Vino desde Roma a transmitir su pasión por el deporte

Francesca Faustini fue durante 20 años la histórica 9 de la selección italiana de hockey. Con más de 250 partidos luciendo la camiseta de la selección italiana, Francesca decidió cambiar de vida y apostar por Funes, donde en pocos meses desarrolló desde cero los equipos de hockey del Club Universitario del Gran Rosario, en el predio de la escuela Arino.

Vivió en Roma durante 20 años estudiando, trabajando, entrenando y compitiendo con el seleccionado italiano de hockey. Y cuando se retiró formó parte de la confederación italiana de hockey donde vió “toda la parte fea del deporte, la parte más política”.

Dejar el deporte de manera profesional fue un disparador para la jugadora: “No fue simple, una de las cosas más difíciles para un deportista es dejar ese ritmo de vida, dejar de entrenar y competir en alto nivel, viajar. Sentí que no tenía más referencia porque yo vivía entrenando y de gira; y si bien no era como acá Las Leonas que tienen un nivel más profesional, allá es más amateur, el cambio fue rotundo y necesitaba probar otra cosa”.

Así es como Francesca “aterrizó” en Funes. “La vida hay que aprovecharla, yo quería cambiar de vida y me dije o lo hago ahora o no lo hago más, y así me fui”, cuenta Francesca que llegó junto a otra gran ex jugadora de la selección italiana, la arquera rosarina Paula Calvo que vivió años en Roma representando al país europeo. Ya instaladas armaron un proyecto para desarrollar el deporte y se toparon con el apoyo del recientemente creado CUGR que buscaba desembarcar en el hockey competitivo de la zona.

En algunos meses lograron superar los 100 alumnos. La mayoría son niñas, adolescentes o adultas y ya se formó un equipo masculino de menores. Así como pasó con las “mamis”, que se sumaron a entrenar a la par de sus hijas, y ya formaron tres equipos, los “papis” piden pista para entrenar en paralelo con el equipo de hockey masculino.

La experiencia funense resultó así más que positiva para la tana que confiesa: “Vine dejando la puerta abierta, a probar. Y la verdad que ya no quiero volver”. Francesca habla con mucho entusiasmo, rápido y en un castellano claro y fuerte cuenta: “Acá la vida me parece un poco más tranquila, la gente todavía tiene un espacio para su vida social. Allá era todo el tiempo trabajar y trabajar, y los fines de semana llegabas muerto. Acá me parece que la gente se da tiempo para sociabilizar, desde la misma costumbre del mate, eso es compartir”.

El primer cambio drástico fue llegar a Funes y no encontrar un lugar donde entrenar, pero eso duró poco. Se sumó a la 4ta del club rosarino Gimnasia y Esgrima (GER), con quien entrena y compite todas las semanas. Y sin saber si resultaría se animó a iniciar de cero su proyecto de docencia y sacó a relucir su título de profesora de educación física, además de aprovechar la experiencia que ganó siendo la columna vertebral de cada equipo en el que jugó. Francesca es una de las jugadoras más reconocidas de Italia, con una trayectoria de 20 años en su selección.

El lugar que encontró con el empuje del CUGR terminó de persuadirla: Funes era su lugar. “Estoy echando raíces acá, estoy bien”, afirma y cuenta que los que más le gusta de la ciudad es que “la vida es como más vida, más humana”.

“Los chicos viven y hacen vida de chicos, juegan en la calle, pueden ir solos en la bici. Creo que en ningún otro lado del mundo donde hay una ciudad se puede hacer. Algunas cosas me costaron al principio, el agua que no se puede tomar por ejemplo me resultó raro. Pero ya está, siento que acá uno puede ser más humano”, nos dice con los ojos de extranjera pero con el corazón ya encariñado: “Nunca pensé en la vida que iba a poder llegar a un lugar lejano y desarrollar un deporte que me apasiona, es realmente motivador”.

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