De la indignación nacional al renacimiento: a un año del abandono viral de los Golden
Bruno y Camilo tienen una nueva vida. Una vida que nació hace exactamente un año después de un acto cobarde que fue visto en todo el país. Es para celebrar. Y lo vamos a hacer.
Esta es una historia con final feliz que comenzó un año atrás con un acto irresponsable que indignó a todo el país. A mediados de diciembre del 2020 un video filmado por una cámara de seguridad de barrio Los Aljibes se viralizaba en medios de comunicación de todo el país. Allí se veía el momento en que un hombre frenaba su vehículo, bajaba a dos perros Golden del baúl y se marchaba dejándolos abandonados a su suerte.
En aquel momento las caritas de los dos animales desorientados corriendo detrás del vehículo de la persona que los abandonó conmovieron a la ciudad entera. En esas primeras horas que se conoció la cruel noticia, unas 130 familias se contactaron con Salud Animal, la dependencia municipal que interviene en estos casos y en tantos otros, ayuda a mejorar la vida de las mascotas y vela por sus derechos. Todas esas personas y luego otras tantas otras ofrecieron cuidarlos.
Hoy Bruno y Camilo, los nombres con los que Melina los bautizó cuando decidió darles tránsito, son dos perros felices, parte indispensable de dos familias funenses que los quieren y acompañan en todo momento. Al día siguiente de haberlos rescatado ya estaban en su casa chapoteando en su pileta.
Bruno, hoy de unos 11 años, es desde principios del 2021 el perro de un matrimonio adulto de Funes. Cuentan que se lo ve paseando por la ciudad recorriendo bares en cada desayuno que el matrimonio comparte. Camilo es el nuevo compañero de otro perro de la misma raza, Theo, y son parte de la familia de Melina, su marido y sus hijas. Camilo tiene hoy unos 4 o 5 años y es el mimado de la casa: hasta comparte cama con el matimonio que lo adoptó.
Melina cuenta sobre aquellos días: “Nosotros ya teníamos un Golden, que también fue rescatado en su momento, y que tenía en ese momento 10 años. Cuando vi la publicación se la mandé a mi marido y me dijo enseguida que ofrezcamos el tránsito. Yo le remarcaba, mirá que son tres Golden, comen como tres Golden, son brutos como tales, pero apenas me dijo que sí nos ofrecimos. Al día siguiente, casi a las horas, nos contactaron para preguntarnos si los podían traer, que nos habían seleccionado entre al menos 130 familias que se habían ofrecido”, recuerda.
“El primer día se metieron a la pileta, mi perro los miraba de lejos y parecía que no podía creer lo que veía. Estuvimos bárbaro la primera semana y bueno, sabía que me iba a pasar, ofrecimos adoptarlos enseguida. No queríamos separarlos ni tampoco podíamos elegir uno, así que ofrecimos adoptar a los dos”, explica lo que fue un amor a primera vista y se convirtió en una primera convivencia que duró algunas semanas.
El tránsito iba a durar lo que duraba la causa que se le abrió a la persona que los abandonó. Un hombre de Rosario que, por lo que trascendió, tuvo una discusión con la mujer y se desquitó con sus perros. Hasta que el día de navidad saltó la primera alarma: “Bruno tenía la edad de Theo, 10 o 11 años y de la nada lo atacó. El adiestrador los vino a ver inmediatamente, los vino a ver juntos, separados, todo. Nos explicó que Bruno es un perro Alfa y Theo no, pero su casa es su casa. Ese conflicto no iba a desaparecer, no lo va a dejar mandar. Después de atacarse se mostraban los dientes, mis hijas al lado, era un conflicto latente que no íbamos a poder manejar por lo que inmediatamente en Salud Animal y el adiestrador que ellos pusieron nos entendieron y buscaron un nuevo tránsito para Bruno”.
Todas las soluciones posibles a la situación se facilitaron desde la dependencia pública. Desde el día uno un adiestrador acompañó a la familia adoptante y sugería conductas que fueron escuchadas por Aranza Puig, a cargo de Salud Animal, y consensuadas con la familia. “Fue bárbaro como trabajaron, nos sorprendió la cantidad de cosas que nos facilitaron, desde el alimento que no era siquiera necesario, que nos dieron desde el primer momento y luego trajeron otro de la marca que le dábamos al que ya teníamos. Y sobre todo el acompañamiento del adiestrador que estuvo siempre y a disposición, le podía mandar mensajes sin problema y al día siguiente e estaba acá”, destaca la mamá de Camilo.
“Hablando con ellos nos explicaron que la situación con nuestro otro perro iba a ser complicada y era poco probable que se dé una adopción conjunta. El adiestrador nos explicó que la relación entre perros no es la misma que la de los humanos, ni tampoco sabíamos que relación previa tenían ellos, por lo que se priorizó que los dos perros tengan una buena familia”. Así fue como se reubicó a Bruno con este matrimonio que les abrió las puertas de su hogar y para quienes hoy es una parte central de la familia.
Un año después ambos perros disfrutan de la vida que se merecen todos. Melina cuenta que Camilo es “muy pegado” y que cree que aquella situación de abandono puede haber condicionado esa conducta. “Si me siento en un rincón él va a venir todo el tiempo a buscar un mimo y a chequear que esté acá. Siempre duermen adentro, pero él se pega a la cama, si mi marido no está ocupa su lugar de hecho, acostado en la almohada”.
De aquel episodio con el que conocimos a estos dos animales quedan sólo esos resabios y por suerte nada más. “Ese video no pude verlo nunca, recuerdo haber llorado mucho cuando lo intenté ver ese día, al punto que no pude siquiera terminar de reproducir. Nunca más quise ni quiero volver a ver esa imagen de abandono, prefiero verlo acá feliz con Theo y mis hijas”, cuenta Meli.
Ni aquellas imágenes indignantes opacan los cientos de fotos que ambas familias retratan junto a estos dos Golden a los que el destino les jugó una mala pasada pero que, afortunadamente, recompensó.
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