro de juegos, cuentos y canciones con tanto reconocimiento que ya fue traducido al inglés y al alemán; y está en proceso de traducción al portugués, francés e italiano.

 

“En la práctica y la enseñanza del yoga para niños me di cuenta de lo interesante que es para ellos aprender con canciones y cuentos”, cuenta Inés, que diseñó este libro que incluye cuentos, juegos, poemas y canciones, además de cartas con las que los chicos van aprendiendo las distintas posturas del yoga, jugando. “Fueron herramientas que puse en práctica concretamente y funcionaron siempre muy bien”.

 

Desde entonces, Rameshdeep se dedica a dar estas formaciones como la que dará este fin de semana en Funes: “Los talleres son para adultos, maestros, padres, todos los que trabajen con niños y también muchas veces vienen personas que no necesariamente van a trabajar con niños, pero que sienten que deben sanar el niño o la niña interior. Se trabaja mucho lo que es la relación con la madre, el padre y el niño interior que está muy relacionado con nuestros proyectos. El último día se hace el laberinto y ahí si esas últimas horas del taller pueden venir con los niños cercanos”, explica. Inés quiere que “el legado continúe” porque “cuanto más yoga se haga en las escuelas mejor, cuanto más sanado tenga uno el niño interior mejor”.

 

“El niño cuando nace respira desde el abdomen, tranquilo y profundo. A medida de que los niños van creciendo y se olvidan de que en realidad son un alma y que esa es su esencia verdadera, empiezan a absorber el estrés que viene del sistema, de los padres. Es ahí cuando comienzan a respirar de un modo más superficial y comienza como una dicotomía del niño y su cuerpo”, explica e indica: “A lo que apuntamos mucho entonces es realmente a observar cómo está y cómo es la respiración, como está la mente pensando, porque está muy relacionado cómo una respira y cómo una piensa, porque la respiración es la base del pensamiento, apuntamos entonces a ese respirar profundo”.

 

Según su experiencia como docente de chicos y como maestra de maestros, en los grupos de chicos que realizan yoga en las escuelas se comprueba que “baja muchísimo la violencia, empieza a notarse una camaradería, una empatía”. Inés rescata también un aporte importante para la enseñanza del yoga en chicos: “que el niño se sienta maestro y que le comparta a los padres sus conocimientos en yoga es también algo súper rico”.