Sábado, 21 de Diciembre 2024
Jueves, 24 de Mayo del 2018

Pequeños sueños: Cuando el trabajo dignifica

<p>Damián y David son dos de los nuevos trabajadores de una empresa local, que gracias a un convenio de empleo inclusivo con el área de discapacidad, comenzaron su primer trabajo formal.</p>

Vanesa Fresno - InfoFunes

 

Damián Vázquez y David Fernández se conocen desde hace tiempo. Por sus capacidades han compartido muchos espacios, lo que llevó a que ambos establezcan una relación prácticamente de hermandad. Aunque hace quince días han comenzado a verse las caras en un ámbito que poco imaginaban: el laboral.

 

A principios de año, la Municipalidad de Funes y una empresa local firmaron un convenio de inclusión laboral. Los vínculos se llevaron a cabo a partir de las interacciones entre el Área de Discapacidad y la Oficina de Empleo. El acuerdo rubricado establece el ingreso de cuatro personas con capacidades diferentes a la empresa KyB, empaquetadora de alimentos. Entre éstas, se encuentran Damián (30) y David (34).

 

Damián me recibe con una sonrisa deslumbrante que no se borraría durante los casi los 28 minutos que conversamos. La palabra que más repitió durante este lapso fue "contento". Fue el término que utilizó para responder sobre cómo vive su primer trabajo como también sobre las sensaciones que experimentó en el momento de recibir la notificación donde la empresa le comunicaba que sería considerado para ocupar un lugar. Trabaja de lunes a viernes. En estos días, la alegría se transforma en ansiedad: se despierta hasta cinco horas antes de que lo pasen a buscar.

 

David se desenvuelve con una gran soltura. En sus palabras, se cristaliza su obsesión por el aprendizaje: "Todos los días ocupo un sector diferente. A mí me gusta: aprendés un poco de cada cosa. Desde el primer día le agarré la mano". Su rápida adaptación al lugar se debió principalmente a la eficacia con la que realiza sus actividades. Pero también a la calidez del ambiente: "Me encontré con excelentes personas que siempre te ayudan. Eso es lo más importante: si vos no sabés cómo empezar, vas a tener miedo. Y mis compañeros me dicen: 'no tenés que tener miedo porque todo se aprende'".

 

Damián y David se conocieron en el Vivero local, donde pasaban gran parte del día. El primero se desempeñaba en las tareas de huerta mientras que David se dedicaba al reciclado de plásticos. Ninguno de los dos reconoce a esta experiencia como un trabajo formal. Desde ese momento forjaron una relación de antaño que se extendió hasta llegar a compartir espacios de esparcimiento: se reúnen a cenar, a brindar con alguna copa de fernet, visitan el Monumento a la Bandera y frecuentan el cine.

 

Pero su pasado por el Vivero y varios de sus gustos compartidos fuera del mundo laboral no es lo único que tienen en común. Hay algo más importante que comparten: la ambición. El contrato entre el Municipio y la empresa es válido hasta octubre del año corriente, pero ambos desean permanecer en el lugar. Damián caracterizó como "un sueño" quedar registrado de manera efectiva. Consultado sobre el mismo tema, David no pudo despojarse de su perfeccionismo: "quiero que los dueños vean que cumplo con el trabajo. Que digan: 'este sí me vale la pena tomarlo'".