Viernes, 19 de Abril 2024
Miércoles, 16 de Marzo del 2022

La incansable promotora del equipamiento comunitario

Juanita Tieri de Richutti, es una infatigable luchadora y querida vecina de Funes. Lideró la recolección de fondos y voluntades para levantar infraestructura comunitaria.

por Vanesa Fresno

Juanita Tieri de Richutti, a sus 81 años, lleva como un halo el reconocimiento público por haber sido una promotora incansable del equipamiento comunitario de Funes. Nacida en Rosario, llegó al pueblo a los 21 años luego de casarse con un nativo; corría el año 52. 

Funes era una maravilla, un desierto, éramos contaditas las casas. En la manzana mía había dos casas nada más. Después vos vivías tranquilo, dejabas las puertas abiertas, las ventanas. Dejaban las bicicletas los chicos en el patio”, cuenta, sentada sobre la orilla de las vías de la estación. “Había cualquier cantidad de campos. El único transporte era el tren”. No había ni zanjas.

Unos años más tarde empezó un curso de mimbrería en la Escuela Fiscal. Esa experiencia la iniciaría en los menesteres de la gestión de infraestructura comunitaria que tan bien le saldrían. “Hacían falta muchas cosas para trabajar el mimbre, entonces me habló la que era profesora si yo quería integrar la cooperadora. Yo decía <<tenemos que hacer algo para que esto tenga su salón, algo estable>>. Formamos la cooperadora y me nombraron presidenta”. 

“Propuse hacer una rifa, tirar la manga al pueblo. Pusimos 500 personas en una cena”. Todavía se acuerda de los platos que hubo esa noche: ensalada rusa con fiambre y pollo a la parrilla con ensalada. “Nos fue tan bien, hicimos la plata. <<¿Cómo han hecho tanta plata ustedes, que hicieron?>> nos dijo Marracino. Usted tiene que ir a Santa Fe y diga que hay una gran cantidad de mujeres estúpidas que quieren hacer una escuela taller, que nos den un terreno”.

Al tiempo la provincia les otorgó el terreno lindante a la 125 y el municipio se comprometió a aportar la mano de obra. Por ese entonces Juanita se convirtió en una negociadora experta en el mangueo a todos los comercios que se cruzaran en su camino. Iban a negociar material por material. Cada vez que un comerciante veía venir a Juanita ya sabía que algo iba a tener que entregar. Un ejemplo en primera persona: “Fuimos a tirar la manga con el porlan. Le dije  <<mirá los del otro corralón nos dieron cinco bolsas >>. Mentira, no nos habían dado nada, macaneaba. <<Bueno yo te voy a dar quince>>, nos decía. Todo sea por construir la anhelada escuela.

Después de 14 largos años, finalmente inauguraron la Escuela Taller, un orgullo de la comunidad funense. Años después, el doctor Abel Faust le dijo: “Gallega, así como formaste la cooperadora de la escuela taller tenés que ayudarme a levantar el dispensario”. Pero esa es otra historia.

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