Martes, 03 de Diciembre 2024
Sábado, 20 de Abril del 2024

Adrián Arquiola: "Jugando, un niño puede despertar lo que quiere hacer en su vida"

Creó el segundo observatorio de toda la provincia, sueña con descubrir un cometa y se ríe de cuando se le escapó uno en pandemia por varias noches nubladas.

Dialogar con Adrián Arquiola es aprender sobre la importancia de no bajar los brazos, de valorar a padres que apoyan los sueños de sus hijos, de aportar algo a la comunidad de la que se forma parte y también de enseñar de manera lúdica, con un lenguaje cercano. Adrián lleva casi 33 años al frente del Observatorio de Funes, aniversario que se cumple en octubre. Ese espacio que él mismo ideó y por el que luchó ladrillo por ladrillo para que hoy la ciudad sea la que tiene el segundo de los dos únicos observatorios en la provincia. “Siempre sostuve que mi pueblo, ahora mi ciudad, debía tener el suyo, que lo merecía, y acá me vez, cumpliendo cada día mi sueño”, dijo emocionado a Infofunes.

Hijo de comerciante y de una ama de casa, Arquiola da charlas sobre astronomía por toda la región, y recibe con una sonrisa a cada contingente de público general o escuelas de distintas ciudades que vienen a visitar el observatorio.

Además, compartió que su sueño ahora es descubrir un comenta, que se le escapó uno durante la pandemia y mencionó sobre la vida extraterrestre: “Soy un convencido de que no estamos solos, pero somos una generación muy joven que necesita ver para creer y tocar para sentir”.

Arquiola, de bebé, en el patio de sus abuelos, en la esquina de Mitre y Buenos Aires, frente (se ve al fondo) del Sindicato de Canillitias

Arquiola, de bebé, en el patio de sus abuelos, en la esquina de Mitre y Buenos Aires, frente (se ve al fondo) del Sindicato de Canillitas


—¿Cómo fue la llegada a esta pasión por la Astronomía?

— AA: “De muy chiquito sabía que quería dedicarme a esto. Mis padres me habían regalado varias revistas “Anteojito” y “Billiken” desde que iba a preescolar en María Auxiliadora y entre ellas había, entre muchos temas, maquetas del sistema solar para armar y de a poco las fui teniendo en mi habitación y jugaba además de leer lo que veía del tema en estas publicaciones. Hoy veo que un niño puede despertar lo que quiere hacer en su vida jugando. Y a mi papá, que no entendía del tema, le gustaba lo que hacía. Sé que todos venimos con esa matriz, pero es importante que la familia luego te apoye.

— ¿Y cuándo llegó tu primer telescopio?

— En la secundaria tenía un profesor que era retirado de la Marina, él había estado en la tropa de la Fragata Sarmiento, eran los años 40, creo. Ya había hablado con él, sabía de mi pasión por la astronomía y tenía uno que me vendió en cuotas. Quería que me esforzara por obtenerlo, incluso eran casi inalcanzables, hoy son mucho más accesibles, pero aquél fue el primero que tuve.

— Incluso los hay de plástico…

— Si, pero así sea el más barato, el que hayan comprado en una juguetería, siempre digo que no es un juguete, sino un instrumento científico para poder aprender, conocer. Un instrumento que despierta el interés y la imaginación de los chicos. De hecho los hay súper sofisticados y delicados, y otros que son muy buenos pero son aptos para el público, como los que tenemos en el Observatorio.

 Arquiola en pre-escolar en el Colegio María Auxiliadora


— Bien, ya con las maquetas y el telescopio, ¿cómo fue presentar el proyecto del Observatorio y comenzar su construcción?

— Fue difícil que aceptaran el proyecto en Funes en un comienzo, pero luego me terminaron cediendo un salón en la Escuela 398, en 1991. La Municipalidad alquilaba por entonces una casona antigua donde funcionaba la escuela, en Sarmiento e Irigoyen y allí comenzaron los talleres ara niños y público en general. En 2003 conseguí los fondos para el edificio y realicé la primera etapa. También estoy muy agradecido por todo el apoyo que recibí en casi todos los gobiernos. Siempre digo que soy apolítico y cada gestión, sobre todo esta última, han aportado a la continuidad de poder enseñar y que mi ciudad siga teniendo su observatorio.

— Y así continuar con los talleres y que la gente siga aprendiendo sobre esta ciencia..

— La astronomía es apasionante y no tiene fecha de vencimiento ni requisitos de edad. Agradezco a los padres y madres por la confianza que me dan al traer a sus hijos a los talleres. Es más, tenemos un récord en convocatoria con los más de 40 alumnos que tenemos este año. Es una felicidad enorme porque los chicos de ahora ya vienen con información previa y te hacen preguntas desafiantes que, obviamente, acá tratamos de responder. Eso es lo que se necesita para llegar a la astronomía, muchas ganas de aprender y cuanto más conocemos al Universo, más debemos valorar la Tierra, porque los demás planetas están lejos y por ahora no existen viajes interestelares. La Tierra es nuestro único y gran hogar.

— ¿Cómo te sentís, al ser parte de la tercera generación de funenses, el haber trabajado tanto por y para tu ciudad?

— Bueno, mi sueño siempre fue trabajar para mi pueblo, ya cuando Funes fue declarada ciudad, en 1995, fui el primer ciudadano notable de Funes y eso me llenó de orgullo, de felicidad y aún así me quedo corto. A su vez mi abuelo paterno llegó desde España y se radicó primero en Rosario y luego en Funes, mi abuelo materno llegó en el ferrocarril después de escapar de la Primera Guerra Mundial, ellos eligieron esta ciudad y de allí nacieron mis padres, luego yo y después mis hijos. Es nuestra historia. Trabajar por y para mi ciudad es contribuir y dejar mi granito de arena. Soy conciente que estoy de paso y que el observatorio quedará como legado para que, el día de mañana, alguien continúe compartiendo y educando sobre esta pasión que es la astronomía.

 Arquiola en 1992 observando un cometa en el final del trayecto de la calle Pedro Ríos (Funes) a las 3 am


—¿Tal vez lo haga alguno de tus hijos?

— No creo. Me parece que me va a pasar lo mismo que le pasó a mi padre (risas), ninguno de los tres hoy demuestra tener interés en esta ciencia. La más grande, de 17, ama la filosofía y las letras, el de 14 el arte y la más chica está en quinto grado, tal vez me sorprenda. Igual, así como hizo mi padre, elijan el camino que elijan, van  contar con mi apoyo. Yo lo recibí, así que no puedo menos que dárselo a mis hijos también. Es más, lo único que les voy a pedir es que, lo que sea, lo hagan con pasión. Tengo 56 años y te aseguro que el entusiasmo que tengo es igual al primer día, o mayor. Y no hay que dejar de agradecer a todos quienes te apoyaron asistiendo a las charlas, a los talleres, a que un proyecto salga a la luz, que sea aprobado, a que puedas llegar cada día a abrir las puertas del observatorio. Todo eso suma y hace que sigamos firmes en esta ciudad tan hermosa que, en paralelo a su expansión y crecimiento en todo sentido, hoy sigue manteniendo su esencia.

— ¿Qué te preguntan o qué nos podes decir sobre la vida extraterrestre?

— Estamos en un paso evolutivo como civilización, y las películas de ciencia ficción confunden, sobre todo cuando hablamos de vida extraterrestre. Soy un convencido de que no estamos solos, pero somos una generación muy joven que necesita ver para creer y tocar para sentir. Estamos esperando que baje un plato volador de un campo y salga algo y nos salude. Si nos peleamos en la cola del supermercado o en una calle atiborrada de autos, no podemos ver la vida en el afuera. Lo que puedo decir que es que la vida extraterrestre es como el amor de un padre a un hijo, no hay teorías para demostrarlo, no se pueden explicar. Mientras nuestra civilización sigua mirando hacia abajo, y menos hacia arriba, no vamos a llegar lejos.

Es más, en mi charla “Conciencia cósmica”, que pronto repetiré, intento hacer el puente entre la ciencia y las cuestiones que no podemos ver, no podemos y si las podemos sentir. Todo se relaciona con el universo paralelo que vive entre nosotros.

— ¿Qué otras funciones tiene el observatorio?

— Siempre se confundió astronomía con meteorología y las circunstancias de la región nos permitieron tener especialidad en factores de riesgos de tormentas severas y de Protección Civil. Así que trabajamos con eso también para que el vecino este informado sobre cuáles serán las condiciones próximas en cuestiones de la naturaleza. Retransmitimos las alertas del Servicio Meteorológico Nacional (SMN). Eso si, no hacemos pronóstico, sino que observamos y divulgamos sobre si puede esperarse alguna tormenta severa.

 Arquiola en el congreso de astronomía en San Juan, 1998, representando al Observatorio de Funes en el Observatorio El Leoncito, el más grande el país.


— ¿Más allá de esta pasión, de este entusiasmo, del dejar un legado con el observatorio, cuál es ahora tu sueño?

—  Mi sueño es descubrir un cometa, porque lleva el nombre de quien lo descubrió. Una vez descubrí una estrella variable en el 90 pero las estrellas mueren. Es más, durante la pandemia había descubierto un cometa que luego se me escapó, necesitaba una segunda noche de comprobación y estuvo nublado por tres días seguidos así que no pude volver a verlo.

— ¿Cómo te sentiste?

— Y… Imaginate. Pero después pensé que el universo tal vez no me dio esa oportunidad, porque capaz no lo hubiera resistido, y  me moría de un infarto por la emoción (risas). Descubrir un cometa es como salir campeones de la Copa del Mundo, pero en astronomía.

— Mientras tanto seguís buscando…

 Todas las noches, cuando todos en casa se van a dormir, me quedo observando y patrullando el cielo desde casa. Si lo necesito, voy al Observatorio, que la cúpula tiene 5 metros de diámetro. Pero en casa tengo equipos muy buenos y trabajo como puedo con ellos. Hay que saber que existen tres telescopios robotizados en el mundo, uno en África, otro en Chile y otro en Hawai, que cuando cae la noche automáticamente abren su cúpula y comienzan a trabajar y envían una señal a su base cuando descubren algo, así que ahí hay algo de competencia desleal (risas). Pero bueno, ya va a suceder. Siempre digo que lo importante en la vida es “estar en la línea de largada”.

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