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Viernes, 06 de Enero del 2017

Gauchito Gil, una historia de Amor

<p>Moviliza devotos de a cientos de miles en todo el país. Funes tiene su santuario rojo en zona oeste, pero su origen tiene una gran historia para contar, casi tan valiosa como la del Gauchito.</p>

Vanesa Fresno - InfoFunes

La ochava se ve roja cuando baja el sol, esa esquina sobre la colectora de Ruta 9 al 5500 es aún más roja por la tarde. El Santuario Cruz Gil está ahí desde hace más de 15 años y todo aquel que haya pasado puede recordar su ubicación. Son visibles sus banderas desde lejos.

El Gauchito Gil moviliza devotos de a cientos de miles en todo el país, cada 8 de enero la ciudad correntina de Mercedes recibe a más de 200 mil personas que se reúnen a ofrendar y agradecer sus milagros en su ciudad, el día de su muerte. Estas movilizaciones se repiten, a menor escala, en cada santuario del mapa argentino.

Los altares se reproducen en cada ruta y sus santuarios son visitados diariamente por decenas de fieles. Flores, cigarrillos, patentes de autos, botellas de vino, latas de cerveza y placas de agradecimiento adornan las “capillitas” de todo el país, y el de Funes no es la excepción.

Pero el origen de nuestro oratorio cuenta, además de la historia del gaucho, otra historia digna de contar: una de Amor.

Loly se casó con Amor Ojeda a sus cincuenta años. Los dos correntinos, se conocieron trabajando en una capilla rosarina cuando colaboraban con las monjas de Cáritas. La fe fue un punto en común para la pareja desde su inicio.

Pero su espíritu religioso corría por las sendas tradicionales de la iglesia, hasta que Loly enfermó y Amor buscó nuevos lugares y nuevas figuras donde depositar su fe. Fue así que alguien le habló del gaucho pagano y viajaron hasta Corrientes a conocer su altar.

“Este lugar está hecho por una promesa que mi esposo hizo por mi salud”, cuenta Loly. El Santuario Cruz Gil se levanta sobre un terreno que tenía la mujer en desuso, la construcción fue hecha por Amor, con la ayuda de otros fieles del Gauchito Gil que donaron materiales y horas de trabajo. La mujer que le contó sobre el santo pagano donó la cruz correntina que se encuentra en la capillita del predio. Lo mismo con la figura del Gaucho en tamaño real que recibe a sus visitantes.

Objeto de devoción popular, el Gauchito Gil concentra en su figura la mística de una historia de lucha, actos heroicos y una cuota de tragedia. Además, y como si fuera poco, se lo considera milagroso. Las placas en agradecimientos “por los favores otorgados”, “por los milagros concedidos” o “por cumplir mis pedidos” son claro testimonio de la fe que depositan en él. “Todos los días pasan a saludarlo y agradecerle, y no por curiosidad, es fe y corazón”, convence Loly.

¿Por qué Antonio Mamerto Gil Núñez, del que poco se sabe con certeza, moviliza tantos fieles que le son tan leales? “El gauchito no es como piensan la gente, el gaucho no mataba, ayudaba. Tampoco robaba. El era un cuatrero, entraba a un campo de los ricos, mataba una vaca y alimentaba a los hambrientos. El ayudaba y hasta el día de hoy la gente dice que sigue ayudando”, explica Loly. La gente le pide y luego agradece. “Le piden trabajo, salud y alguno le pide una quinielita… alguno”, cuenta mientras guiña el ojo.

 

Desde hace más de diez años Loly pasa sus tardes en el Santuario, desde el 2013 lo hace sola. Amor falleció por un cáncer que lo envejeció repentinamente pero que no le impidió estar junto a su santo hasta el último día. “Mi esposo me pidió que yo siga, que no me caiga, que siga. Y acá estoy, todos los días”, y se emociona cuando habla de Amor, su Amor.

El próximo 8 de enero, el día del Gauchito Gil, Ojeda se dispone a recibir a decenas de fieles que se acercan a festejar al Gauchito. “Nosotros recibimos a los devotos que se instalan hasta días antes, algunos con sus carpas. Somos muy respetuosos y ya pedimos permiso, ponemos cintas para no molestar a los vecinos y un señor nos ayuda a acomodar los autos”.

Loly explica la devoción al gauchito porque cree en los que hablan de sus milagros, y porque sabe sobre la importancia de la fe, de tener dónde depositarla. A ellos los echaron de la iglesia cuando supieron de la construcción del Santuario Cruz Gil. Ella sin embargo sigue creyendo en lo mismo de siempre, sólo que también cree en su gauchito. “Las muestras de afecto y agradecimiento de la gente tienen que ser por algo, ¿quién va a gastar plata en viajes y placas de bronce sólo porque si?”, pregunta y también reafirma su devoción.

Cuando cuenta sus tardes durante tantos años en el santuario de Funes, Loly se ocupa en destacar que el lugar que la rodea fue en realidad una idea de su esposo, un gesto de Amor. El levantó un santuario en su nombre, agradeciendo la salud de su mujer. Ella devuelve el gesto sosteniendo su fe.


El Gaucho y sus fieles

Gil fue un gaucho trabajador rural que peleó en la Guerra de la Triple Alianza y luego en la guerra civil correntina por el Partido Autonomista, enfrentado con el Partido Liberal. En esta guerra Gil desertó y fue considerado un traidor.  Perseguido por el jefe de policía local, finalmente fue capturado y degollado, colgado de un espinillo. Cuenta la leyenda que Gil le dijo a su verdugo que debería rezar en su nombre por la vida de su hijo, quien estaba muy enfermo; el verdugo así lo hizo y su hijo sanó milagrosamente. Él le dio al cuerpo de Gil un entierro apropiado, y las personas que se enteraron del milagro construyeron un santuario, que creció hasta hoy.

La tradición de las banderas rojas asociadas al Gauchito Gil, o sus santuarios pintados del mismo color hacen referencia al tono del Partido Autonomista de Corrientes. Los altares bajo los árboles sobre las rutas replican al árbol de espinillo donde fue colgado. Los altares se repiten y la historia de la devoción por el santo pagano crece año a año, alcanzando uno de los máximos lugares en el ranking de las figuras de adoración popular.

Cada 8 de enero se celebra al Gauchito en una fiesta multitudinaria en la ciudad de Mercedes, Corrientes. Estas fiestas tienen su correlato en cada oratorio, y el de Funes es uno de los más conocidos por los fieles de la región.