Jueves, 28 de Marzo 2024
Miércoles, 23 de Junio del 2021

Científica funense recibió un millonario subsidio para su proyecto

Junto con su equipo llevan adelante un proyecto para filtrar metales del agua para el consumo de las personas en diferentes localidades de Santa Fe donde el agua de red aún no esta disponible.

Natalia Gotting intenta resolver una problemática santafesina a través de un proyecto ecológico que filtra los metales del agua subterránea. Hace menos de un mes junto a su equipo recibieron un subsidio de $ 9.500.000 para lograr impulsarlo.

Junto a su equipo hace cinco años que lleva adelante un innovador proyecto que tiene como objetivo resolver una problemática santafesina que existe hace mucho tiempo: no poder acceder al agua de red. Por lo tanto tienen que recurrir al agua subterránea. Es así que idearon un proyecto para que de manera ecológica se pueda filtrar los mentales de este agua.

Diferentes ciudades de Santa Fe realizan perforaciones subterráneas para bombear el agua y suministrarla a los vecinos; y el problema de esta situación es que al ser de este origen subterráneo cuenta con la presencia natural de metales como el hierro y manganeso. La existencia de estos metales en el agua no sólo puede provocar obstrucciones en las cañerías sino que hasta puede ser dañino para la salud humana.

"Para poder eliminar estos metales, antiguamente se usaban procesos físicos-químicos donde se utilizan reactivos químicos que hacen que estos metales se oxiden, y el óxido ya no es soluble en agua, forman una especie de precipitado y al pasar el agua por un filtro, estos precipitados de óxido se retienen y de esa manera filtran el agua. El problema es que estos químicos son costosos y no son amigables con el medioambiente", explicó la científica.

Y remarcó sobre su proyecto: "Es así que desde hace un tiempo en el Centro de Ingeniería Sanitario de la Universidad Nacional de Rosario se diseño un proceso de filtrado que se llama Filtración Biológica, lo que hace es que los encargados de generar estos óxidos son bacterias, las conocidas como "buenas", es decir que no son patógenas, estas son seres vivos y por lo tanto no se requiere de agregados químicos, luego de la filtración de este óxido, el agua pasa por una cámara de cloración la cual elimina cualquier microorganismo presente convirtiéndose así en agua potable apta para el consumo humano".

De esto surge una nueva problemática, que se trata de que el hiero se oxida fácilmente, pero esto no sucede así con el manganeso ya que su oxidación es mucho más lenta y si no se tienen las bacterias adecuadas que lo oxiden quedan retenidas y el agua se queda con estos metales. 

"Para poder acelerar y optimizar este proceso nosotros desde nuestro grupo de trabajo que somos expertos en microbiología, lo que hicimos fue a partir de muestras naturales aislar y caracterizar bacterias que oxidan muy eficientemente el manganeso y que además son bacterias que tienen la capacidad de pegarse a la arena de los filtros y formar estructuras que se conocen como biofilms. Entonces nosotros estudiamos  a escala de laboratorio a estas bacterias y vimos que cuando se agregan a los filtros de arena y cuando pasa el agua con manganeso las bacterias rápidamente lo oxidan y quedan retenidos en estos filtros y de esa forma el agua automáticamente queda libre de metal. Esto lo estudiamos a nivel de laboratorio que son filtros chicos, lo que nos faltaba para saber si esto se pude aplicar para plantas de tratamiento de agua a grande escala es hacer un escalado del proceso. Es allí donde entra el subsidio para ayudarnos a realizar el escalado del proceso de remoción de manganeso a través de la utilización de un inóculo bacteriano", contó Natalia. 

Es así que este proyecto cuenta con varios objetivos. Uno de ellos es poder hacer crecer estas bacterias de una manera económica, y por otro lado lograr trasportar el inóculo bacteriano de forma más sencilla y económica a través de otro proceso para disecarlos lo cual los convierte en una especie de polvo que facilita su traslado. "Lo que se busca es saber si este polvo se puede hidratar nuevamente en agua y pegarlo a la arena y que sea funcional para la remoción de manganeso", explicó la científica.

Entonces la propuesta del proyecto por el cual recibieron el subsidio  es construir una planta piloto más chica que sea similar a las plantas de tratamiento de agua de escala real, y allí probar hacer crecer el inóculo bacteriano y ver como en la misma funciona la remoción del manganeso. A su vez otro de los objetivos es que una vez formados los biofiltros de manganeso se pueda probar si los mismos tienen la capacidad de remover otros metales tóxicos y pesados presentes en las aguas contaminadas y además realizar un monitoreo de la investigación utilizando biosensores. 

Para conseguir el subsidio el equipo conformado por Natalia Gotting, investigadora a cargo del proyecto, investigadores  del IBR Susana Checa, Diego Serra, Jorgelina Ottado y Betiana Garavaglia, y del Centro de Ingeniería Sanitaria con Virginia Pacini, se presentaron en la convocatoria argentina contra el hambre donde contaron esta problemática y sus objetivos para intentar solucionarla. De este modo el proyecto fue evaluado y quedó dentro de los 5 proyectos subsidiados, ellos recibirán nueve millones y medio para lograr impulsar esta investigación y que en un futuro este proceso de purificación de agua se realice a grandes escalas. 


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