Una apuesta por “una nueva cultura alimentaria”

La decisión de comenzar con el emprendimiento Queremos Funes se viene planteando y trabajando desde hace un par de años. Surgió desde el entorno de la economía popular en conexión con productores de todo el país y también estableciendo contacto con países sudamericanos como Brasil y Colombia, con los cuales esta ONG intercambió experiencias, formas de trabajo y métodos para lograr una autosostenibilidad en el contexto de las necesidades globales que van surgiendo: las luchas por el agua potable, el hacer huertas y el crecimiento de alimentos sin agroquímicos.

Luego de reuniones con personas funenses desocupadas surgió la idea de poner en funcionamiento este proyecto incentivando el intercambio de semillas huerteras, el trabajo en las casas y el cultivo en macetas y patios como etapa inicial.  Para esto, comentó el pionero de esta ONG, Julio Fernández, contaron “en un primer momento con asesoramiento de gente cercana al INTA; hoy en día estamos en conjunto con otras organizaciones que, entre otras cosas, nos envían conferencistas para realizar cursos”.

Funes fue elegida por la característica particular que posee de ser muy extensa pero con poca densidad poblacional, motivo por el cual, desde la ONG creen que es favorable para llevar a cabo, a futuro, un proyecto que pueda involucrarse culturalmente en la ciudad. Como ideal, apuntan a que los vecinos creen sus propias huertas en los jardines de sus casas para así poder consumir productos sin agroquímicos y obtener como resultado una mejora en la calidad de vida.

“Fomentaría el hecho de generar territorios del compartir y lograr reflexión a lo largo del tiempo, enseñar a los chicos sobre una nueva cultura alimentaria e integrar a toda la familia para que puedan tomar consciencia y tener una vida más sana”, explicó Fernández.

Actualmente, el espacio físico de Queremos Funes se encuentra en la Casa Popular La Normita, en la zona este de la ciudad, donde cuenta con un sector amplio y con herramientas necesarias para propiciar la siembra y el cultivo. Allí mismo se realizan los talleres y encuentros; después, el trabajo continúa en las casas de vecinos que quieran tener su propia huerta.

“La soberanía alimentaria es un concepto bastante utópico pero lo usamos más que nada como una referencia, porque es una construcción colectiva que se está llevando a cabo a nivel mundial desde hace muchísimos años en diferentes organizaciones”, explica Julio. También refuerza la idea comentando que su desarrollo se lleva adelante más que nada planteando el hecho de tener una sustentabilidad. Empezar con una huerta aunque sea en una maceta ya es un avance en este trayecto.

Siguiendo con esto, hizo referencia a nuevas técnicas que se están utilizando hoy en día, como la hidroponía, que es un método de cultivo en el que en lugar de tierra, se utilizan únicamente soluciones acuosas con nutrientes químicos disueltos, o con sustratos estériles (arena, grava, vidrio molido, etc.) como soporte de la raíz de las plantas.