Laura Moscato: “Recibir un trasplante es dejar de sobrevivir para comenzar a vivir”
Una de las referentes de la donación de órganos en la región relató su experiencia en su “segunda oportunidad”, en la semana del día de la donación.
“Javier (su esposo) estaba siempre a mi lado y me solía decir angustiado que no encontraba forma de aliviarme”. Así resumió María Laura Moscato (@maria.laura.tx) a Infofunes cómo fue el vivir junto a su marido e hijo el proceso, la espera de un trasplante de riñón mientras pasaba sus noches (diez horas en total) dializándose en casa.
A Laura le diagnosticaron glumerulo nefritis por estreptococo a los 9 años así que casi toda su vida estuvo en pleno tratamiento por el funcionamiento de sus riñones con una dieta estricta y que, finalmente, llegó a un daño tan importante que la única opción de seguir viviendo era pasar por una dialización diaria de diez horas a la espera de un trasplante.
A lo largo de su recorrido, Laura tomó la decisión de crear un grupo, Aferrados a la vida, mediante el cual se acompaña, asesora y comparte la realidad de personas que están a la espera de un trasplante, como también la obtención de sus medicamentos y/o trámites a realizar frente a las obras sociales.
Además, brindó charlas inspiradoras y cada 30 de mayo, Día nacional de la Donación de Órganos, se la puede ver en Funes y Rosario brindando información sobre la donación de órganos, esta segunda oportunidad de vida para muchos.
— ¿Cómo fue esa vida social desde tus nueve años?
— La verdad es que no recuerdo haberla pasado mal, me refiero a quejarme por no haber asistido a algún evento o quedarme fuera por mi tratamiento. Sí recuerdo que en séptimo grado, la foto de cuando me entregan la medalla tenía la cara bien redonda porque en ese momento estaba en pleno tratamiento de corticoides. Pero en cada evento si sabía que la comida no era la que yo podía comer, me llevaba mi vianda, o le buscaba la vuelta, nunca dejé de salir, ni asistir a cumpleaños, crecí con esto así que estaba acostumbrada. Incluso recuerdo que muchos domingos comíamos asado porque era el día en el que tenía permitido comer tanta proteína, así que comía carne.
—¿Cómo se llegó a ese momento en que necesitabas algo tan fuerte como la diálisis?
— Fue tras un viaje a córdoba, también por la comida. En 2014 volví de vacaciones y le dije a mi médico que tenía que comenzar a dializarme, ya todo lo que comía me daba asco, ahí algo estaba mal, ésa fue mi alerta. Y así empezamos.
—¿Y cómo fue ese proceso?
— Al principio me dializaba en mi casa tres veces al día, pero igual no lo vi trágico, era parte de mi vida. Después, cuando eso no fue suficiente, pasamos a las 10 horas de corrido. Pero así y todo, teniendo que estar ese tiempo conectada por un catéter a la máquina, no me privé de viajar. Nos fuimos a las Cataratas y a Córdoba con mi marido, y al desconectarme hacía vida normal. Tanto Javier como yo tuvimos que aprender a conectar todo, teniendo los cuidados pertinentes. Así que al irme a dormír me conectaba y así seguí todo ese tiempo, casi un año.
—¿Que manifestaban tu marido y tu hijo en medio de la espera por el trasplante?
— Javier estaba siempre a mi lado y decía “no encuentro la forma de aliviarte”, se sentía frustrado por eso y pasa en cada familia, lamentablemente ellos no pueden hacer más que acompañar. Yo desde mi lugar siempre estuve concientizando, acompañando también a quien lo necesite. Incluso recuerdo que el día antes de mi trasplante di una nota a La Capital y ahí le decía a Jorge Salum, quien me entrevistó, que no pedía nada para mí, solo que la gente tomara conciencia de ser donante, por los casi 7 mil u 8 mil que estaban por entonces en la lista de espera. Incluso le dije que iba atener la primicia cuando me internaran y así fue, al día siguiente lo llamé y le avisé que estaban por operarme, no lo podíamos creer, ni él ni yo, incluso le enviamos una foto de los tres sonrientes, era el gran momento.
La foto a minutos de entrar al quirófano.
—¡Qué alegría, cuánta emoción y esperanza!
— Si, era esa segunda oportunidad de vivir. Incluso el médico, antes de entrar al quirófano, me quiso explicar todo lo que podía pasar, le dije que no me dijera nada. Era la posibilidad de vivir, eso era lo importante, y si pasaba lo peor, yo no me iba a enterar.
—¿En algún momento te enojaste, insultaste, preguntaste “por qué a mí”?
— No, nada de eso. Tené en cuenta que hace 40 años atrás la medicina no era como la actual, los médicos le daban muestras médicas a mi mamá para que me bajara la fiebre, pero el estreptococo seguía ahí haciendo su camino normal y me terminó dañando los riñones, podría haberme dañado el corazón, o los huesos. Crecí con eso, no recuerdo mi vida sin tratamiento. Pero creo que a cada uno le pasa lo que pueda resistir, yo lo pude manejar, claro que con el apoyo de mi mamá y luego de mi marido e hijo, pero lo pude afrontar. Incluso te digo: soy feliz con la persona que soy y si tuviera la oportunidad de volver a vivir, a pasar por todo eso lo volvería a hacer. Fue algo que nos unió mucho como familia, que me y nos fortaleció a todos. Si bien tengo 48 años me hizo tener un corazón y una mentalidad de 60 o 70, de haber vivido muchísimo en esta vida y mantener una coherencia durante todo este tiempo que a pesar de todo lo que pasó sigo en este trabajo, que no es poco. Mi madre se enoja cada vez que digo eso, pero bueno, entiendo que ella como madre no quiera ni quiso que me pase nada de nada. Yo no soportaría que mi hijo pase por esto.
— Mucho menos pasar por esa espera cuyo resultado negativo es nada menos que la muerte.
— Es que hablar de donación de órganos debe dejar de estar relacionado con la muerte y hablar desde la vida. Es una segunda oportunidad para muchos de dejar de sobrevivir día a día y comenzar a vivir. Hoy en día, si bien estoy desempleada, acompaño a mucha gente, familias, asesoro, ayudo en lo que pueda porque sé de que se trata esto, la esperanza y lo que se vive internamente a la espera de un trasplante. De hecho, hace poco una familia de la provincia me contactó porque esperaban dos pulmones para su hijito, que nunca llegaron. Así y todo me llamaron luego de que hijo falleciera para agradecerme el haber estado junto a ellos, acompañarlos y eso te hace sentir bien, a todos. La muerte es algo natural, el día que lo tengamos en cuenta se tratará la donación como algo más sencillo. Y hay que dar gracias a esas familias que en medio del dolor de una pérdida toman la decisión de donar los órganos para darle otra oportunidad a alguien más. Eso es un acto de amor enorme.
Laura (izquierda) vistiendo el pañuelo verde, color característico de la donación, junto a trasplantados e integrantes del grupo.
— Lamentablemente aún persisten mitos que atentan contra la donación de órganos
— Si, es horrible pero sí, mucha gente aún piensa que se pueden traficar o algo así y no es así. A pesar de todo, este país es uno de lo pocos que tiene muy controlado y transparente el sistema de donación. Incluso la provincia de Santa Fe es una de las que más participa en donación y concientización. Además, hay que pensar que tal vez uno mismo o algún familiar pueda necesitar un trasplante, no es sólo la decisión para darle algo a otro, a lo cual primero está el “no”. No está bueno pensar que todo puede corromperse o que la plata todo lo puede, porque eso no existe, por lo menos en este país. Incluso hubo un claro ejemplo, el de Justina, cuyos padres tenían mucho dinero y así y todo su hija no recibió el trasplante y murió. Un ejemplo más claro no hay.
—¿Hoy valorás mucho más la vida, no?
— Si, siempre le digo a mi marido que ese año que estuve con diálisis lo tuve “freezado”, entonces hoy no quiero perder ni un segundo en nada, quiero disfrutar de esta segunda oportunidad de vida. Algunos lo quieren transitar como dejando atrás lo que pasó y viviendo esta nueva vida pero yo lo disfruto ayudando a quienes pasan ahora por esto, con campañas de concientización dentro del grupo Aferrados a la vida, porque la desinformación es la que juega en contra.
— ¿Qué se necesita a nivel institucional para que haya más información?
— El estado debe brindar más y mayor información. Que se conozcan estadísticas, que se trate en las escuelas, en clase de biología, la importancia de donar los órganos, en matemáticas ver las estadísticas en nivel de vida frente a la donación, se puede integrar al ciclo escolar. Y en cuanto a los adultos, los medios de comunicación hicieron mucho por ello, sobre todo cada 30 de mayo. Si ven algún edificio iluminado de verde, que se pregunten por qué. Porque ese es nuestro color. Y está bueno que se sigan capacitando, ustedes son un canal fundamental en este proceso.
Powered by Froala Editor
ÚLTIMAS NOTICIAS