Viernes, 27 de Septiembre 2024
Lunes, 12 de Diciembre del 2016

El funense Santino, campeón sudamericano de Powerchair

<p>Tiene 18 años, es fanático de Central y el Barça, e integra la selección argentina de una actividad practicada con sillas de rueda motorizadas.</p>

Santino Ombrella vive en Funes y es flamante campeón sudamericano. Se destaca jugando al Powerchair y  a sus 18 años no se detiene ya que sus expectativas se proyectan al mundial del año próximo. Las victorias ante Uruguay y Brasil consagraron a la selección nacional el pasado domingo. El éxito pudo resarcir el trago amargo del día anterior cuando el equipo rosarino al que también representa, conocido como “Las Máquinas Guerreras”, había quedado relegado al tercer puesto continental. Estas competencias son un termómetro que permiten hacer un balance favorable acerca del crecimiento de  este deporte.

 

El powerchair es una actividad practicada con sillas de rueda motorizadas. Tiene facetas que lo asemejan al fútbol de salón. Se juega con cuatro jugadores por equipo, de los cuales uno es arquero. Los arcos son un poco más amplios y se juega con una pelota dos veces más grande que la de fútbol tradicional (número diez). El objetivo es doblegar al equipo adversario haciendo más goles. Para lograrlo, es necesario un gran control sobre la silla que es la que impacta la pelota. Las destrezas pasan por tener buena sensibilidad para transportarla con sutiles toques o hacer un cálculo preciso para golpearla de lleno a partir de un movimiento lateral, todo dirigido desde la palanca de la silla. Entre las reglas específicas, la más importante –y que genera los mayores altercados- es que no se pueden generar situaciones de juego en las que un atacante sea marcado por dos defensores.

 

La disciplina nació en Francia a finales de los setenta y desde ese momento no ha parado de expandirse. Allí se profesionalizó y hoy cuenta con centenares de jugadores en tres divisiones distintas. Pero para nuestro país es una novedad. Unos ocho años atrás, durante un congreso en Estados Unidos convocado para tratar la problemática atinente a la atrofia muscular espinal, las familias argentinas que viajaron se toparon con un stand en el que se estaba desarrollando la actividad. Quedaron impactados y se prometieron traerlo. Es importante señalar que hasta ese momento no existía un deporte que se pudiera jugar con sillas a motor, es decir para personas con capacidades disminuidas en su tronco superior. En 2012 finalmente se creó la Fundación de Powerchair Argentina y se organizaron las cuatro sedes con que cuenta la actividad hoy: Mar del Plata, Buenos Aires, Córdoba y Rosario. “Las Máquinas Guerreras” son el representante local.

 

Santino, fanático del “canalla” y el Barça, se sintió atraído por este deporte tan parecido al otro del que todos hablan y desde aquel momento se apasionó. Lo practica semanalmente y con otros tres compañeros del equipo se lucen tanto en los nacionales que se han ganado un lugar en el seleccionado argentino. Los beneficios de practicarlo se notan a todas luces. El compañerismo, la solidaridad, el esfuerzo conjunto, el espíritu competitivo son valores loables que incluso se transmiten hacia afuera. Las tribunas lo viven tan intensamente como en cualquier otra disputa deportiva.

 

No obstante, no es fácil retener a todos aquellos que lo prueban. Pese a generar buenas sensaciones, atravesar los dos primeros meses es todo un reto. Las sillas son caras (hay que agregarle un accesorio para competir, por lo tanto mandarlas a pedir a Estados Unidos), adaptarse al juego no es fácil, los padres no siempre pueden complementar la actividad. Un Estado presente es fundamental para dar contención a estas vicisitudes.

 

A pesar de ello, el crecimiento de la actividad es notable. Será cuestión de tiempo para que se sumen más equipos a la competencia rosarina que, desde ya, contará con al menos cuatro campeones sudamericanos. Uno de ellos es Santino y es vecino de Funes.