Domingo, 07 de Septiembre 2025
Domingo, 07 de Septiembre del 2025

"Amar, estar cerca y no subestimar el dolor del otro": cuando la salud mental se transforma en prevención

Con el refuerzo de sus equipos de psicólogos, Funes se suma al "Mes Naranja" para entender y prevenir el suicidio.

Si hay temas delicados a la hora de buscar testimonios son los referidos al suicidio. En una época donde lo escabroso y el amarillismo atrapan audiencias, las familias, “los que quedan”, suelen ser bastante cautos a la hora de compartir su historia. InfoFunes accedió a las historias de Analía y de Liliana, dos madres aún llenas de interrogantes que perdieron a su hija e hijo, respectivamente. Ambas transforman día a día su dolor en amor y trabajan por evitar que otras personas caigan en un abismo tal que decidan quitarse la vida.

En Rosario y Funes no hay un dispositivo oficial para contener a las familias que perdieron a un ser querido por suicidio (salvo terapias de manera particular). Pero, desde este miércoles 10 Funes compartirá información en los centros de salud Houssay y Eva Perón sobre la importancia de hablar de lo que "nos pasa" y de pedir ayuda en cualquier instancia. Además habrá un buzón naranja en el que, quien necesite hablar con un profesional, pueda dejar un papelito con su nombre y número telefónico. El equipo de psicólogos de la ciudad ofrecerá una charla primero telefónica y luego una presencial para poder mitigar cualquier duda y ayudar a quien lo necesite.

“Es fundamental escuchar, y no hay que subestimar el dolor del otro. Porque aunque a uno le parezca una pavada, para el otro ese dolor puede ser su mundo, su vida entera”, resumió Marina, mamá de Constanza.

En su experiencia, ni Marina ni su familia recibieron señales o sospecharon el desenlace de "Consty". Así y todo, a poco más de un año de su partida, asegura que no sólo está presente día a día en su vida cotidiana, sino también que sigue compartiendo momentos con amigos de su hija y se aferró mucho a sus afectos. “Mucha gente no supo qué decirme en su momento y se borraron de mi vida, eso dolió mucho. Acá no hay frases célebres, es simplemente estar. Así como en la vida diaria son tan importantes un abrazo, un cafecito, un mensajito diciéndote cuánto te quieren, en esta etapa son expresiones de amor inmensas”, confió. 

A la par, Liliana coincidió en que “si bien ahora se está hablando un poco más de salud mental, y hablando de la prevención del suicidio, no hay que tratar como algo menor la ruptura de una pareja, una mala nota en la escuela, hay que aprovechar los momentos, estar atentos a las llamadas de atención, cuando no tienen ganas, se sienten vacíos, pero bueno, uno con la rutina siempre piensa que tiene mucho más tiempo”.

En su caso, tomó aire y expresó: “Mi hijo (Emilio), no murió. Mi hijo quiso dejar de sufrir y se suicidó”. El caso fue en septiembre del 2020, en Rosario, en plena pandemia del coronavirus, por lo cual la cercanía con él y el posterior duelo fue muy complejo ante las medidas de aislamiento que se debían mantener.

De todas formas, Liliana dijo algo que afecta a todas las familias: Todo lo que es salud mental es caroEs costosa la consulta con la terapeuta, con el psiquiatra, la medicación es cara, así que este tipo de apoyo es, lamentablemente, para una minoría. Y debemos saber muy bien que los suicidios no distinguen estratos sociales. Aún falta mucho, muchísimo a nivel estatal en materia de salud mental”.


Una realidad que lastima: callar, mata

El 10 de septiembre es el Día Mundial para la prevención del suicidio y a raíz de ello durante el mes se suelen intensificar las actividades informativas para visibilizar los riesgos que traen la depresión, sobre todas las cosas. El suicidio hoy es la tercera causa de muerte en Argentina y el 2024 contó con 4249 muertes de este tipo (data otorgada por el Ministerio de Seguridad de la Nación). Es decir, 4249 familias destruidas, arrasadas por el dolor e inmersas en la incertidumbre por qué se podría haber hecho para evitarlo y en busca de ayuda por seguir, nada menos, que con su vida adelante.

“Desde nuestra parte, como familias –siguió Marina- nos queda el dolor de no haber podido ayudar a nuestros familiares, porque si bien uno lo intenta, está presente, no los deja solos, acompañan, brinda asistencia, la salud mental no sólo depende del acompañamiento familiar sino de del acompañamiento terapéutico y ahí es donde el Estado tiene la obligación de brindar atención a las personas, porque la salud mental es como cualquier otro tipo de enfermedad, pero no se tiene en cuenta. Necesitamos que se cambie ese paradigma”.

Ambas familias, la de Marina y la de Liliana, forman parte del grupo Empesares un grupo de terapeutas de Buenos Aires que se formó con el fin de ayudar a madres y padres que perdieron a sus hijos o hijas por suicidio. El mismo trabaja en la prevención y en la posvención, que se refiere a las acciones e intervenciones posteriores a un evento autodestructivo destinadas a trabajar con las personas, familia o instituciones vinculadas a la persona que se quitó la vida.

Hablar de suicidio

Es más, ambas se sumarán a la convocatoria del domingo 14, en Rosario, en Balcarce y el Río. Bajo el lema “Rosario habla de suicidio”. Esta convocatoria, que se realizará al unísono en varios puntos del país, tiene como fin sumar otras familias sobrevivientes del suicidio. “En mi caso, como madre –compartió Marina-, no quiero quedarme solo en el dolor, sino transformarlo en amor, en su memoria, porque ella era puro amor”.  “Porque muchos no lo saben pero el duelo es como un plato de fideos, no es lineal, en todo momento se vuelve a foja cero con un recuerdo, un olor, un cumpleaños, un por qué no. Todo nos lleva a ese día”, dijo Liliana y Marina coincidió: “Es importante que tu entorno te cuide, que vos te permitas llorar, hablar, y si te invitan a un evento, poder disfrutarlo. Eso no significa que tu dolor sea menor, en mi caso la palabra felicidad hoy no tiene sentido, pero ayuda saber que hay gente que me acompaña, que quiere compartir conmigo cosas alegres. Es como un mimo al alma”.


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