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Viernes, 29 de Noviembre del 2013

¡Socorro! 5° Año

InfoFunes entrevistó a cuatro alumnos de 5° año de colegios de la ciudad, quienes cuentan las sensaciones del secundario que se termina y el desafío de empezar una nueva carrera, los miedos y sueños, y el reto de trabajar de lo que les guste en su propia ciudad.

Foto: Vanesa Fresno (InfoFunes)
Como todo fin de ciclo, el egreso de la escuela secundaria es un momento crucial y contradictorio en la vida de los adolescentes que, luego de al menos doce años dentro del sistema educativo obligatorio, se aprestan a decidir qué harán de su futuro, entre la nostalgia por lo que dejan atrás y el ímpetu por la nueva aventura.
 
Sensaciones, carreras elegidas, opiniones familiares, estudiar en otra ciudad y pensarse ya recibidos son algunos de los tópicos que InfoFunes tocó en charla con Martín Vargas, Micaela Altamirano (de 5° año de Humanidades de la 398), Melina Bufarini y Guillermina Mammarella (de Humanidades de María Auxiliadora).
 
"Estoy con un montón de situaciones encontradas y chocadas, porque ya desde principio de año cuando me decidí por estudiar quería que todo termine para poder empezar. Mucha gente me decía que estaba loca, que disfrute la escuela, pero yo siempre quise eso de poder hacer lo que a mí me gusta. -dice Guillermina Mammarella, poniéndole palabras precisas a este momento-. Llega fin de año y te ponés a pensar en un montón de cosas, pensar que en la facultad todo va a ser más difícil y más duro, pensar también que yo al colegio siempre lo sentí como una segunda casa y sé que la facultad no va a ser tan así. Entonces la felicidad de poder empezar algo nuevo, lo que yo quiero, y la tristeza de terminar esta etapa y dejar un montón de cosas atrás".
 
Carreras
"Espero poder seguir trabajando a la tarde y a la mañana estudiar en el profesorado de educación primaria, en Rosario", cuenta Guillermina, que desde hace un tiempo trabaja cuidando chicos y ahora espera salir sorteada para poder cursar en el turno mañana del Normal 1.
 
Sobre cómo se decidió por el profesorado, cuenta: "Siempre estuve entre Trabajo Social, Psicopedagogía o Magisterio, todas con orientación humanística, y a principio de año, pensando en qué lugar me vería trabajando, me di cuenta que quiero estar en un salón enseñando, entonces me decidí por eso". Esa decisión personal la reforzó con el trabajo que los alumnos de María Auxiliadora realizaron durante el año con un psicólogo especializado en orientación vocacional.
 
Martín Vargas se prepara para estudiar Radiología en un instituto privado de la zona sur de Rosario. "Primero quería ser contador o profesor de educación física -cuenta-, pero como no me gusta nadar y tenía que saberlo sí o sí, y contador no porque con matemática voy mal...". Por eso cuando el padre de una amiga que había estudiado radiología y que podía conseguirle salida laboral en sus lugares de trabajo se lo propuso, Martín no lo pensó dos veces.
 
"Yo a diferencia de él no me tiré por lo que tenía asegurado, yo tenía asegurado para el profesorado de primaria en una escuela privada de Rosario, porque ahí una amiga mía es directora, así que si me recibía iba a ejercer allá. Pero hablando con personas que conozco me dijeron que estudie lo que a mí me gustaba y bueno, me tiré por la música", dice Micaela Altamirano, dispuesta a estudiar el profesorado de Música, en la Escuela Provincial de Música, en Rosario.
 
Ya desde la primaria sabía que iba a ser profesora de algo y en el último tiempo se convenció a si misma de que la música era lo mejor. "Mi papa quería que estudie contador, Arquitectura o todas esas cosas que tiene allá arriba, pero no es lo que yo quiero. Anteayer le dije que ya quería irme a anotar a la escuela de música y me dijo: < >. Y le dije que no. No tengo trabajo asegurado con la música…", dice. Aparte de estudiar ella quiere trabajar pero sus padres ya le dijeron que mientras estudie no puede trabajar.
 
Melina Bufarini decidió en septiembre que va a estudiar Kinesiología en Rosario. "Venía con inquietudes con más o menos cinco carreras y me fue muy difícil decidirme. Siempre me incliné por el lado de la Psicopedagogía y la Psicología pero la parte médica y anatómica también siempre me interesó así que como que encontré en Kinesiología la mezcla y pude decidirme. Una de las personas con las que lo hablé fue con mi preceptor del colegio y llegamos a la conclusión de que no iba a encontrar la carrera que tenga todo lo que me guste así que iba a tener que buscar desde cual me iba a resultar más fácil llegar a los otros campos, y con la Kinesiología puedo llegar a la psicología desde la psicomotricidad, la estimulación temprana y ese tipo de cosas", explica con claridad.
 
Desde hace algunos años Melina trabaja de manera informal como auxiliar de su profesora de danza -es maestra elemental de danzas- dándole clases a los grupos más pequeños, algo que planea continuar.
 
Ir y volver
Se sabe que aquellos funenses que deciden estudiar en el ciclo superior irremediablemente deben trasladarse a Rosario para poder hacerlo, algo a lo que los chicos se van acostumbrando desde pequeños.
 
"Ese es el miedo principal que uno tiene, aunque voy de chica allá. Mi miedo es más que nada a cansarme y que tener que viajar tanto me dificulte el estudio", dice Melina. "Tener que ir a la otra punta de Rosario todos los días y encima tener que trabajar a la mañana me parece un re viajón (sic), aparte de un presupuesto más. Pero bueno, es un esfuerzo que también trae beneficios", se resigna Martín. "Me va a costar acostumbrarme, pero no queda otra", reconoce Micaela.
 
Melina, a diferencia del resto, le encuentra la parte positiva a esto de viajar a la gran ciudad. "Está bueno porque es parte de crecer, de conocer, de independizarse, a pesar de que una está acostumbrada a la tranquilidad de Funes y el sólo hecho de ver el tránsito en Rosario ya me da dolor de cabeza. Ya sé que va a ser tedioso y cansador pero va a estar bueno por el hecho de independizarse", dice.
 
Trabajando
Últimamente uno de los temas en boga sobre la proyección de la ciudad ha sido la falta de oportunidades laborales que Funes les ofrece a los jóvenes. Un tema que también surgió en la charla.
 
"Lo que yo veo de promociones que ya se han recibido es que hay demanda laboral pero dentro de lo que son los trabajos básicos, por ahí si se busca una inserción laboral más profesional que tiene que ver con lo que estudiaste la mayoría tiene que ir a Rosario, por el nivel de servicios que hay, es como más profesional allá y hay más variedad de lugares; pero yo creo que en un futuro se va a trasladar también a Funes", dice Melina, que confía en poder trabajar en algunas de las clínicas de rehabilitación que han abierto en la ciudad en el último tiempo.
 
"La demanda laboral es más para los locales, negocios, si te ponés a pensar no hay muchos dispensarios, no hay muchas escuelas... -dice Micaela-. Yo me siento muy de acá y me gustaría poder dar clases acá, pero sino será en Rosario o en donde sea".
 
"Acá no hay hospitales así que no me queda otra que ir a Rosario", dice Martín. Guillermina ha hablado del tema con mucha gente y le han dicho que "las escuelas necesitan maestras por todas partes". "Trabajar acá sería re lindo porque es donde yo crecí y me eduqué. Hay tres colegios salesianos en Rosario y me gustaría trabajar en alguno de ellos también. De cualquier manera una siempre está abierta a cualquier cosa nueva, con tal de enseñar, de estar adentro de un aula con los chicos, sea donde sea me va a gustar", agrega esta chica que dice haber encontrado su vocación yendo a colaborar al comedor San Cayetano de barrio Ludueña, en Rosario.
 
Así, entre la tristeza de lo que se deja atrás y la expectativa de lo nuevo, estos -como tantos otros- jóvenes funenses se preparan para arrancar un año que será distinto, el comienzo de una nueva aventura.