Gastronómicos: “En Funes caen dos gotas de lluvia y la gente ya no quiere salir”

El crecimiento del parque gastronómico en Funes fue notable en los últimos años. La ciudad, que continúa experimentando un boom inmobiliario, se convirtió en un polo atractivo para inversores y emprendedores del sector gastronómico. Sin embargo, este auge también trajo desafíos, desde la demanda de una oferta gastronómica de calidad hasta la necesidad de mano de obra calificada. Los domingos, día más parado en la ciudad, están bajo la lupa. ¿Qué puede hacer la ciudad para mejorar su oferta?

Según Facundo Zárate, titular del restaurante Chicharra, que abrirá próximamente en Funes, el potencial de la ciudad es evidente. "Apostamos a este lugar porque creemos en su potencial. Funes está creciendo y se está armando, pero al igual que en Rosario falta mejorar la gastronomía. Hay mucho por complementar", afirmó en contacto con InfoFunes. Su experiencia en el barrio Pichincha de la Ciudad de Rosario lo motivó a expandirse a Funes, aunque reconoce que la falta de mano de obra calificada es un desafío tanto en Rosario como en Funes. "Es difícil encontrar personal calificado y aún más difícil retenerlo", comentó.

A pesar de estos obstáculos, Zárate se muestra optimista sobre la proyección del mercado gastronómico en Funes. Considera que, al ser una ciudad en expansión, el espacio para el crecimiento es considerable, y por eso decidió apostar por esta nueva plaza. Además, observa un comportamiento similar entre los rosarinos y los funenses en cuanto a las salidas a comer, lo que le lleva a pensar que los restaurantes en Funes pueden funcionar bien tanto de día como de noche.

Sin embargo, no todos los empresarios comparten la misma visión. Gustavo Vogel, a cargo de Morf, las cosas a veces se tornan un poco más complicadas. "En Funes, caen dos gotas de lluvia y la gente se guarda tres días. La mayor parte de nuestros clientes son de Rosario, y no de la zona", explicó Vogel. Al mismo tiempo, señaló que muchos emprendedores creen que Funes es una mina de oro, pero la realidad es diferente. "Durante la cuarentena en la pandemia trabajamos bien, pero ahora el trabajo solo se mantiene", aseguró.

Además, indicó que uno de los mayores problemas en Funes es la calidad de la mano de obra local, lo que obliga a muchos empresarios a buscar personal en Rosario. Esta dificultad, sumada a la baja afluencia de clientes durante el invierno, hace que la situación sea más desafiante de lo que parece a simple vista.

"Nuestra propuesta fue bien recibida por la comunidad de Funes", comentó por su lado Sergio Fernández, quien está a cargo de Chiverta. A su vez, destacó la importancia de ofrecer una carta variada y una buena relación calidad-precio. Así, según afirmó, lograron atraer tanto a rosarinos que se mudaron recientemente a Funes como a habitantes de larga data de la ciudad.

Además, Fernández destacó la actitud relajada y tolerante del público funense, lo que considera un valor añadido para cualquier emprendimiento gastronómico. "La gastronomía te expone mucho, y aunque siempre se busca que los platos salgan bien, cuando algo no sale como debería, nos encontramos con un público muy comprensivo", comentó

De este modo, el comportamiento de los consumidores en Funes pareciera que muestra algunas particularidades. Aunque la ciudad creció mucho en los últimos años, todavía depende en gran medida de los rosarinos que se trasladan los fines de semana o se mudaron recientemente.

Por último vale recalcar que la temporada alta es el verano, cuando los restaurantes y bares están llenos, mientras que en invierno la actividad disminuye significativamente. Esta estacionalidad, sumada a la falta de mano de obra local calificada, plantea retos para los empresarios que buscan consolidar sus negocios en la zona. Otro punto es que los domingos, por ejemplo, faltan lugares para ir a almorzar, merendar o cenar, por lo general la mayoría están cerrados.

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