Martes, 01 de Octubre 2024
Jueves, 23 de Julio del 2020

Ciclista todo terreno, también a prueba de cuarentenas

Con su bici adaptada, Eugenio Boczarski sigue firme pedaleando las calles de Funes. Su espíritu de superación es ejemplo y su imagen cuando recorre la ciudad es fuente de inspiración.

por Vanesa Fresno/Infofunes

A sus trece años, Eugenio Boczarski sigue con la cabeza y el corazón puestos en su bicicleta. Ganó carreras de ciclismo adaptado en varios puntos del país y su familia sigue firme alentando el deporte como estilo de vida, cruzando las líneas de llegada en todo lo que se propone.

A bordo de su handcicle, una bicicleta adaptada que “pedalea” con las manos, recorre las calles de Funes cada tarde. Va escoltado por su mamá y su hermano menor, que viajan en otra bicicleta. Una hora por día, todos los días, Eugenio sale a entrenar, para no perder el ritmo, para mantener el cuerpo en movimiento y para despejar la cabeza.

Ganó podios en torneos nacionales, fue deportista destacado en más de una oportunidad. Eugenio conoció el ciclismo hace pocos años cuando se acercó a la asociación civil Pececitos de Rosario, donde también remaba. Fue un camino de ida, y una herramienta más para superar cualquier obstáculo: en su primera competencia se quedó con el primer puesto. De ahí en más, no paró.

Cuando empezó la cuarentena su papá le hizo un invento casero para poder fijar la bicicleta, con eso entrenó los primeros meses. Una vez que se otorgaron permisos para discapacitados, fue su mamá la que arengó a la tropa y comenzaron los paseos en familia. Desde entonces, todos los días sale a pedalear entre 45 minutos y una hora. 

“Yo lo saco un poco a pasear y a que se mueva, no es un entrenamiento propiamente dicho porque por ejemplo no se entrena en velocidad, pero al menos es un movimiento. Además es un escape que uno hace, para que no se quede quieto”, contó María Isabel y volvió a destacar que pese a que no hay miras próximas de una nueva competencia, el deporte es mucho más que eso: “No es un entrenamiento profesional ni una preparación física como hace para las carreras, pero sirve para que se mueva un poco y se despeje”.

Eugenio no extraña mucho la escuela, pero sí las carreras porque extraña juntarse “con los que compiten que hace mucho que no nos vemos y no hablo”, pero pese a que aún no hay fechas de competencias en la mira, sale firme cada tarde a hacer lo que le gusta: “Salgo pensando en dos cosas: en lo lindo que es andar en bici y en las competencias que vendrán”.

El ya adolescente es un emblema del empuje. Verlos pedalear cada tarde a él y a su familia no puede despertar otra cosa que admiración. Toda su historia, desde su primer cirugía a los dos días de vida por una hidrocefalia, pasando por una infancia llena de terapias y estimulación, y la cantidad de trofeos en su haber, dan cuenta de su garra. Un pibe que contagia empuje en cada metro pedaleado.

El año pasado, Eugenio se quedó con el primer puesto en su categoría en la Vuelta Altas Cumbres, la carrera de ciclismo que se corrió en Mina Clavero, Córdoba, en el mes de abril de 2019. Tras ello, llegó en un segundo puesto en la carrera internacional que se corrió en San Juan. 

Eugenio lleva ya recorrido varios puntos del mapa y comenzó solo tres años atrás, con una primera carrera en San Jerónimo: “Estoy recorriendo algunos lugares, me gusta viajar. Me gusta, se siente bien poquito a poco hacerme conocido en el deporte”, contaba con orgullo.

Pronto, seguro, volverán las carreras. 

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