Viernes, 27 de Septiembre 2024
Miércoles, 28 de Septiembre del 2016

Un ejercicio serio: se llevó a cabo el simulacro de accidente aéreo

<p>Luego de toda una mañana de organizaciones, a las doce del mediodía comenzó el ejercicio en Av Illia y Los Paraísos. Participaron Bomberos, COE, GUM, Defensa Civil, Policía, Gendarmería, un helicóptero sanitario y hasta un avión hidrante.</p>

Apenas minutos después de las doce del mediodía se empezó a escuchar la primer sirena. Los estudiantes del profesorado de educación física, con un chocante maquillaje, ya estaban ubicados en sus posiciones en el medio de una marea de fierros oxidados, un viejo fuselaje de un avión ya destruido, montañas de tierra y un fuego que se hacìa cada vez más grande. La primer dotación en llegar fue la de los bomberos del aeropuerto, (los primeros en ser avisados). Luego empezaron a llegar: ambulancias, bomberos voluntarios de Funes, Roldán y Rosario, bomberos zapadores, GUM rosarina, COE funense, Policía provincial, PSA, Gendarmería, Tránsito funense, un avión hidrante y un helicóptero sanitario.

Es la primera vez que se elige una hipótesis que contempla un accidente fuera del predio del aeropuerto. ¿Cómo era? Con un aeropuerto cerrado y un alerta meteorológico, un avión decidía despegar sin avisarle a la torre de control. En pleno ascenso, rumbo al sur, algo lo hacía caer sobre Av Illia y los Paraísos. En su caída, chocaba un colectivo, y este dos autos. Al estar con sus tanques llenos de combustible, se provocaba un incendio de gran magnitud. ¿Cuándo se notificaba el accidente? Cuando desde la torre de control se veía la columna de humo. A partir de allí, se activaba el protocolo. 

En el lugar, se formó un comando de operaciones de emergencia con representantes del aeropuerto, de defensa civil, de bomberos, de salud y del centro cooperativo de rescate y emergencias portuarias de Puerto San Martín, que tomó el control de la situación y tuvo a su disposición todos los medios para controlar el desastre. Bomberos se abocaron a apagar el incendio y rescatar a los “accidentados”, Zapadores se encargaron de los atrapados en los autos (un pobre Fiat 147 Super Europa terminó descabezado). Al costado, desde una camioneta de logística perteneciente al SIES, se bajaban camillas y se organizaba el sistema triage para atender a los heridos, es decir, clasificarlos de acuerdo a su estado en colores: rojo (necesita atención inmediata), amarillo (situación de urgencia con riesgo vital), verde (lesiones leves, puede caminar) y negro (chances de recuperación nulas).

“El desafío del ejercicio de hoy era organizar las áreas. Se pueden tener muy buenos equipos pero sin organización no se hace nada. Eso es lo que se buscó que funcione y funcionó bien”, explicó Raúl Rainone, director de Defensa Civil Rosario. Como este era el objetivo del simulacro, y porque ya se conocen y están cronometrados de simulacros anteriores, poca importancia se le dio a los tiempos de llegada y de traslado de heridos. El foco del simulacro fue corregir los errores que se pueden presentar en cuanto a la organización dentro del campo del hecho, errores que, si se dan en un accidente real, pueden costar vidas.

Ya con bomberos, médicos y rescatistas en escena, el motor de un avión hidrante se empezó a escuchar. El Air Tractor AT-502, con su tanque de dos mil litros repleto de agua, comenzó a hacer virajes sobre los presentes, esperando la indicación para actuar desde el aire. Recibido el ok, tres pasadas casi al ras del suelo que le cortaron la respiración a más de uno fueron necesarias para vaciar el tanque y que el fuego ya no sea problema. 

En el mismo momento, y siete minutos después de la activación por parte del comando de operaciones, aterrizaba un helicóptero sanitario perteneciente al Centro Cooperativo de Rescate y Emergencias Portuarias de Puerto Gral San Martín. El Enstrom 480B perteneciente al CCREP hizo dos viajes llevando a los heridos más críticos al hospital Eva Perón de Granadero Baigorria. Los que sorprendieron y  brillaron por su ausencia fueron los helicópteros propiedad de la provincia de Santa Fe y de la policía provincial.

Pero, en el medio del serio ejercicio, hubo algunas risas y chistes. “¡Pesadito, eh!” dijo un bombero al levantar, junto a otro, a uno de los “fallecidos”, que tuvo que reprimir una risa. “A ver si una médica rubia me da respiración boca a boca”, soñaba otro antes de que comience el simulacro. Al final, los chicos del Instituto General San Martín tuvieron su foto de rigor, con maquillaje de heridos pero con una sonrisa en sus rostros. 

Casi una hora después del arribo de la primer autobomba, el simulacro ya parecía terminado, casi sin errores. “Vimos algunas cosas finas que las vemos nosotros porque estamos entrenados. Esto no fue una demostración, es para ver defectos e ir corrigiendolos”, concluyó Rainone, con la satisfacción del deber cumplido colándose por su voz.