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Viernes, 17 de Marzo del 2017

Un proyecto modelo: alimentación consciente en el Joan Miró

<p>El colegio fue reconocido por la Fundación del Banco Santa Fe y emprendió la iniciativa a toda marcha. “Es un proyecto íntegramente orgánico”, destacaron las impulsoras.</p>

“El leit motiv de este gran proyecto es `alimentación consciente`, que quiere decir poder reflexionar sobre lo que consumimos para poder elegir”. Así, Jorgelina Russo, directora institucional del Colegio Joan Miró, resumió el programa interdisciplinario de alimentación orgánica, uno de los ocho elegidos en el Concurso de Iniciativas Sustentables organizado por la Fundación del Banco Santa Fe, que ahora se aplica con éxito en la escuela de calle Catamarca. Jorgelina y Natalia Angiulli, mamá del colegio, empleada del banco y creadora del proyecto, son las coordinadoras del programa de cocina saludable y accedieron a explicárselo a InfoFunes.

 

“Es un concurso que hizo la Fundación del Banco Santa Fe para presentar proyectos sustentables. El proyecto lo armé yo y salí a buscar colegios o escuelas que lo quieran llevar a cabo. Me resultó difícil porque muchas escuelas no tienen kioscos, no tenían huerta, no se daban algunas condiciones”, comenzó Natalia. “Pero hablé con Jorgelina, la escuela estaba buscando dar alimentación consciente, así que me dijo que sí, empezamos a trabajar, presentamos el proyecto en la Fundación, ganó y arrancamos este año con todo”, relató.

 

Jorgelina, por su parte, contó que “en estos 18 años de escuela buscamos alternativas para aportar desde la educación a una mejor alimentación saludable de los chicos. Hace varios años tuvimos la suerte de contar con una propuesta de la Universidad del Centro Educativo Latinoamericano con quien mantuvimos un convenio a través del cual contamos con la colaboración del sexto año de pasantía de la carrera de nutrición y fue una etapa de varios años muy valiosa. El año pasado se acercó Natalia y nos planteó si queríamos participar en un concurso, sabiendo de nuestro interés de ir pasando por distintas etapas. Empezamos a trabajar en todo lo que es este nuevo desarrollo que implica algo mucho más integral y que gracias a todo el aporte de Natalia podemos instrumentar en cuatro unidades”.

 

“Es un proyecto íntegramente orgánico, sin colorantes, sin conservantes, salvo algunas bebidas saborizadas el resto es completamente orgánico”, explicó Russo, y describió la primera de las unidades: “es el kiosco saludable y lo que se ofrece en la cantina, para los chicos de primaria y los padres que compran para los chicos de Nivel Inicial. Se ha logrado gracias a Natalia, a Julia Lanza, la persona a cargo del kiosco, y a los integrantes del equipo. Fuimos consiguiendo los proveedores para que el kiosco no sea que hay una lechuga, como a uno le puede dar una impresión. Hay reemplazos que son tentadores y ricos, es decir que hay alfajores, galletitas, cereales, licuados, un montón de alternativas que son riquísimas no solo para los chicos, sino también para docentes, directivos, padres, todos estamos consumiendo y estamos contentísimos. Hay tarta, hay ensalada, hay sandwichs, hay de todo”.

 

La segunda unidad se centra en el aspecto teórico: talleres formativos para alumnos, ya que “esto tiene que tener un apoyo desde lo teórico y desde lo práctico, con alguna experiencia de cocina, porque a través de ganar este concurso pudimos comprar licuadora industrial, deshidratadora. Algunos de los productos se van a producir en la escuela, por alumnos”, detalló la directora del Miró, quien también contó que la tercera unidad constará de talleres formativos para la familia: “se van a dar durante el año dentro de un espacio que tenemos hace bastante funcionando que se llama Padres en Acción. Es un espacio gratuito que da por ejemplo talleres de límites, talleres de crianza, gratuitos no solamente para nuestros papás sino para toda la comunidad”.

 

Seguidamente, la cuarta unidad apunta a lo práctico, según explicó Russo: “son las clases de cocina consciente en lo que es el área de procesos productivos, en sexto grado. Orientamos las clases de cocina a partir de este año a todo lo que es alimentación consciente y por la tarde habrá un taller de cocina consciente abierto a todo el nivel primario”

 

“Arrancamos con un poco de miedo porque era algo totalmente diferente, pero la aceptación fue muy buena. Hay cosas muy tentadoras para los chicos, como licuados, exprimidos, galletitas integrales, barritas de cereales, hay un montón de cosas que no tienen tanta azúcar y gustan, a precios accesibles”, dijo Natalia sobre el comienzo. “Nos sorprendieron completamente, están felices, contentos, hacen cola, están fascinados, no lo podemos creer. Es una respuesta muchísimo más positiva de lo que esperábamos, estábamos expectantes porque pensábamos que íbamos a tener que trabajar mucho más para que se engancharan, pero la respuesta fue increíble”, aportó Jorgelina.

 

Por último, Angiulli comentó que “es una prueba piloto, vamos a corregir un montón de cosas, lo vamos adaptando a medida que va transcurriendo” y reveló que “otra idea es contagiar a las demás escuelas, queremos ver cómo llevar esta idea a todas las escuelas de Funes”. “El kiosco es muy atractivo estéticamente, hay frutas, frutas bañadas con chocolate amargo. No necesariamente tiene que ser aburrido y feo, puede ser rico y atractivo”, cerró Russo.