Miércoles, 26 de Junio 2024
Sábado, 15 de Junio del 2024

De aquel abuelo que vendía materiales en carretilla a la edificación de un legado familiar

Una de las empresas tradicionales de la ciudad honra con su historia el Día del Padre. Tres generaciones unidas por más de tres décadas de trabajo.

En el mundo de los negocios, las empresas familiares que logran perdurar en el tiempo destacan por su capacidad de adaptación y por la fuerza de sus lazos. Estos negocios, guiados por la unión y el trabajo conjunto de padres, hijos, abuelos, nietos y por que no, hasta bisnietos, representan un faro de inspiración. En un entorno que apunta constantemente a la profesionalización y automatización, la transmisión de conocimientos y valores a través de generaciones se convierte en un pilar fundamental para enfrentar los desafíos presentes y construir un futuro para las organizaciones.

Este domingo Día del Padre es una ocasión ideal para reconocer y celebrar los negocios que cambiaron de mando de padres a hijos, de abuelos a nietos. O bien, coexisten distintas generaciones dentro de la empresa en el presente. InfoFunes recabó historias y decidió destacar un ejemplo de esta dinámica con la empresa Messineo, que arrastra décadas de historia en nuestra ciudad. Sin dudas esta firma perdura, entre otros motivos, por priorizar la colaboración intergeneracional.


Tres generaciones unidas por un mismo sueño

La historia de Messineo comienza con Pascual Messineo, un siciliano que emigró a Argentina con un sueño y mucha determinación. “Pascual inició su negocio de venta de materiales de construcción con una simple carretilla y caballos. Su espíritu emprendedor lo llevó a convertirse en un proveedor clave para la construcción de importantes infraestructuras locales, como el tanque de agua de Funes, ubicado en la calle Candelaria”, relató en diálogo con este medio, Ezequiel Messineo, nieto de aquél italiano emprendedor y que hoy está 100% involucrado en la compañía.

A lo largo del tiempo, la empresa de Pascual se consolidó, y su hijo Oscar Messineo -padre de Ezequiel- siguió sus pasos, trabajando inicialmente con él y luego fundando su propio corralón de materiales de construcción. Oscar heredó no solo el negocio, sino también los valores y la ética de trabajo de su padre. Esta tradición de trabajo conjunto y adaptación se mantuvo viva cuando Ezequiel se unió a la empresa tras finalizar sus estudios.

“Disfruto de la sinergía que se genera al trabajar con él. Es como un oráculo. Integrar nuestras miradas y perspectivas hace que cada decisión sea desafiante, pero a la vez superadora. No es fácil, pero sí muy enriquecedor”, manifestó Ezequiel.

Esta colaboración intergeneracional no solo permitió la continuidad del negocio, sino que fue clave para su crecimiento y modernización. “La integración de la experiencia de Oscar con las innovaciones tecnológicas de la generación más joven, resultaron en una gestión eficiente y adaptada a las exigencias actuales del mercado”, afirman.

La capacidad de transmitir conocimientos y valores de una generación a otra asegura no solo la supervivencia, sino también el florecimiento de los negocios. En un contexto donde la volatilidad es constante, la solidez y cohesión interna de estas empresas les permiten enfrentar con éxito los retos del presente y posicionarse estratégicamente para el futuro.

“El Día del Padre es más que una celebración personal; es una oportunidad para valorar y honrar el legado de trabajo conjunto y colaboración que muchas familias aportan en el ámbito empresarial”. La historia de Messineo es solo un retrato, entre muchos, de cómo la unión familiar puede convertirse en un motor de crecimiento y éxito sostenido.

“Cuando respetamos nuestras raíces y somos fiel a nuestros valores, la empresa crece fuerte”, cerró Ezequiel.



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