No es ni conmemoración ni recuerdo: La música del Flaco se celebra
<p>Funes homenajeó a Luis Alberto Spinetta en su aniversario, fecha en la que el país celebra el Día Nacional del Músico.</p>
Dos chicas bailan abrazadas. Se cantan en la cara. Con ardor, felices. Otros tres pibes, un par de metros más allá, se mueven con entusiasmo. El resto tararea, mueve los pies. Suenan los acordes de “Seguir viviendo sin tu amor” y la postal resume la idea del show: no es ni conmemoración ni recuerdo. La música de Luis Alberto Spinetta se celebra. Está viva y golpea con su belleza. Flota, como las hojas en el viento. Sin fecha de vencimiento.
Es viernes a la noche y en “La esquina de la Música” suena parte de su obra. Desde “Cementerio Club” --del mítico álbum Artaud, el de la tapa irregular y al que muchos consideran el mejor de la historia del rock nacional-- hasta “Iris”, el hit de “Los Amigo”, disco en el que trabajaba cuando falleció. Son 18 los temas que sonarán durante dos horas de concierto. Un “picadito”, según la definición de Claudio Cardone, que incluyó bellezas como “Todos estos años de gente”, “El anillo del Capitán Beto”, “Perdido en tí” o “Diganlé”.
El tecladista, arreglador y compañero de ruta del Flaco durante más de 20 años de carrera, afincado en Funes desde hace tiempo, fue el encargado de montar un show que contó con el apoyo del ministerio de Innovación y Cultura de Santa Fe. Un trabajo arduo, que demandó meses de organización y que tuvo además el desinteresado respaldo de vecinos y comercios locales. La celebración de la obra de Spinetta fue declarada de interés regional. Un primer paso para repetir el show, todos los años, con renombrados músicos.
Cardone reunió a artistas locales y a otros que, como él, integraron distintas formaciones capitaneadas por Luis Alberto. Pasaron por el escenario las voces de Fabián Gallardo y de Danhi Ferrón, bajista de “Los Amigo”. Las guitarras de Gustavo Marozzi (Mobyfreak) y de Guillermo Arrom, quien grabó junto a Spinetta en cuatro de sus discos. Mario Laurino (Vudú) se hizo cargo de la batería y el local Tutu Rufus del bajo. Armando Sabia (Beatlove) y el roldanense Martín Valci (Kunyaza) también sumaron su aporte. La banda sonó ajustada y potente. Una tarde de ensayo --la anterior--, larga y extenuante, les permitió salir al ruedo y deleitar a la gente.
El show, como la música de Spinetta, atravesó a distintas generaciones. Una abuela de 70 en su reposera roja y un adolescente con su remera verde loro, con la tapa de “Artaud” estampada en el pecho, escuchaban atentos cada sonido. Parejas, familias, amigos. Todos reunidos como en un fogón interminable. Disfrutan los de abajo y disfrutan los de arriba. Gallardo baila, se mueve y tararea, aun cuando está a un costado del escenario. Ferrón cierra la del Capitán Beto compartiendo una reflexión con el público: “Cómo cantaba Luis, ¿no?”. La respuesta es obvia: lo hacía como nadie. Cardone recuerda la primera vez que escuchó el álbum “Alma de diamante”, de Jade. “Nunca más mi vida fue igual”, concluye. Toma las palabras de uno de los temas de ese disco, “Dale gracias”, para reconocer la obra que legó Spinetta en sus más de cuatro décadas de carrera. “Hay que darle las gracias a él”, resume. Hay emoción, pero también alegría en el ambiente. Cardone bromea. “Hagan pogo, pero yo no voy a hacer la del hijo de (Claudio) Caniggia”, ironiza recordando a Axel, quien hace pocos días se arrojó sobre el público mientras cantaba, aunque con mala fortuna: nadie lo agarró cuando caía.
Suenan los últimos acordes de “Seguir viviendo sin tu amor” y la fiesta llega a su fin. “Olé, olé, olé, Flaco, Flaco”, cantan con métrica futbolera un grupo de chicos y todo termina. Aunque la música de Luis seguirá sonando. Siempre.
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