Jueves, 28 de Noviembre 2024
Viernes, 01 de Junio del 2012

Asaltaron al subsecretario de Cultura de Funes en su estudio de Rosario

Fernando Leva fue abordado por dos delincuentes en el estudio jurídico que comparte con otros dos abogados a media cuadra de los Tribunales. Les robaron 8 mil pesos, anillos, celulares y dos computadoras portátiles.

Leva, junto a Vicario y Stocco, las víctimas del asalto
El subsecretario de Cultura de la Municipalidad de Funes, Fernando Leva, fue asaltado por dos delincuentes que fingieron ser clientes. El hecho sucedió en el estudio jurídico que Leva comparte con otros dos abogados, a media cuadra de los Tribunales de Rosario.

"Ya los atiendo", les dijo Leva a los dos muchachos que lo esperaban para realizar una consulta por un problema laboral, cita que habían solicitado la mañana del miércoles. El letrado se dirigió a la cocina de su estudio y entonces los clientes cambiaron de planes: uno lo siguió y lo encañonó con un arma, mientras el otro se encargó de los otros profesionales que comparten el estudio jurídico ubicado a 50 metros de los Tribunales. 

Así encerraron en una oficina a seis personas —entre ellas dos clientes— y concretaron un robo que sorprende por la selectividad: sólo esquilmaron a los abogados, a quienes les sustrajeron unos 8 mil pesos, anillos, celulares y dos computadoras portátiles. Luego huyeron, no sin antes deliberar 15 minutos con un cómplice que los esperaba afuera sobre la forma de abandonar a sus víctimas para que éstas no pudieran pedir auxilio inmediatamente.

"Eso fue lo peor, no se iban más. Por suerte nadie vino ni llamó durante los 45 minutos que estuvieron, porque no sé qué hubiera pasado", recordaba ayer Laura Vicario. La abogada, de 41 años, se dedica al derecho de familia junto con su socio Claudio Stocco, de 46. Y desde diciembre comparten las oficinas ubicadas en una planta alta de Balcarce al 1700 con Fernando Leva, de 43, y especialista en temas laborales.

Precisamente con éste habían concertado una cita para las 17 del miércoles dos muchachos de entre 25 y 30 años, bien vestidos y correctos, que esa mañana habían ido personalmente hasta el estudio. "Dijeron que a uno lo habían despedido del trabajo hace 15 días y querían hacer una consulta. La persona que los atendió les pidió un teléfono y ellos le respondieron que no tenían, pero que volverían a la hora acordada", recordó Vicario.

Más que puntuales, a las 16.50 los clientes tocaron timbre. En el estudio estaban Vicario, Stocco, un colaborador de Leva y un matrimonio anciano de clientes.

Según relataron las víctimas, unos 15 minutos después llegó Fernando, les dijo a los jóvenes que lo esperaran y se dispuso a atender al matrimonio de ancianos. De pronto le sonó el celular y fue a la cocina. Entonces uno de los clientes fue tras sus pasos y lo encañonó con un arma.

"El otro —contó Stocco— vino a la oficina en la que estábamos Laura y yo. Nos mostró una pistola pequeña y nos dijo «vamos, vamos». Pasó por donde estaba el colega que trabaja con Fernando y el matrimonio y nos llevaron a otra oficina que no tiene ventanas a la calle". Ese detalle, de dominar a las víctimas en la única oficina sin salida al exterior le hizo presumir a Laura que los ladrones conocían el lugar.

 

Una vez en esa habitación, y después de cerrar todas las ventanas de la casa, los ladrones sacaron precintos de sus mochilas para atar a las víctimas. Fue entonces que la clienta se puso nerviosa y uno de los delincuentes estuvo por agredirla. "No, pará, estos son clientes. Los garcas, los de la plata son estos", le dijo su cómplice.

Así la cosa, "a los clientes no los ataron, simplemente los hicieron sentar en la misma oficina con nosotros. Tampoco les robaron", comentó Stocco.

Sin dato. Con las víctimas bajo control, los ladrones exigieron dinero. Los abogados remarcaron que en el estudio no manejan efectivo, salvo la caja chica y algunas sumas que se usan para el pago de sellados o contratos.

"Eventualmente un cliente puede traer unos pesos de honorarios por un caso, pero no pagamos ni cobramos nada", explicaron Stocco y Vicario, lo que también los lleva a pensar que los hampones no podrían haber llegado en virtud de un dato. "Sólo pueden haber sabido que acá funcionaba un estudio jurídico, nada más, porque acá no se maneja plata".

En ese contexto, los abogados no tuvieron otra alternativa que juntar distintos montos que tenían distribuidos entre ficheros, carpetas y expedientes. Así, más lo que tenían en sus billeteras los hampones recaudaron unos 8.000 pesos. También se llevaron los celulares de los profesionales, una notebook, una netbook, la alianza y dos anillos de Laura —"incluso uno de bronce", dijo la abogada— y los relojes.

Pero el mal trago no terminó allí. Y no porque los maleantes no estuvieran conformes con el botín sino porque parecían no saber cómo terminar su labor. Maniatados y nerviosos, los abogados escucharon un diálogo propio de una comedia.

"No sabían dónde dejarnos. Empezaron a hablar con un handy con otro que estaba afuera. «Enciérrenlos en el baño», les decía. «No caben, son seis», le respondían. «Ojo, que no pase lo de la semana pasada, que salen y se ponen a gritar», les advertía el de afuera. El tiempo pasaba y ellos no se iban", contó Laura, nerviosa de sólo recordarlo. "No quiero pensar qué hubiera pasado si llamaban al celular de uno de nosotros y no contestábamos. O si alguien tocaba timbre".

Finalmente, decidieron dejar a las víctimas como estaban en esa oficina y les pidieron las llaves del estudio. "Le dimos un manojo de llaves y el tipo preguntó cuál era la de la puerta de calle. La sacó del llavero y se llevó sólo esa", contó Stocco. Ya eran cerca de las 17.40. Minutos después, los abogados se zafaron de los precintos y se liberaron. Entonces sonó el timbre. Esta vez era un cliente de verdad.

Fuente: La Capital