Sábado, 28 de Septiembre 2024
Sábado, 12 de Agosto del 2017

Se buscan dirigentes a la altura de un momento clave

<p>La ciudad ingresó y se encuentra en el medio de un proceso electoral clave para su futuro.</p>

 

“Votar no sirve para nada”. El mensaje, tan agresivo como inexacto, se propaga en Facebook como el fuego en el bosque. Tiene fuerza y una réplica temible. Pero también tiene razones, no para coincidir al menos para mí, pero sí para comprender. En poco menos de los dos últimos dos años Funes se sumergió en una crisis institucional sin stop. Se superaron unos tras otros hechos tan graves como inescrupulosos y payasescos. Y  todo pasó, como si nada.

 

Por ese motivo, las elecciones que se realizarán el domingo cobran para Funes un tenor de magnitud. Y radica allí la razón por la cual los funenses deben darle la importancia suficiente no solo a las primarias, sino también a las generales del 22 de octubre. La ciudad ingresó y se encuentra en el medio de un proceso electoral clave para su futuro.

 

Pasaron 20 meses desde que asumieron las nuevas autoridades ejecutivas y legislativas de la ciudad. Y desde ese preciso momento, la institucionalidad de Funes se vio dañada, ultrajada. No pretendo ser demagogo, no creo en los discursos impostados y forzosos, carentes de genuinidad. Pero la situación de la ciudad es grave. Diría como nunca antes, pero no puedo ir más allá de lo que mi recuerdo me permite.

 

La gravedad interpela a los dirigentes. A los que son, a los que quieren volver a ser y a los que quieren ingresar al círculo grande de la política local. Hay 17 precandidatos para solo tres bancas en juego. Pero detrás del deseo del poder por el poder mismo, al que considero legítimo, está la necesidad de que aparezcan actores y actrices responsables para con el momento de la ciudad.

 

Pero también cuestiona, por otro lado, a la sociedad funense. Porque, como dice un amigo, la crisis dirigencial también es crisis ciudadana. La falta de compromiso y el desinterés por la política y las instituciones para nada contribuyen en este momento. Y la división entre “los políticos y los otros” agudiza los conflictos, lejos de enmendarlos. Es insana esa distinción.    

 

Se necesitan con urgencia personas preparadas, formadas, que conozcan realmente y a fondo las problemáticas de la ciudad. Dirigentes que tengan un suficiente criterio político y una esmerada capacidad de gestión. Que tengan una mirada inclusiva y no se reduzcan al triste rol de voceros de una minoría. La ciudad no los tiene hoy. Y no los tuvo en abundancia en su historia reciente.

 

Las respuestas de las autoridades van, en la mayoría de los casos, detrás del nivel de demanda de los ciudadanos funenses. Se remarca la deficiente prestación de los servicios básicos, por sobre todas las cosas. Las calles, la basura, el alumbrado, usted sabe las falencias. Y la dirigencia siempre está atrás.

 

Por ese motivo, votar siempre sirve para algo. Se dice que las elecciones de medio término son un plebiscito a la gestión del intendente. Diego León Barreto está en deuda con los funenses, lo reconoció él mismo en más de una entrevista. Pero no es el único responsable del deterioro de Funes. La crisis es dirigencial, institucional, que lo entiendan oficialistas y opositores. Y que la ciudad tenga, para superar su magro presente, políticos a su altura. Ese es el desafío.