Silvetti, el goleador funense de Newell's, en diálogo con InfoFunes: "Sigo aprendiendo"
Mateo “Toto” Silvetti es el más chico del plantel leproso y tiene un presente soñado: titular, goleador, y convocado a la Selección Sub 20.
Mateo “Toto” Silvetti (@toto.silvetti) tiene 18 años, es de Funes y desde hace unos meses su carrera viene en ascenso. De aquellos partidos en Malvinas a los 8 años, jugó largas jornadas en Bella Vista, luego en el Centro de Entrenamiento Jorge Griffa y por fin llegó al plantel de primera de Newell’s Old Boys de la mano de Sebastián Mendez. Ahora, con Ricardo Lunari como DT, a quien ya conocía de las inferiores, Toto demuestra a su corta edad que tiene hambre de fútbol, de diez partidos convocados fue titular en los últimos dos y metió dos goles en un agónico partido de Newell’s Old Boys frente a Deportivo Riestra. La rompió aunque no alcanzó, pero él sabe que lo dio todo. Incluso hay más: este miércoles recibió el segundo llamado a la Selección Argentina de Fútbol sub 20 de Javier Mascherano (había participado de la Selección sub 17). Así que este lunes viaja al predio de la AFA para entrenar y disputar un amistoso ante Uzbekistán.
A sabiendas de su realidad y de sus grandes logros, Toto Silvetti aseguró a InfoFunes: “Al ser el más chico del plantel, es una gran oportunidad para aprender de los grandes. Soy muy bueno escuchando y sé que puedo aprender mucho de mis compañeros”.
Hijo del ex Puma Diego Silvetti (destacado jugador de Jockey Club), quien vistió la casaca albiceleste en 1993, Toto también compartió su tardes con la “guinda”, vistiendo la camiseta a rayas blancas y verdes del club de Fisherton.
— Con un padre ex Puma, y habiendo compartido tu infancia jugando al rugby y al fútbol ¿qué te sedujo del fútbol para que lo elijas como carrera?
— La pasión. Mi bisabuelo nos hizo hincha de Newell’s y en el patio de casa jugaba más al fútbol que al rugby, así que no fue una decisión difícil. Incluso yo no llegué a ver a mi papá jugar con los Pumas, si no, tal vez la historia hubiera sido diferente. Ya a los 8 años mis viejos me acompañaban a los partidos en Malvinas y de ahí no paré. La cosa se fue poniendo cada vez más seria, el compromiso cada vez más real y acá estoy disfrutando, feliz de lo que fui logrando y compartiéndolo con la gente que me quiere.
— Viniendo de una familia de deportistas ¿tu alimentación y la vida saludable fueron parte de tu crianza?
— No, no recuerdo que haya estado tan marcado. La alimentación siempre fue buena, porque mi hermana también jugaba hockey pero no fue algo de lo que se haya hablado o trabajado. Ellos siempre nos inculcaron, eso sí recuerdo muy bien, que elijamos qué queríamos hacer.
— Desde tus días en Malvinas ¿ya tenías un ídolo en Newell’s?
— Desde siempre dije que (Ignacio) Scocco es mi ídolo absoluto. Yo crecí con el Newell’s campeón del 2013 así que todo ese plantel, con Lucas Bernardi, todos han sido unos grandes.
— Así como los campeones del 2013, vos también tuviste que hacer sacrificios en tus horarios, el compartir con amigos. ¿Cómo lo fuiste asimilando?
— Siempre fui conciente de que elegí dedicarme a esto y el compromiso es total. Ya en la primaria me tuve que cambiar, por mis horarios, y luego de cursar toda la secundaria en la Arino a la mañana, tuve que cursar quinto año a la tarde. Los entrenamientos te exigen este cambio y si, dejé a mi grupo de compañeros, tampoco viajé a Bariloche, pero ya sabía que eso iba a pasar así. No lo viví como algo que perdí porque todo fue en pos de poder cumplir mi sueño.
—¿Desde la escuela tuviste apoyo por esos horarios tan apretados?
— Siempre. Ellos sabían que estaba en las inferiores y siempre me apoyaron, así que les estoy muy agradecidos. Incluso lo de Bariloche, yo había decidido que no iba a ir, pero justo para la fecha del viaje me llegó la citación al Sub 17 y firmé el contrato esa semana. De chico ya sabía que esas cosas no las iba a poder compartir, pero no me arrepiento porque es lo que elegí.
— Bueno, todo ese esfuerzo te llevó a meter y gritar dos goles en primera…
— Si! Fue una alegría enorme, ya se cumplió uno de mis sueños con esos goles.
—¿Cómo fue llegar a casa luego de ese partido? ¿Qué dijeron tus padres?
— Fue toda una alegría enorme. Porque ellos están al pie del cañón desde el primer momento, así que un logro de estos hasta lo sienten con una felicidad doble (risas). Fue hermoso.
—¿Cómo fue la instancia en la que recibiste la convocatoria a la Selección Sub 20?
— Bueno, como ya había estado en la Sub 17 me alegra saber que compartiré días con algunos jugadores que ya conozco. Pero si, creo que los de la selección mayor deben sentir eso, cada llamado es tan importante y te da tanta felicidad como el primero. Cuando recibí el mail del club notificándome me puse re contento y lo primero que hice fue contarle a mi familia. Estar en la selección es un honor, es un premio de lo que venís haciendo bien en el club, de todo lo que te enseñaron y pudiste desarrollar. Sé bien que la selección es lo más grande que hay. De todas maneras, mi sueño es salir campeón con Newell’s, estoy acá para ayudar a que a la institución le vaya bien. De ahí en más es todo un premio y estoy muy feliz y orgulloso por lo que estoy viviendo.
— Tuviste distintos entrenadores, ahora en Primera División la exigencia del equipo y la personal es mayor. ¿Cómo tomás este cambio?
— Trato de pasar y vivir cada etapa de la mejor manera. De todos los entrenadores que tuve me quedaron cosas muy importantes. Ellos me formaron. En general soy de escuchar, más que nada ahora que me toca esta etapa de ser de los más chicos del plantel y compartir con jugadores muy experimentados que siempre los escucho y aprendo de ellos y sigo creciendo.
— Desde Malvinas hasta acá viste que muchos compañeros no tuvieron los mismos resultados. Incluso muchos no se animan a luchar por su sueño y ocultan su talento. A tus 18 años y habiendo logrado tantas cosas, ¿que mensaje podes compartir?
— La verdad es que no soy quién para darle consejos a otro, pero si me baso en mi experiencia, puedo decir que resistí e insistí mucho. Hay que luchar y creo que todo el esfuerzo termina teniendo su recompensa. Se necesita mucha paciencia y trabajo. Claro que el apoyo de tus seres queridos es muy importante, pero es fundamental que uno tenga en claro su objetivo y hay que trabajar por eso, no hay otro camino.
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