Miércoles, 22 de Octubre 2025
Martes, 21 de Octubre del 2025

"En Funes, el lujo es la tranquilidad": la opinión de un influencer inmobiliario sobre el boom de la ciudad

Dan Chernomordik, especialista en real estate, analizó los motivos del crecimiento de las inversiones en la ciudad. La comparación con Puerto Norte, en Rosario.

Durante más de una década, Puerto Norte fue el emblema del urbanismo de alta gama en Rosario: torres vidriadas, diseño moderno, precios récord y una promesa clara de vivir frente al río con todas las comodidades de la gran ciudad. Pero el tiempo mostró que detrás del brillo arquitectónico había un error de fondo: el desarrollo no logró crear vida urbana ni integrar al entorno. Hoy, cada vez más inversores y familias de alto poder adquisitivo están cambiando de rumbo y según los operadores del rubro, eligen Funes.

Mientras tanto, Funes vive una transformación sostenida. Lo que antes era una localidad de fin de semana, hoy es el hogar elegido por familias jóvenes, profesionales y empresarios que buscan otra forma de vivir. “En Funes, el lujo es la tranquilidad”, definió Dan Chernomordik, broker y especialista en Real Estate. "Allí, la inversión no se guía por el estatus, sino por el confort diario: casas con jardín, aire libre, barrios cerrados de baja densidad y condominios con diseño humano. Todo en un entorno verde y controlado".

A diferencia del estancamiento de otras zonas que alguna vez prometieron, los valores inmobiliarios en Funes siguen una curva ascendente constante, sostenida por una demanda real y una percepción positiva de calidad de vida. El contraste entre Puerto Norte y Funes marca una lección clave para el mercado inmobiliario, no alcanza con construir torres para construir ciudad. La verdadera plusvalía está en la experiencia cotidiana del espacio, en lo que tiene para ofrecer.

“El nuevo lujo no es mirar al río, es escuchar el silencio”, sintetizó Chernomordik“Puerto Norte fue un proyecto ambicioso, pero terminó desconectando la ciudad del río”, analizó. En su visión, el desarrollo falló en uno de los principios más importantes del urbanismo: la continuidad pública.

Rosario había logrado un modelo ejemplar en su frente costero, desde el Monumento a la Bandera hasta la zona norte, con parques, senderos y espacios verdes. Pero al llegar a Puerto Norte, esa continuidad se interrumpe. “El recorrido peatonal se corta, el camino se aleja del río y el frente costero pasa a ser privado. La ciudad le volvió a dar la espalda al Paraná en ese sector, como años atrás”, aseguró Chernomordik.

El resultado fue un barrio sin rejas, pero con alma de country: locales vacíos, espacios públicos sin uso y edificios que no dialogan con la ciudad. Incluso, muchos departamentos que se vendieron como premium no tienen vista al río. “Es lo peor de los dos mundos: caros y sin paisaje”, resumió el broker y agregó: "Puerto Norte fue pensado para un público ABC1. Las grandes marcas, los restaurantes gourmet y las desarrolladoras apostaron fuerte. Pero el flujo de personas nunca alcanzó para sostener esa estructura. No se generó el tránsito adecuado ni la cantidad de comercios necesarios para que atraigan al público".

“Los residentes bajan del auto, entran al subsuelo y suben a sus departamentos. No hay tránsito peatonal, no hay comunidad, no hay barrio”, reafirmó de manera tajante Chernomordik. Así, los valores de reventa comenzaron a estancarse y algunos locales comerciales cerraron sus puertas. Hoy, Puerto Norte representa un ejemplo de cómo el lujo puede fallar cuando no hay una experiencia urbana real que lo sustente.

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