En plena cuarentena convirtió su hobbie de cultivar panes en un emprendimiento
Prepraba sus propios panes en casa y por la pandemia comenzó a venderlos. Su método rescata la tradición panificadora ancestral.
Cría Pan es un proyecto de un joven roldanense que encontró en la pandemia una oportunidad de convertir un hobbie en su nuevo oficio y explorar la producción de panes con fermentación natural utilizando masa madre. Y aunque cree que “romper la tradición del pan blanco es muy difícil”, apuesta por “el placer por disfrutar de una gastronomía consciente, sabrosa, personal”.
Andrés Margariños es comunicador, publicista y realizador audiovisual. Pero la cuarentena obligatoria por la pandemia de Covid-19 le impuso un freno a su trabajo. Ese nuevo tiempo, sin urgencias ni decibeles, lo llevó a tomar una decisión: convertir un hobbie en oficio.
“El proyecto Cría vio la luz en plena pandemia movilizado por la coyuntura y por el deseo”, le dice Andrés a InfoFunes. “Mi trabajo no tenía nada que ver con el ámbito gastronómico, pero tengo una pasión muy fuerte: la panificación con la técnica de fermentación natural, usando masa madre”, agrega.
Hace más de 10 años que Andrés se da maña en esta práctica ancestral, pero siempre adentro de casa. “La pandemia y su cuarentena me obligaron a detenerme, a tener tiempo y a animarme a probar con esto como un oficio, así que dejé de lado mis trabajos habituales, invertí en maquinaria y salí al mercado”.
Lo que hace Andrés son panes de cultivo: utiliza levaduras naturales para producir masa madre, una de las grandes estrellas de la cuarentena. “Este tipo de fermentación implica mucha más dedicación que utilizando levadura industrial pero vale la pena: es más saludable, mejora la digestión, alimenta más y tiene sabores y texturas muy características que lo diferencian del pan común”, cuenta Andrés.
Entre esas características, menciona la costra más gruesa, una miga muy aireada y elástica, sabores más complejos que incluyen una leve acidez y más gusto a cereal. “Es una técnica ancestral, milenaria, es la forma en que la humanidad panificó durante miles de años antes de que inventara la levadura industrial”, agrega.
Andrés asegura que la filosofía de Cría Pan se fue descubriendo en el camino. “Es un emprendimiento muy vinculado al deseo, al placer por disfrutar de una gastronomía consciente, sabrosa, personal, con alma digamos”, dice.
“Panificar así está muy vinculado al movimiento Slow Food, en donde los tiempos para cocinar y comer que se proponen son antagónicos al de la Fast Food, comida rápida, chatarra, insulza, muy intervenida por conservantes”, explica.
El pan que hace Andrés requiere un mínimo de 48 horas en ser producido, incluso a veces más. “Es un ejercicio de paciencia enorme e implica también mucha investigación y curiosidad para aprender los secretos de la fermentación, en donde intervienen muchos elementos: la temperatura, la humedad, la calidad de las harinas, las características del agua, el manejo de los fríos de heladera y de los tiempos de descanso”, cuenta.
Andrés cree que, pese a la pandemia y la dificultad de entrar a un rubro al que no pertenecía, la experiencia de Cría Pan ha sibo buena. “Somos conscientes de que estamos insertando en el mercado un producto no muy probado, todos hablan de la famosa 'masa madre' pero muy pocos la probaron”, dice.
“Romper con la larguísima tradición del ‘pan blanco’ argentino es muy difícil, pero teniendo en cuenta todo esto, la verdad es que nuestro crecimiento no deja de sorprendernos y hay mucho potencial para seguir desarrollando: clientes curiosos, que se abren a la experiencia, que aprenden los beneficios, que hasta se animan a amasarlo en su casa. Todo eso da una perspectiva que alimenta nuestra pasión”, agrega.
Hoy los panes de Cría e pueden conseguir en diferentes puntos de venta en Funes, como A La Mesa y el local de Casa Prada en el shopping Fisherton Plaza. También se pueden ver los productos en su cuenta de Instagram.
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