Sábado, 04 de Mayo 2024
Miércoles, 21 de Noviembre del 2012

Los jóvenes y el desafío de la vivienda propia

Las dificultades para acceder a una vivienda se replican en todo el país, y en particular en Funes, donde los lotes y las viviendas se revalorizan año a año. Qué políticas públicas se pueden planificar para evitar el desarraigo.

Hace años que las dificultades para acceder a una vivienda lamentablemente dejaron de ser noticia. A la falta de créditos hipotecarios a largo plazo -en gran parte debido al colapso bancario de 2001 y luego a una inflación sostenida que desvirtúa las tasas de interés- se le sumó la revalorización de los inmuebles, que se constituyeron en refugios de valor. 

A ese escenario, que es generalizado en todo el país, en Funes se le suman otros condimentos que lo terminan de complicar: las virtudes de la ciudad lograron acoplar con éxito la nuevas ondas de migración que llegan desde Rosario, atrayendo una demanda sostenida que ha impulsado hacia arriba -aún más- el valor de las propiedades; a su vez, las posibilidades de urbanización se van acabando y muchos funenses nacidos y criados son obligados a buscar suerte en otro lares.

Según lo afirma Leonardo Mateos, de la Cámara de Inmobiliarias  de Rosario (CADEIROS) delegación Funes, para poder comprar una casa en Funes hay que partir de los 70 mil dólares. "Gente que tiene un respaldo económico por ahí puede llegar, una pareja en donde cada uno tiene sus ingresos, y algún pequeño ahorro. Entonces un poco entre algún ahorro personal, más alguna ayuda de la familia, más algún crédito o cuota, puede llegar a la primer vivienda". Evidentemente lejos está de ser para todos.

En la misma línea, el joven concejal del PJ Mauro Miguez afirma que un lote promedio en alguno de los nuevos loteos ronda los 200 mil pesos, con financiación pero con una entrega inicial de 70 mil pesos.

"En general los jóvenes están más tiempo en la casa de los padres o de los suegros, cuesta más independizarse a través de vivienda propia. Con alquiler es más fácil, porque una pareja que trabajan los dos se juntan y llegan", explica Mateos. Ahí talla otro problema: en Funes "la oferta es mucho menor que la demanda de alquileres permanentes. Hay una necesidad notable de alquileres permanentes".

Esa realidad lleva a muchos jóvenes funenses a tener que alquilar en Rosario. "Tenemos un problema de desarraigo que tenemos que enfrentar y debatir. Nosotros queremos que los hijos de los hijos de los hijos de quienes vinieron a Funes por primera vez tengan la posibilidad de seguir viviendo acá", dice Gonzalo Miranda Aguiar, Secretario de Gobierno de la Municipalidad.

En ese sentido, el Municipio aún tiene en planes encarar un plan de viviendas para funenses en un proyecto a acordar con los privados que pretenden urbanizar la estancia La Polola. La idea es destinar un sector de esos terrenos para la gente que se crió en Funes y no puede acceder a una vivienda, entre ellos los jóvenes. "La metodología todavía no está terminada. Porque es una política pública que tiene que estar muy bien articulada. Hay que ver el proyecto definitivo que aprueba el Concejo porque eso todavía está en un anteproyecto que ingresó al Municipio. Hay otra realidad con respecto al tema de las inundaciones, de utilizar un espacio como reservorio, como un paliativo. Por lo cual se tiene que redefinir todo el proyecto, por lo que, a ciencia cierta, no tenemos todavía cuantas hectáreas o lotes se podrán destinar", dice Miranda Aguiar. 

En tanto, Mauro Miguez no es optimista con respecto al proyecto de La Polola. "No hay ningún detalle, en general el Ejecutivo suele manejarse con estas ideas lanzándolas al aire en los medios de comunicación pero no dándole forma alguna a través de un proyecto concreto. Y lo que me llama la atención es que donde hoy se proyecta un futuro reservorio después de las inundaciones la intendenta dijo en su momento que se proyectaba el loteo y la construcción de viviendas para funenses. Es muy complejo la articulación entre una zona residencial de viviendas y un reservorio hidráulico, porque el efecto más claro de esta convivencia es el barrio Alfonsín donde si el reservorio no está bien mantenido o falla hay inundaciones".