Viernes, 27 de Septiembre 2024
Martes, 15 de Noviembre del 2016

Opinión: "No se puede vivir del error"

<p>La columna de opinión de Martín Ostolaza de nuestra última edición papel. Hoy, Barreto y el paso en falso del estacionamiento medido.</p>

Los políticos se legitiman en primera instancia ganando elecciones. Superada la instancia, al triunfador lo espera la tarea de gobernar. Con la legitimidad del voto como trofeo, el desafío de mínima es mantenerla y el de máxima ampliarla, hasta que llegue el próximo turno electoral y ahí se buscará ratificarla para retener el poder. En la dialécitca elecciones-gestión suele moverse la política real, aquí y en cualquier lugar de la tierra.

Sobre lo electoral se pueden hacer miles de análisis pero el resultado no cambia, a nivel ejecutivo se gana o se pierde. Y el PRO ganó la intendencia en el 2015, punto. En cambio, el plano gubernamental tiene más aristas, y para que una política pública, idea, proyecto se incline para el lado favorable es necesario dialogar, escuchar, acordar, ni más ni menos que el tan proclamado y poco aplicado consenso. Justamente eso fue lo que no logró –ni intentó- el PRO cuando envió el proyecto de estacionamiento medido al Concejo Municipal, encontrándose ahora en la situación contraria, denominada disenso.

Disenso que se vio reflejado fundamentalmente en la negativa de todos los concejales, incluidos los afines, a tratar el tema en el recinto, y por otro lado, también tuvo su correlato en la fan page del municipio: en el posteo que hizo la Municipalidad en su portal de Facebook con fecha 26 de octubre comunicando el proyecto de estacionamiento medido en el centro de la ciudad, de 47 comentarios en total, 46 fueron entre críticos y muy críticos de la idea. Tan sólo un indicador, al cual el padre de la criatura suele prestarle particular atención.

Esto no quiere decir que Barreto en todos los casos tenga que hacer lo que la ciudadanía pretenda. Fue elegido para representarla y tiene que tomar decisiones pensantes y firmes. Decisiones que en un principio pueden resultar poco agradables para los vecinos, pero si hay convicción de que ahí radica una de las soluciones reales del problema, y se avanza en ese sentido porque se estudió en profundidad y se alcanzó acuerdos, se demostraría sustento y dotes de liderazgo. Se sabe que los cambios generan resistencias.

El problema es que nada de esto parece ser lo que sucede, más bien todo lo contrario. El envío del proyecto al Concejo de un día para otro –“Mandaron el proyecto de la nada”, aseguró el concejal Luis Dolce, también del PRO- y su posterior derrota, denota un ejecutivo irresoluto, equívoco, ansioso de clausurar el debate a pura tarifa.

Por otra parte, tampoco impulsó alguna iniciativa propia para instruir –e instruirse- a la comunidad y así ampliar la visión del problema y evaluar alternativas. Ni siquiera se sumó a actividades desarrolladas por instituciones de la ciudad como fue el Taller de Movilidad realizado el sábado 22 de octubre, del cual ningún funcionario local participó.

¿Cómo pudo el gobierno local enviar un proyecto de estacionamiento medido al Concejo Municipal sin siquiera asegurarse el apoyo de los concejales de su mismo partido? He aquí una obra maestra del error y la torpeza política.

Hace unas semanas el problema del tránsito era multidisciplinario, según el intendente. Hoy parece que no era un problema de amplitud disciplinaria, sino más bien de arbitrariedad financiera. El PRO local intenta resolver los asuntos de gestión de una única forma: recaudando.

Para salir del disenso que Barreto-Salvi se autogeneraron se necesitan dos conceptos claves, asegura Franco Delle Donne: coherencia para que aumente la aceptación de las políticas a implementar, y flexibilidad para asimilar e incorporar otras interpretaciones del problema. Bienes que escasearon en el oficialismo local.