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Martes, 28 de Enero del 2020

Sebastián García: un herrero que se forjó desde abajo

Empezó trabajando desde muy chico junto a su padre, de quien aprendió muchas de las cosas que luego aplicó en su propio taller.

por Vanesa Fresno/Infofunes

A finales de 2019, el taller de herrería de Sebastián García cumplió 20 años, casi la mitad de los años que lleva dedicados a participar en diferentes espacios de la ciudad. Comenzó siendo un niño y nunca más paró. Hoy colabora con siete organizaciones diferentes en Funes.


Es el mayor de cuatro hermanos, hijo de padre carpintero y madre ama de casa. Relata que desde chico supo y tuvo intenciones de dedicarse a la manufactura. “Me crié en un entorno así, adentro de la carpintería de mi viejo, mi historia es similar a la suya, que primero trabajó en un astillero, luego en ENTEL, pero su pasión siempre fue la carpintería. Así que dejó su trabajo y se instaló el taller. Primero lo tuvo donde está Mindo y luego en casa, en Candelaria y General Paz”, recuerda Seba en diálogo con InfoFunes.


Si bien siempre tuvo la idea y el deseo de manufacturar, no quería usar como materia prima la madera, por lo que se volcó a la herrería. “A los 21 años me vinieron a buscar de una empresa local de maquinaria agrícola que recién comenzaba y me fui a trabajar con ellos como tornero, pero a los dos o tres meses el soldador se fue y también lo comencé a hacer yo. Con el tiempo, realizaba los dibujos, los cálculos, todo, ya que estudiaba ingeniería”.


Con el correr de los años, entendió que aquello que realizaba en relación de dependencia lo podía realizar por su cuenta. Esa idea, sumada a una crisis nacional que se vivía en Argentina durante el 98 y 99 -que luego desencadenó la crisis del 2001- y un atraso de siete sueldos, lo empujó a tomar la decisión de usar sus ahorros en “comprar una soldadora y una amoladora y dedicarme a lo mío de manera independiente y a cielo abierto. Si llovía, no se trabajaba”, recuerda.


“Con un trabajo grande que realicé me compré la estructura de un galpón usado, la mitad la armé en el patio de la casa de mis viejos. Mi tío y mi papá me ayudaron a montar la estructura y armar el piso”. Ese espacio le sirvió de galpón durante ocho años hasta que se compró un terreno en zona 5 y nuevamente montó su taller, en el que trabaja hasta el día de hoy. 


Su casa de la infancia, por ese entonces ya había hecho lugar para la tradicional ferretería del barrio San Telmo, “La Farola” que se inauguró en 1993. Allí también trabajó con su familia. “Trabajé ad honorem esos años, es más, lo que ganaba en la empresa en el 95 era para ayudar a pagar los créditos que mi viejo había pedido para abrir la ferretería ya que nos había agarrado el Efecto Tequila”, rememora.


Sebastián fue un pionero en lo que se refiere a la publicidad del trabajo de oficio y cuando no existían las redes sociales, las listas fr difusión de WhatsApp o las campañas de email márketing, supo cómo hacer para contrarrestar la baja temporada: “Yo realizo Herrería de obra, y Funes es muy estacional, el trabajo es de septiembre a abril, y luego baja. Por eso comencé a buscar trabajo en Rosario y allá es todo con arquitectos, realicé un trabajo de hormiga y me iba obra por obra tomando los correos que figuraban en los carteles. Me armé una lista de mailing y los contactaba. Tengo clientes hasta el día de hoy desde esa época”, cuenta. Sobre las obras más lindas que recuerda haber realizado, menciona el gimnasio del club San Telmo y dos obras en la isla: una casa y el Willie Dixon Beach.


García asegura haber heredado de su padre la conducta meticulosa y obsesiva por el trabajo bien hecho y detallista. “Siempre fue mi referente, mi mentor, era una persona que arreglaba y resolvía todo. De él copié la calidad de trabajo, la forma de tomar medidas, de escuadrar, de presupuestar, de dejar conforme al cliente, esa obsesión porque no haya desperdicio de materiales. Lo tomé de ahí y lo trasladé a la herrería”.


Un costado social muy marcado

Hincha ferviente de Newell's-como su madre y sus hermanos-, Sebastián ha realizado un recorrido por diferentes organizaciones, agrupaciones e instituciones de Funes desde sus primeros años, colaborando con causas deportivas, culturales, sociales y políticas.


“A los nueve años me iba a la sede radical funense. Toda mi familia era peronista a fuego, mi mamá me decía que no podía ser radical que todos ellos eran peronistas”, recuerda. Nada lo detuvo y cuando ganó las elecciones Alfonsín festejó en soledad: “Salí solo a la calle con un tambor y cantaba gritando: Se ve, se siente, tenemos presidente”.


A los 18 años fue técnico de las inferiores del Club Funes, “yo jugaba en primera y de un momento para otro se fueron todos los DT, quedé sólo durante un año entrenando a todas las divisiones, no teníamos ni camisetas”. Pero también estuvo en la vereda de enfrente, “siendo el arquero más joven del San Temo”, el club arrancó con la categoría 72 y él era 73.


Unos años después se asoció en ACIF (Asociación de comerciantes independiente de Funes), “ahí siempre estuve como colaborador, luego en la comisión y dos años fui presidente; el presidente más joven de la historia de ACIF”, se jacta gracioso. 


En 2003 conoció a Mauro Miguez, con quien diez años después formarían el partido distrital Unidad Popular: “De él me sorprendió y me llamó la atención sus conocimientos, los análisis y el compromiso de lo que pasaba siendo tan joven, tenía 18 o 19 años en esa época. Con la UP oficializamos en 2013. En el grupo –conformado por personas con distintas ideologías-  la cercanía pasaba por las ganas de laburar y hacer algo, encontré a los casi 40 años lo que no encontré ni a los 15 ni a los 17 ni a los 25”. 


“De la derrota construimos”, sintetiza sobre otro de los espacios que vio nacer, “cuando en 2015 perdió Mauro nació la Biblio (Biblioteca Popular Susana Llera), un espacio desde donde surgen cosas nuevas y se abren espacios para todos”.


La Filial leprosa está en Funes desde 1993, y García también participa desde sus orígenes allí y actualmente está en la comisión. “Con los chicos Valenzuela está todo muy activado, le meten muchas actividades y ganas de hacer cosas, iniciativas, me gusta formar parte de grupos así”.


En 2015, la agrupación Mamás de corazón, necesitaban a alguien que les dé una mano con un vehículo y con el armado del escenario. “En esa oportunidad fuimos con el partido, pero desde entonces yo me quedé y en cada evento que organiza Lorena yo ayudo, forjamos una amistad”.


Sebas, también es miembro de la “Comisión por la Memoria”, con esta última, suman siete las organizaciones en total en las que participa o participó activamente: “me es imposible no involucrarme, a veces digo que no voy a participar y lo termino haciendo. Está bueno involucrarse, tratar de estar y ocupar espacios no sólo por ocuparlo. Me gusta estar en los lugares donde se cocinan las cosas, no verlo de afuera. No me gusta pasar desapercibido, me gusta hacer cosas. Amo Funes, amo a la gente, y esto le da sentido a mi vida”.


La ciudad se ha hecho por muchísimos nombres de gente que se ha involucrado y participado en las distintas instituciones a lo largo de los años. Personas que han sabido llenar y ocupar los espacios de manera desinteresada. Y el nombre de Sebastián García, definitivamente, es uno de ellos.

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