Domingo, 08 de Diciembre 2024
Lunes, 27 de Noviembre del 2017

Motorcito Cejas, una historia de empuje

<p>Es el profesor de boxeo de Tao Gym. Tiene 21 años y más de 120 peleas en su haber. “Siempre me gustó el boxeo, desde chiquitito empecé a tirar manos”, contó.</p>

Vanesa Fresno - InfoFunes

 

Alejandro “Motorcito” Cejas tiene 21 años, pero la experiencia arriba del ring de un boxeador consagrado. 128 peleas, 8 de ellas profesionales, son prueba de esto. Ya sea ganando por nocaut o levantándose de la lona, Motorcito nunca se rinde ni se aparta de su camino en busca de triunfar en el deporte pugilístico. Abran paso, sueño en construcción.

 

“Siempre me gustó el boxeo, desde chiquitito empecé a tirar manos”, cuenta el joven boxeador, que debutó a los ya lejanos 14 años. “Con la ley actual no podría haberlo hecho”, agrega, como para darle más épica a ese debut que fue, como debe ser, con triunfo. “La primer mano que me pusieron me caí. Me levanté y quería seguir peleando. Al segundo round lo salí a comer, y vi que lo tenía. El entrenador me dijo que le tire abajo y combine arriba, y cuando lo hice cayó. Saltaba en una pata, tenía una alegría. Le contaron, no se levantó y gané por nocaut”.

 

A partir de allí, Motorcito comenzó una extensa carrera amateur que lo llevó a pelear más de 120 veces antes de cumplir los 20 años. “Peleaba todos los viernes, entrenaba todos los días. Se fueron sumando las peleas, llegué a 120 peleas amateur y me tuve que hacer la tercer licencia, ya que cada licencia te permite 50 peleas amateur. Cuando fui, el que hacía las licencias estaba asombrado, 17 años y tres licencias. Lo anotó por todos lados, era increíble”, relata el pugilista. “Con mi viejo entrenábamos y buscábamos con quién pelear. Me ofrecían la licencia del otro boxeador para conocerlo, pero no queríamos saber eso, si tenía los mismos kilos peleábamos, que suba al ring. Todo servía para entrenar”.

 

El teléfono sonó luego de otra pelea ganada por nocaut. Era el salto a pelear profesionalmente. “Me llamó un promotor que trabajaba para TyC Sports y me propuso pelear cada 30/45 días, entrenarme con mi papá, y salir en la televisión. Entrenamos a full, y la primer pelea fue en San Luis”. Como si fuese una película, la pelea tuvo sus incidentes: “Llegamos y en el pesaje el otro pesaba 4kgs más, fuera de la categoría. Nos quejamos, fue al sauna a ver si bajaba, volvió y tenía más kilos, pero me dijo que había venido a pelear y que si era una nena no peleábamos. Y entonces le dije que sí, que peleemos. Al otro día me abría los brazos, sobrándome. Me cortó la ceja y me sacó de la pelea, me enredé en su juego. En el segundo round, al minuto y medio le meto una mano milagrosa en la boca del estómago, me fui corriendo al rincón esperando que le cuenten, pero se levantó. El árbitro le dio el pase, y se volvió a agachar. Ahí fue alegría total, imaginate, había ganado mi primer pelea profesional”. Digna de Hollywood. ¿Cuáles fueron las diferencias al pelear profesionalmente? “La diferencia está en los detalles: los pesajes son un día antes, son más horas de entrenamiento, todo es más detallado, el entrenador tiene que estar encima tuyo corrigiéndote cada detalle”.

 

La relación con TyC Sports terminó porque fuera del ring Alejandro también se hace respetar. “No levantó mi carrera, me tenían de paquete para que ganen los boxeadores de ellos. Si no ganaba por nocaut, no ganaba, la que tengo empatada fue la última, y fue alevosa, era obvio que había ganado pero dieron empate porque el otro era el local, incluso ni subieron la pelea a internet, que siempre lo hacen”.

 

Sin embargo, ese portazo abrió la ventana a algo que a Motorcito lo enamoró: la enseñanza. “Las peleas no salían y yo dependo de eso. Empecé a trabajar de changuitas, pero quería seguir con el boxeo, y mi vieja me dio la idea de dar clases. Entonces empecé en varios gimnasios y a entrenarme un poquito en cada lado, y así seguir con mi carrera”. Así llegó a Funes, donde todos los martes y jueves después de las 21hs da clases en el Tao Gym, el gimnasio funense de artes marciales por excelencia. “Me encanta enseñar, me gusta el boxeo y que la gente aprenda boxeo, es muy lindo. Acá empezaron todos sin saber, y si viene alguien nuevo es bienvenido. Somos todos iguales”.