Viernes, 27 de Septiembre 2024
Jueves, 05 de Enero del 2017

A los 82 años, tomó la primera comunión

<p>Elsa vive hace 8 meses en un hogar de ancianos de la ciudad y "como siempre fue una persona de fe", decidió tomar el sacramento rodeada de sus afectos.</p>

Vanesa Fresno - InfoFunes

Elsa Colletto tiene 82 años y vive hace 8 meses en el Hogar de Ancianos de Funes. Desde que llegó al hogar por unos meses luego de una cirugía, ella hizo amigas y armó su propia rutina dentro de su nueva casa, y una de las actividades cotidianas son las misas a cargo del cura de la parroquia Nuestra Señora del Carmen.

En uno de los encuentros con Raúl Valenti, el diácono que da la palabra en el hogar, Elsa le contó que tenía ganas de tomar su primera comunión para poder comulgar cuando él y el padre Alberto visitan el hogar.

Los preparativos comenzaron de inmediato, un par de encuentros de catequesis, diálogos grupales y a solas, y el momento de la primera confesión dieron lugar al día esperado por Elsa: “Me sentí tan feliz”, cuenta sobre la mañana del 23 de diciembre, cuando la abuela fue la protagonista de la misa de fin de año.

Los 44 ancianos del hogar, sus familiares y los trabajadores del Hogar de Ancianos estuvieron presentes el día en que Elsa tomó su primera comunión. Su nuera y una amiga estuvieron también ese día acompañando su decisión.

“Soy y fui siempre una persona de fe, religiosa, pero crecí en un pueblo chiquito en el que no pude de chica hacer cursos de catequesis”, cuenta Elsa sobre su infancia en Alvear, donde vivió hasta los 22 años. “Para mí fue muy lindo poder comulgar, aunque sea ya de grande”.

Gabriela Alcaraz, a cargo del Hogar de Ancianos de Funes, contó que la noticia de su primera comunión fue un acontecimiento no sólo para el hogar sino para las parroquias de la ciudad. “A último momento al parecer el padre se descompuso, inmediatamente se pusieron otros a disposición para que Elsa no pierda la oportunidad de tomar su primera comunión”. Finalmente el padre Alberto pudo dar la misa, pero todos quisieron estar acompañando de algún modo.

“Está contenta, claro que estuvimos con ella”, contaron dos amigas de la abuela. Sara y Susana comparten sus jornadas con Elsa en los espacios comunes del hogar. Las dos la apoyaron y felicitaron luego de haberse animado a contarle al cura que “ella no podía comulgar, pero quería”. Elsa espera contenta volver a su casa de Rosario, una vez rehabilitada y con deseos de seguir yendo a misa.