Caminantes de sueños: Funenses encararon nuevo viaje por Asia y Europa

“Asia lo veníamos manejando desde mediados del 2016”, contó Ángel desde Foz de Iguazú, a la espera del vuelo que posteriormente les hizo cruzar el charco. “La idea principal era disfrutar al menos dos meses de vacaciones, somos profesionales y gracias a nuestra profesión disponíamos al menos de dos meses. Comenzamos a buscar vuelos, relacionado con la disponibilidad de nuestras de vacaciones, que eran en enero y febrero, y conseguimos un vuelo barato al lugar que nos había llamado poderosamente la atención: el sudoeste asiático, Tailandia”.

Pero los planes del principio sufrieron algunos pequeños cambios: “Una vez que conseguimos el vuelo a muy buen precio decidimos realizar unos ahorros, para cuando volvamos tener con qué ‘volver’ a empezar el año 2017, hasta que retomemos el trabajo, y compramos un auto como inversión. A mediados de octubre, en una charla sobre el viaje, nos preguntamos mutuamente la posibilidad de ‘continuar la odisea de viajar sin tiempo’, pero esta vez en dos continentes distintos y muy lejanos. Fue así que decidimos ‘dejar’ todo y emprender viaje hacia Tailandia unos meses y luego por marzo estar en Europa”. Así comenzó la aventura.

El itinerario. “Fuimos armando como una ruta más o menos, teniendo en cuenta los gustos propios, lugares que son casi como no negociables, templos, playas, ciudades emblemáticas en esos países”, dijo Ángel sobre el itinerario del viaje sin tiempo. “La idea principal, y a gran escala, es recorrer Tailandia centro y norte, viajar a Camboya y bajar a Malasia, para luego subir por el sur de Tailandia. El tiempo estimativo es de 50 días para ese recorrido”.

Actitud de viaje. La organización de este tipo de viajes no es algo simple. “Una vez decididos los destinos, lo que siempre tenemos en cuenta es en què estación del año vamos a estar, así que si hace calor la ropa siempre va a ser liviana, y eso simplifica todo. En cuanto a Europa justamente llevamos algo de abrigo porque vamos a entrar en primavera. Así fue sencillo”, explicó el viajero con precisión de cirujano, y hasta se animó a dar un tip: “uno tiene que tratar de economizar en peso y espacio porque eso después va a nuestras espaldas. La experiencia en llevar las mochilas hace que uno sea prevenido en llevar sólo lo necesario”.

La convivencia entre viajeros también es un ítem a cuidar. Para este viaje, Ángel y Victoria tienen un condimento especial: “nosotros estamos de novios hace apenas un año y medio. La paciencia mutua, el desacuerdo y la comunicación ante tal es fundamental. Es loco pensar, con poco tiempo de salir, en irnos tan lejos juntos, pero son desafíos que decidimos también afrontar con el viaje. La realidad es que compartimos muchos gustos y nos queremos mutuamente, esos son dos factores fundamentales. Pero si es todo un reto a manejar, más sabiendo que no te podes pelear e irte de un amigo a charlar o con la familia”, analizó el novio. “Dios quiera que salga todo bien, jeje”, remató, risueño.

El valor de la experiencia. Los jòvenes funenses, ya en una nueva aventura, valoraron los aprendizajes de viajes anteriores, que los ayudará a superar los miedos típicos, “sobre todo los miedos a muchas cosas como estar lejos, (en este caso aún más), de si alcanza el dinero, de que pasara si nos roban o si nos pasa algo inesperado, tener la ayuda (familia) en otro continente. Esos miedos se van borrando con las experiencias que uno va adquiriendo”.

“Muchas son las expectativas”  dice Ángel, “encontrar ese o esos lugares con los que uno se sienta pleno, siente que de verdad es increíble. Que terminas pensando ‘qué loco esto’. Sorprendernos con un mundo totalmente distinto al nuestro, la cultura de los lugareños, lo cotidiano de la gente”. En esas cosas tan simples en el otro lado del mundo es donde los chicos esperan encontrar los aprendizajes de esta nueva aventura y que esta valga la pena. Nosotros, por lo pronto, seguiremos la aventura vía su página de Facebook, “Caminando sueños”. ¡Mucha suerte!